MSF pide que se amplíe el seguimiento de la ‘carga viral’ para mejorar el tratamiento

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El Fondo Mundial y PEPFAR deben conseguir mejores precios para las pruebas de medición de la carga viral.

El Fondo Mundial y PEPFAR deben conseguir mejores precios para las pruebas de medición de la carga viral.

En la Conferencia Internacional sobre Sida y ETS en África (ICASA, por sus siglas en inglés) celebrada esta semana en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, MSF alertó sobre las ventajas que supone hacer un seguimiento de la carga viral en personas sometidas a terapia antirretroviral para mejorar los resultados del tratamiento y sobre estrategias para reducir los costes. El Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y el Plan Presidencial de Emergencia de Respuesta al Sida (PEPFAR) de Estados Unidos, los dos grandes financiadores del tratamiento del VIH a nivel mundial, deben actuar ahora y negociar bajadas drásticas de precios para las pruebas de la medición de la carga viral.

“Aunque las ventajas de realizar pruebas para medir la carga viral son obvias y es la mejor opción para evaluar la evolución de un tratamiento, casi no están disponibles en los países en desarrollo por el elevado coste”, declara el Dr. Gilles van Cutsem, coordinador médico de MSF en Sudáfrica. “Hay que reducir los precios para que los países puedan ampliar el seguimiento, lo que, según estudios recientes, es posible.”

Una prueba de medición de carga viral al año

Las últimas guías de tratamiento del VIH de la Organización Mundial de la Salud recomiendan a que las personas seropositivas se sometan a una prueba de medición de su carga viral una vez al año para asegurar que su tratamiento funciona e identificar a aquellas personas que no responden a la terapia y deben por tanto cambiar su medicación, o que necesitan un apoyo adicional para adherirse a su terapia y ponerse al día.

Las pruebas de monitoreo de la carga viral son mucho más precisas a la hora de detectar problemas que las pruebas de recuento de linfocitos CD4, que se suelen utilizar hoy, y pueden evitar también cambiar a las personas afectadas a una medicación de segunda línea mucho más cara. Lo ideal es que las pruebas de la carga viral confirmen si el nivel de VIH en la sangre de una persona es “indetectable”, lo que significa que los medicamentos antirretrovirales han conseguido contener el virus al máximo y las probabilidades de transmisión del VIH son mínimas.

Un estudio realizado por MSF en 2012 en 23 países con recursos limitados reveló que, aunque prácticamente todos los países incluían el monitoreo de la carga viral en sus guías de tratamiento, sólo cuatro de ellos disponían de las pruebas para hacerlo posible.

En la conferencia ICASA, MSF presentó los resultados de la primera prueba de carga viral realizada en adultos sometidos a la terapia antiretroviral en tres países africanos: Kenia, Malaui y Zimbabue. MSF encontró que entre las personas sospechosas de no responder a su tratamiento basándose solamente en signos clínicos o criterios inmunológicos (pruebas de recuento de linfocitos CD4), únicamente un 30% tenían una carga viral elevada, lo que indicaba un problema. Esto significa que al 70% restante se les habría cambiado innecesariamente a un tratamiento de segunda línea si la medición de carga viral no se hubiese utilizado.

Es posible reducir costes

Otros estudios demostraron que los costes de las pruebas de la carga viral pueden reducirse todavía más.

El estudio de MSF revela que el coste de reactivos y consumibles, materiales necesarios para efectuar la prueba de la carga viral, representa hasta un 75% del coste total de dicha prueba (que incluye equipamiento, transporte, recursos humanos, etc.). Los precios que se pagan por los reactivos y consumibles oscilan mucho entre los varios países africanos con una carga elevada de VIH, de 11 dólares a 55 por prueba. PEPFAR y el Fondo Mundial deberían hacer compras conjuntas para negociar precios más bajos con las compañías. Otros datos muestran que el coste estimado de fabricar reactivos es de entre 1,61 dólares a 4,50 para las tres pruebas más utilizadas en África, suministradas por Roche, Abbott y bioMérieux. Teniendo en cuenta el coste real de los reactivos y consumibles, cuando se efectúan compras conjuntas, su precio podría reducirse a 7 dólares por prueba.

“Si queremos cerrar la brecha entre países ricos y pobres en lo que se refiere a asegurar que el tratamiento del VIH funcione, debe reducirse de forma drástica el precio de las pruebas para medir la carga viral”, afirma Sharonann Lynch, referente de políticas para la Campaña de Acceso a Medicamentos de MSF. “Las grandes agencias que pagan por tratamientos del VIH a nivel mundial, el Fondo Mundial y PEPFAR, tienen que despertar y ver el potencial que tienen a la hora de hacer presión para conseguir reducir los precios de las pruebas de medición de la carga viral y ponerlas al alcance de los países afectados por la epidemia”.

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