Níger: Trabajando con las comunidades durante una pandemia

COVID 19 response in Niger

La Dra. Ann W. Mumina es coordinadora médica de MSF en Níger. En esta entrevista, explica la importancia de trabajar con las comunidades para fortalecer nuestra respuesta a la pandemia de COVID-19.

La Dra. Ann W. Mumina es coordinadora médica de MSF en Níger. En esta entrevista, explica la importancia de trabajar con las comunidades para fortalecer nuestra respuesta a la pandemia de COVID-19.

¿Cuál es la situación actual en Níger con la pandemia de COVID-19 y cuáles son sus preocupaciones?

Cinco semanas después de que se informara sobre el primer caso de coronavirus en Niamey, la capital de Níger, hoy tiene cerca de 750 personas registradas como positivas de COVID-19 (al 3 de mayo de 2020). Treinta y seis han muerto. Aunque Niamey es ahora el epicentro de la enfermedad en el país, esto no ha impedido que la pandemia se propague hacia otras regiones.

En tal situación, nos enfrentamos a varios desafíos, además la dificultad para acceder al equipo de protección individual, como en cualquier otro lugar del mundo.

El primer desafío es la sospecha de la gente sobre la existencia de esta enfermedad. Hay muchos rumores y especulaciones sobre COVID-19 y tenemos que ser muy transparentes sobre los datos y las medidas que se toman.

 

El segundo desafío es más específico para Niamey, donde ahora se concentran la mayoría de los casos. Terminamos la construcción de un centro de tratamiento para pacientes con COVID-19, en apoyo a las autoridades de Níger, pero en MSF también apoyamos al Ministerio de Salud, a través del centro de llamadas 24/7 de SAMU, al igual que con equipos móviles en cinco comunas en Niamey.

El objetivo es mejorar la identificación y el seguimiento de los pacientes confirmados con COVID-19. Pero aquí nuevamente, para llamar a este número, es esencial que las personas estén informadas y tengan confianza en la respuesta dada por equipos médicos experimentados.

Otro desafío importante está relacionado con el próximo pico de desnutrición y malaria que se espera comience en junio, como ocurre cada año. Una preocupación importante es que toda la energía enfocada en la respuesta a la COVID-19 retrasará la implementación de actividades en áreas que están particularmente afectadas por la mortalidad infantil.

Y volviendo a la confianza de las personas, también es importante que las madres no tengan miedo de buscar ayuda cuando sus hijos presentan síntomas distintos a los del nuevo coronavirus. De lo contrario, corremos el riesgo de perder muchos pacientes, lo que podría ser catastrófico en la región.

 

Además, en áreas afectadas por la violencia y el desplazamiento, como en la región de Diffa, en la frontera con Nigeria, o en Tillabéry, en el área de tres fronteras, nos preocupa la forma en que la COVID-19 podría afectar a los grupos más vulnerables. Por ejemplo, los desplazados internos que viven en campos y que tienen dificultades para acceder a la atención médica.

 

Los rumores y la información errónea parecen ocupar más espacio cuando se trata de COVID-19 ¿Qué se puede hacer al respecto?

Hoy es realmente esencial estar cerca de las comunidades, para que sean una parte activa de la respuesta, para que se apropien y transmitan los diversos mensajes de prevención, especialmente en este contexto de desinformación.

Para esto, podemos aprovechar nuestra experiencia en la región de Zinder, donde hemos desarrollado un gran programa comunitario para reducir la mortalidad infantil. Desde hace varios años, MSF, en colaboración con el Ministerio de Salud, ha estado trabajando con las comunidades de dos formas para abordar los problemas de desnutrición y las enfermedades infantiles.

El primero es parte de nuestra estrategia integrada de gestión de enfermedades a nivel comunitario en la zona de Magaria. Capacitamos a trabajadores de salud comunitarios, de los pueblos, identificados por la comunidad, para que estas personas puedan atender rápidamente los casos simples y derivar los casos más complicados a un centro de salud. Si los pacientes son atendidos rápidamente, se evita que sus síntomas empeoren y así se asegura una recuperación más rápida y, por lo tanto, una disminución en el número de muertes.

La segunda parte tiene que ver con nuestras actividades de promoción de la salud. Aquí, también capacitamos a las personas de la comunidad para crear conciencia de manera proactiva sobre los problemas relacionados con la salud. El objetivo es alentar a las personas a adoptar buenas prácticas para evitar riesgos de enfermedades.

Hemos adaptado estas actividades para apoyar la respuesta a la COVID-19 y hemos organizado capacitaciones sobre los detalles específicos de esta enfermedad para las personas que conforman nuestra red de prevención comunitaria. Todavía en Magaria, hemos equipado 19 centros de salud con puntos de agua y estaciones de lavado de manos. Docenas de otros centros en las regiones de Diffa, Agadez y Maradi también fueron equipados.

En Niamey, donde estamos iniciando actividades en el centro de tratamiento para casos de COVID-19, más de 170 personas han sido reclutadas y capacitadas para tratar a pacientes, entre ellas 20 personas estarán a cargo de la promoción de la salud. Estos agentes acompañarán a los pacientes durante su atención, les informarán sobre la enfermedad y las medidas preventivas que deben adoptar, y tratarán de tranquilizar a los pacientes y sus familias para contrarrestar una cierta sensación palpable de pánico entre algunos.

 

El Ramadán comenzó hace unos días, ¿qué impacto podría tener en la propagación del virus?

Es necesario que todos nosotros, los cuidadores, los líderes tradicionales y religiosos, nos comuniquemos con las personas para explicar los problemas, especialmente las medidas para prevenir la propagación de la enfermedad, a fin de aliviar las posibles tensiones que puedan surgir. Para hacerlo, el diálogo es esencial con ciertas personas clave como los Imanes o guías religiosos.

Para algunas personas, también existe la preocupación de que el ayuno pueda debilitar el sistema inmunitario, lo que puede conducir a un riesgo de desarrollar formas más graves de coronavirus. Durante este período, tendremos que estar particularmente atentos a las personas más vulnerables.

 

A principios de mayo, MSF abrirá un centro de tratamiento de 50 a 100 camas en el Hospital Nacional Lamordé en Niamey para pacientes con COVID-19. Apoyamos el centro de llamadas del servicio médico de emergencia, las 24 horas del día, los siete días de la semana; y los equipos de respuesta en cinco comunas de la ciudad para reforzar la capacidad de respuesta del Ministerio de Salud. En nuestros proyectos regulares, los equipos de MSF están trabajando en la preparación de la respuesta a la pandemia de COVID-19 en las regiones de Zinder (Zinder y Magaria), Maradi (Maradi y Madarounfa), Agadez y Diffa.

Estamos adaptando e implementando las acciones de triaje, salas de aislamiento, medidas de prevención y control de infecciones; así como las actividades de promoción de la salud en los establecimientos médicos que apoyamos (hospitales, centros de salud y unidades de salud) y haciendo derivaciones de áreas remotas en estructuras de salud. También tenemos actividades para combatir la COVID-19 en lugares donde ofrecemos atención preventiva descentralizada. En algunas regiones, apoyamos al Ministerio de Salud Pública en el transporte de muestras.

 

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