Nueva escalada de violencia en la provincia congoleña de Kivu Norte

Pese a la creciente complejidad de una ya inestable situación en Kivu Norte, al este de República Democrática del Congo, los equipos de MSF siguen prestando atención primaria y secundaria de salud a la población en hospitales, centros de salud, centros de tratamiento de cólera y clínicas móviles, además de responder a emergencias puntuales.

Pese a la creciente complejidad de una ya inestable situación en Kivu Norte, al este de República Democrática del Congo, los equipos de MSF siguen prestando atención primaria y secundaria de salud a la población en hospitales, centros de salud, centros de tratamiento de cólera y clínicas móviles, además de responder a emergencias puntuales.

La escalada del conflicto entre grupos armados en esta provincia del este de República Democrática del Congo (RDC) desde principios de abril ha provocado desplazamientos de población, heridas, traumatismos y una mayor morbilidad y mortalidad por distintas enfermedades entre las poblaciones afectadas.
“En las últimas semanas, hemos visto un aumento de casos de desnutrición, infecciones respiratorias e infecciones de transmisión sexual, además de haber atendido a más de dos docenas de heridos víctimas de los enfrentamientos”, declara Corry Kik, coordinador médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kivu Norte.
La madre de una paciente de 4 años con kwashiorkor (tipo de desnutrición caracterizado por la presencia de edemas) nos describió los efectos de la creciente inestabilidad sobre la población.

“He llegado hoy al hospital con mi hija que sufre desnutrición severa. Vivimos en una aldea a tres horas a pie de aquí. Debido a la inseguridad estas últimas semanas, ya no dormimos en casa sino en el monte o en los campos. Durante la noche, los bandidos atacan la aldea y durante el día hay enfrentamientos armados. Es difícil conseguir comida; los tiroteos nos impiden ir a los campos a cultivar la tierra”.
Otros pacientes han sido víctimas directas de la violencia armada, como Momo (nombre ficticio), que fue trasladado junto con otros cinco pacientes a uno de los hospitales donde trabaja MSF.
“Decidí abandonar mi casa y viajar a Goma para ver a mi familia y atender algunos asuntos. Me fui en un taxi con otros 20 pasajeros sobre las siete de la mañana. Diez minutos más tarde, se escucharon unos silbidos y 30 segundos después, empezaron los disparos. Me alcanzaron dos balas, una en la pierna derecha y otra en la izquierda. Los cuatro hombres enmascarados ni siquiera intentaron detener el vehículo antes de disparar. Mi mayor deseo es que esta guerra termine y que las personas hablen las unas con las otras y resuelvan sus conflictos, porque es la población quien sufre las consecuencias de los enfrentamientos”.
A pesar de los retos logísticos que supone el traslado de pacientes, personal y suministros, la mayoría de los equipos de MSF permanecen en el terreno, ofreciendo atención sanitaria a la población y donando material a los centros de salud que así lo necesitan.
“Aunque el acceso a ciertas zonas y grupos de población resulta cada vez más difícil, hemos podido seguir trabajando en nuestros proyectos, conservando los recursos y el espacio necesarios para tratar a las personas más vulnerables”, afirma la coordinadora de proyectos de MSF en Kivu Norte, Christine Buesser.
El incesante conflicto en Kivu Norte supone una carga adicional para una población que ya se enfrenta a serias dificultades para acceder a atención sanitaria y tratamiento.

MSF presta atención primaria y secundaria de salud en toda la provincia de Kivu Norte, a través de cuatro hospitales de referencia en Mweso, Pinga, Masisi y Rutshuru, 12 centros de salud, cuatro puestos de salud en Kitchanga, Mweso, Pinga, Masisi y Rutshuru, varios centros de tratamiento de cólera en Goma y alrededores, y clínicas móviles. Los equipos de emergencia evalúan y responden a necesidades en otras zonas.
Tras varios incidentes de seguridad graves, en abril MSF decidió evacuar a sus equipos de Nyanzale y Butembo, y reducir su personal en Rutshuru. Sin embargo, la organización ha reanudado sus operaciones en Masisi, después de cinco meses de ausencia a causa de un ataque contra la base de MSF en el que resultó herido de consideración un miembro del equipo.

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