MSF se prepara ante una crisis nutricional en el sur de Níger y el noroeste de Nigeria

Ante una afluencia inusualmente elevada de niñas y niños con desnutrición en las estructuras de salud apoyadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) en Madarounfa, en la región de Maradi, en Níger, desde Médicos Sin Fronteras nos estamos movilizando para ampliar nuestras actividades médico-nutricionales en el lugar, así como en el estado de Katsina al otro lado de la frontera, en Nigeria, para hacer frente al período de escasez de alimentos y al pico estacional de malaria, que probablemente serán devastadores este año.

Ante una afluencia inusualmente elevada de niñas y niños con desnutrición en las estructuras de salud apoyadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) en Madarounfa, en la región de Maradi, en Níger, desde Médicos Sin Fronteras nos estamos movilizando para ampliar nuestras actividades médico-nutricionales en el lugar, así como en el estado de Katsina al otro lado de la frontera, en Nigeria, para hacer frente al período de escasez de alimentos y al pico estacional de malaria, que probablemente serán devastadores este año.
 
 
El número de niñas y niños con desnutrición severa tratados desde principios de 2021 en Maradi por el Ministerio de Salud de Níger y los equipos de MSF en los centros de salud de Dan Issa, Madarounfa, Safo, Gabi y N'Yelwa ha aumentado en un 34% en comparación con las cifras del mismo período el año pasado, mientras que el número de pacientes que ingresaron en estado crítico en el hospital de Madarounfa aumentó en un 46%. "Esta situación es más que preocupante porque estamos al principio de los meses que suelen ser los más difíciles para las niñas y niños pequeños de la región. De julio a octubre, las reservas de alimentos se agotan a la espera de la próxima cosecha y las lluvias fomentan una alta transmisión de la malaria. Parece que se avecina una gran crisis nutricional y alimentaria, por lo que la prioridad ahora es prepararnos lo más que se pueda", dice Issiaka Abdou, gestor de operaciones de MSF en África Occidental.
 
Con este fin, en asociación con las autoridades sanitarias, MSF nos estamos preparando para iniciar nuevas actividades de atención pediátrica y nutricional en nueve centros de salud en los distritos de Guidam Roumdji y Aguié en la región de Maradi. En el distrito de Madarounfa, donde cada año los esfuerzos conjuntos de MSF y el Ministerio de Salud de Níger duplican la capacidad de hospitalización para niñas y niños y fortalecen la prevención y el tratamiento de enfermedades infantiles durante el pico estacional de desnutrición y malaria, los equipos de MSF apoyarán en cinco centros de salud adicionales. La asociación se está movilizando para preparar grandes existencias de contingencia de alimentos terapéuticos listos para usar e insumos contra la malaria para hacer frente a los problemas recurrentes de suministro de los centros de salud.
 
"En Madarounfa, vemos cada vez más familias que viven en ciudades vecinas de Nigeria que están recurriendo al sistema de salud nigeriano para salvar a sus hijos e hijas de la desnutrición aguda y complicaciones relacionadas, debido a la falta de atención médica y nutricional efectiva, gratuita y disponible cerca de sus hogares", explica Issiaka Abdou. Con un tratamiento a menudo largo y caótico, estos pacientes jóvenes nigerianos generalmente se debilitan extremadamente una vez que llegan a Níger: ahora representan más de la mitad de los ingresos en el departamento de nutrición del hospital apoyado por MSF en Madarounfa. El número de niñas y niños con desnutrición procedentes de Nigeria tratados en los centros de salud apoyados por MSF en Madarounfa ha aumentado alrededor del 90% este año, lo que refleja la situación extremadamente preocupante en el noroeste de Nigeria. Por lo tanto, MSF también está trabajando con las autoridades del vecino estado de Katsina en Nigeria, para evaluar las necesidades más urgentes y preparar e implementar rápidamente una respuesta médico-nutricional de emergencia para las poblaciones más amenazadas por la crisis.
 
Entre otros factores, los efectos colaterales de la pandemia por COVID-19 han exacerbado las causas estructurales de la inseguridad alimentaria y las crisis nutricionales recurrentes en la región. Los precios de los alimentos se están disparando, como el mijo y otros cereales han aumentado más del 25%, ya que alcanzan o superan los niveles generalmente alcanzados en el corazón de la brecha alimentaria, mientras que los fondos asignados a la nutrición y las actividades pediátricas están cayendo en picada. Por ejemplo, el presupuesto asignado por ECHO, la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO, por sus siglas en inglés), para abordar la desnutrición en Níger ha descendido de más de 24 millones de euros en 2015 a aproximadamente 6 millones de euros en 2021.
 
 
Las excepcionales inundaciones del año pasado también contribuyeron a niveles muy altos de transmisión de malaria, y las autoridades sanitarias de Nigeria están notificando un 35% más de casos de malaria en el país que en años anteriores, lo que mantiene el círculo vicioso entre las enfermedades infantiles y la desnutrición. Las niñas y niños con malaria tienen más probabilidades de sufrir desnutrición grave y, a la inversa, el sistema inmunológico debilitado de las niñas y niños con desnutrición les hace particularmente vulnerables a la malaria y otras enfermedades.
 
En Nigeria, el aumento de la inseguridad, en particular por los grupos delictivos, ha contribuido al deterioro de las condiciones de vida de los habitantes del estado de Katsina, reduciendo su acceso a las actividades agrícolas y a los servicios básicos y obligando a muchas personas a huir de sus hogares. Más de 120,000 personas se encuentran actualmente desplazadas internamente en el estado de Katsina, mientras que la región de Maradi en Níger alberga a 77,000 personas refugiadas que han huido de la violencia actual en los estados de Katsina, Sokoto y Zamfara en el noroeste de Nigeria. Según una evaluación reciente del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y las autoridades, el estado de Katsina tiene el mayor número de personas con inseguridad alimentaria, un millón, en el noroeste de Nigeria.
 
“Se ha logrado un progreso significativo en Níger en la lucha contra la desnutrición y la mortalidad infantil”, dijo Issiaka Abdou, “y es esencial que el Estado y sus socios técnicos y financieros garanticen que el sistema de salud tenga los medios para hacer frente a la magnitud del pico estacional que se espera sea particularmente alto este año. En las zonas del norte de Nigeria, en Katsina, la prevención y el tratamiento de la desnutrición sigue siendo en gran medida insuficiente y se necesitan más agentes humanitarios para desplegar servicios médico-nutricionales de emergencia en apoyo de las autoridades sanitarias en zonas donde el personal médico todavía puede trabajar”.
 
 
 
Médicos Sin Fronteras es una organización internacional médico-humanitaria que brinda asistencia a poblaciones cuya vida o salud se ven amenazadas, particularmente durante conflictos, epidemias y desastres naturales. La primera intervención de MSF en Níger fue en 1985 y actualmente contamos con proyectos en cinco regiones del país en apoyo del Ministerio de Salud Pública (en Maradi, Zinder, Diffa, Agadez, Tillabéry). Nuestras actividades incluyen mejorar la salud de mujeres, niñas y niños menores de cinco años, brindar servicios médico-nutricionales, ayudar a las poblaciones desplazadas y víctimas de la violencia, y participar en la vacunación contra el sarampión y meningitis; y la respuesta a las epidemias.
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