Níger: romper el círculo desnutrición-malaria

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, MSF quiere llamar la atención sobre la situación que viven miles de niños menores de cinco años en Níger.

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, MSF quiere llamar la atención sobre la situación que viven miles de niños menores de cinco años en Níger.

Zaha Haruna vive una aldea llamada Nakoni, en el distrito de Madaoua, en el sur de Níger. Tiene cuatro hijos, tres hijas y 20 nietos. Durante una semana Zaha ha estado con su nieta Aichatou Tassiou, de 24 meses, en el hospital del distrito de Madaoua. La pequeña sufría desnutrición y malaria. Ahora, ya en casa, la niña seguirá el tratamiento para la desnutrición de forma ambulatoria. Como Aichatou, miles de niños tienen que hacer frente cada año a la desnutrición y a la malaria en Níger.

La desnutrición es endémica en el país y en 2012 se trató a más 368.000 niños con desnutrición aguda severa; la malaria es la principal causa de muerte en menores de cinco años. Ambas enfermedades coinciden durante el mismo periodo del año –entre los meses de julio a octubre– cuando las familias se enfrentan a la escasez de alimentos en plena estación de lluvias, momento en el que proliferan los mosquitos que transmiten la malaria. La combinación es letal: los niños desnutridos tienen el sistema inmunológico muy debilitado y son menos capaces de combatir enfermedades como la malaria, la diarrea y las infecciones respiratorias; y los niños que padecen estas enfermedades también tienen más probabilidades de padecer desnutrición.
En los hospitales donde trabaja MSF en Níger, las admisiones de niños en el programa nutricional aumentan exponencialmente durante este periodo del año. El hospital del distrito de Madaoua tiene capacidad para 150 niños, pero en las últimas semanas acoge a unos 300; más de la mitad de los pequeños ingresados padecen malaria.

Para frenar el impacto que la desnutrición y la malaria tienen en los niños más pequeños, MSF ha implementado nuevas estrategias en el país. En primer lugar, ha reforzado el trabajo a nivel comunitario (PECADOM, del francés Prise En Charge A Domicile o Atención a Domicilio) con “agentes de malaria” que diagnostican y tratan la malaria simple para evitar complicaciones, y que también examinan el estado nutricional y la cobertura de vacunación del niño.

“He tenido la oportunidad de ir a los pueblos donde hay ‘agentes de la malaria’ y ver como las mamás van con sus niños. La ventaja de este programa es que en esos pueblos, las mamás tienen un gran problema porque se tienen que ocupar de los niños, y de la alimentación de toda la familia que es el campo. El PECADOM da la solución: al tiempo que la mamá se preocupa de ir al campo, hay alguien en su pueblo que puede atender a su hijo. Así, ella irá a ver al ‘agente de malaria’ que atenderá al niño rápidamente y le da tiempo también de ocuparse de las actividades del campo”, explica Tharcisse Synga Ngundu, responsable médico de MSF en Madaoua.

Por otro lado, conjuntamente con el Ministerio de Salud de Níger, MSF ha distribuido un nuevo tratamiento preventivo contra la malaria a más de 184.000 niños nigerinos. Esta nueva estrategia –recomendada por la Organización Mundial de la Salud desde el año pasado y que ya ha tenido muy buenos resultados en otros países– consiste en administrar un tratamiento antipalúdico a los niños de entre tres meses y cinco años cada mes de julio a octubre, la época de mayor transmisión de la enfermedad.

Compartir