“No tuvimos tiempo de enterrarlos” 

Uno de nuestros compañeros que vive en el campo de personas refugiadas de Al-Nuseirat, Gaza, recuerda el horrible día en el que perdió a muchos de sus amigos y vecinos.

Ataque al campo de refugiados de Al-Nuseirat, en la zona central de Gaza.
Imagen del campo de refugiados de Al-Nuseirat, en la zona central de Gaza, durante los bombardeos israelíes del sábado 8 de junio de 2024. © MSF

 El sábado 8 de junio de 2024 por la mañana, las fuerzas israelíes bombardearon intensamente la zona central de la Franja de Gaza, incluyendo el campo de personas refugiadas de Al-Nuseirat.   

Según las autoridades sanitarias locales, estos mortíferos ataques israelíes asesinaron al menos a 270 palestinos y dejaron a unos 700 heridos. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF), junto con el personal médico de los hospitales de Al-Aqsa y Nasser, atendieron a cientos de pacientes con heridas graves, la mayoría eran mujeres, niñas y niños. 

Uno de nuestros compañeros, que trabaja como médico con MSF desde 2013 y vive en el campo de personas refugiadas de Al-Nuseirat, recuerda ese horrible y traumatizante día en el que perdió a muchos de sus amigos y vecinos. 

Ataque al hospitalAl-Aqsa en Gaza
MSF junto con el personal médico de los hospitales de Al-Aqsa y Nasser, atendieron a pacientes con heridas graves. La mayoría eran mujeres, niñas y niños. © Karin Huster/MSF

 

“El día de los ataques viví tres horas de verdadero terror y miedo. Durante una hora interminable no supe dónde estaba mi hijo mayor. Fue al mercado y en pocos minutos todo era un caos. Los minutos parecían horas.  

Se oían misiles y explosiones por todas partes. No sabíamos qué estaba pasando. Todo el mundo gritaba y corría en todas direcciones. Se oían las sirenas de las ambulancias. Parecía el fin del mundo.  

Me levanté para ver si mi hijo había regresado y me di cuenta de que había dejado el teléfono en casa. Salí a la calle gritando: “¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está mi hijo?”. Mi familia intentó hacerme volver a casa. Grité tanto que me quedé sin voz.  

Una hora más tarde, mi hijo llegó a casa. La expresión de miedo y terror en su rostro… nunca la había visto en un ser humano. Apenas podía hablar. Dijo: “¡Papá, han volado en pedazos a la gente! Niños, mujeres… ¿Por qué es así, papá?”.  

Lo abracé y lloré sin parar. Por primera vez, me sentí débil. 

Después, fui a la clínica Al-Awda, en Deir al Balah, que está a pocos metros de mi casa. Vi decenas y decenas de personas tendidas en el suelo. Algunas estaban muertas, otras heridas. Una ambulancia llegó con tres personas que habían muerto y otras cuatro que estaban heridas. Mis ojos estaban llenos de lágrimas. 

Uno de mis colegas me llamó. Su hermano había sido alcanzado por una metralla en la espalda. Me dijo que estaba vomitando sangre. Me preguntaba qué debía hacer. Pero ¿qué podía hacer yo? No había ninguna ambulancia disponible. Le dije que se atara un trozo de tela alrededor de la herida para presionarla y que rezara por él para que siguiera vivo. 

Ataque al campo de refugiados de Al-Nuseirat, en la zona central de Gaza.
Imagen del campo de refugiados de Al-Nuseirat, en la zona central de Gaza, durante los bombardeos israelíes del sábado 8 de junio de 2024. © MSF

 

Docenas de personas murieron. No tuvimos tiempo de enterrarlas

Muchos eran mis vecinos, amigos o familiares. Hombres, mujeres, niñas y niños. Raneem, que era la hija de uno de mis amigos cercanos, y su padre, fueron asesinados. Ella se estaba preparando para estudiar medicina en Egipto. La última vez que la vi, me sonrió y me preguntó: ‘Tío, ¿MSF me contratará cuando termine mis estudios?’. 

Mahmoud también era un gran joven. Solía ​​ayudarme mucho en el jardín con la siembra y el cultivo. El día antes de que lo mataran, recogió la leña delante de la casa y encendió un fuego para cocinar fideos para sus hijos. Me dijo: “Sabes, ahora hago fideos mejores que Maqluba [un famoso plato palestino]”. Mahmoud también fue asesinado el sábado. 

Rami era un simple pescador. El día antes del ataque me dijo: “Prepárate, volveremos a nadar en el mar cuando termine la guerra”. Rami también fue asesinado. 

La lista es demasiado larga… y nunca volveré a ver a ninguno de ellos”. 

Compartir