Personas migrantes en el corredor latinoamericano: sobrevivientes de violencia extrema y consecuencias irreversibles

Entre enero de 2024 y febrero de 2025, tratamos a cerca de 3,000 sobrevivientes de violencia sexual y brindamos más de 20,000 consultas individuales de salud mental en todos nuestros proyectos de la ruta migratoria. 

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Los equipos de MSF en Danlí, Honduras, ofrecen apoyo en salud mental, promoción de la salud y trabajo social a personas en situación de movilidad humana tras la eliminación de la posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos.
Los equipos de MSF en Danlí, Honduras, ofrecen apoyo en salud mental, promoción de la salud y trabajo social a personas en situación de movilidad humana tras la eliminación de la posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos. © Laura Aceituno/MSF
  • Personas migrantes que atraviesan el corredor latinoamericano enfrentan tortura, violencia sexual, secuestros y extorsión, con efectos devastadores en su salud mental y física.

La población migrante en el corredor latinoamericano está expuesta a múltiples formas de violencia, que van desde la tortura hasta la violencia sexual, robos, secuestros y extorsiones que tienen graves consecuencias en su salud física y mental, a veces irreversibles. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) atestiguan estos impactos en nuestros pacientes. Entre enero de 2024 y febrero de 2025, tratamos a cerca de 3,000 sobrevivientes de violencia sexual y brindamos más de 20,000 consultas individuales de salud mental en todos nuestros proyectos de la ruta migratoria. 

 

En algunos puntos de la selva del Darién, al sur de Panamá, los migrantes son transportados en piraguas o canoas con capacidad para hasta 20 personas hasta llegar a las estaciones de recepción.
En algunos puntos de la selva del Darién, al sur de Panamá, las personas migrantes son transportados en canoas con capacidad para hasta 20 personas hasta llegar a las estaciones de recepción. © Natalia Romero Peñuela/MSF

 

Muchas personas ya llevaban una pesada carga: habían huido de sus propios países debido al conflicto, la violencia o la exclusión, y luego sufrieron nuevos ataques en puntos del corredor migratorio latinoamericano como la peligrosa selva del Darién. Aunque todas las personas se encuentran en una situación compleja, los impactos son más profundos entre grupos vulnerables como mujeres, mujeres embarazadas, niñas, niños y personas de la comunidad LGBTTTI. En los últimos años hemos visto cada vez más familias encabezadas por mujeres que viajan solas o con menores de edad. 

La política migratoria restrictiva introducida por la administración estadounidense, que incluye el cese de las principales vías para solicitar asilo y la suspensión de otros programas, ha causado estrés, desorden y pánico en la población migrante y ha dejado a cientos de miles en un limbo legal y humanitario en México y otras partes de la ruta centroamericana. En enero de 2025, tras la eliminación de la principal vía para iniciar trámites de asilo en EE. UU., observamos en nuestros proyectos en México un aumento de las afecciones relacionadas con la salud mental.  

También tememos que la ausencia de mecanismos legales, dignos y seguros ponga en riesgo a personas muy vulnerables de tomar rutas aún más peligrosas y las deje a merced de las redes de trata de personas. 

Nos preocupa el endurecimiento de las políticas migratorias en EE.UU. y cómo esto podría tener un peligroso efecto dominó en otros países del corredor migratorio latinoamericano, desde México hasta el sur del continente, resultando en políticas más pronunciadas de contención y retornos forzados de migrantes, restricciones al derecho de asilo, residencia y otros derechos básicos. Actualmente, somos testigos de la reducción del flujo migratorio, reflejándose también en una drástica reducción de las consultas médicas en las clínicas de MSF de América Central. 

 

Vista del puesto de salud del Centro de Recepción Temporal (ETRM) de Lajas Blancas, donde hemos brindado atención a personas migrantes hasta principios de marzo de 2025.
En MSF adaptamos nuestras actividades deacuerdo con el cambiante flujo de personas migrantes en el Tapón del Darién, Panamá. © Natalia Romero Peñuela/MSF

 

“Me fui porque Venezuela es muy peligrosa. En Venezuela fui artesana, pinté figuritas de cerámica. Eso quebró debido a la situación actual. Luego mataron a mi hijo de 14 años, y el asesino sigue amenazándonos para que le paguemos dinero. Así que decidimos irnos. Crucé la selva a pesar de mi diabetes y otras enfermedades, y fue una experiencia muy dura. No esperas que te pase nada y caí al final de la selva. Me rompí la pierna. En la ruta no he tenido acceso a los medicamentos ni a la dieta que necesito. Tenemos familia esperándonos en México para continuar la ruta. Mi sueño es llegar a los Estados Unidos, trabajar y ahorrar para comprar una casa para mis hermanos que se quedaron en Venezuela. Hemos oído hablar de las deportaciones, pero vamos con toda la fe del mundo. No quiero volver a mi país, quiero seguir viviendo”. – Yurbi Elena, de 52 años, salió de Venezuela rumbo a Estados Unidos. 

Actualmente, MSF estamos llevando a cabo once proyectos de migración en América Latina, incluyendo dos nuevos que iniciamos en marzo. Tan sólo entre enero de 2024 y febrero de 2025, nuestros equipos realizaron más de 84,000 consultas de atención primaria.  

La dinámica cambiante de las rutas utilizadas por las personas en movimiento a través de México y otras partes del continente obliga constantemente a MSF a que adaptemos nuestras actividades y prioricemos los lugares donde hay una necesidad más urgente de abordar las consecuencias de los altos niveles de violencia y las adversidades que enfrenta la población migrante durante su viaje. Hoy también estamos brindando asistencia a las personas repatriadas y deportadas en Colombia y Panamá, por ejemplo.  

La disminución de financiamiento humanitario, junto con el endurecimiento de la política migratoria, puede conducir tanto a la aparición de brechas, particularmente en la protección de los grupos vulnerables en México y otros países centroamericanos, como a la falta de visibilidad de la difícil situación de estas comunidades debido al temor y a la estigmatización. 

 

Los equipos de MSF en Danlí, Honduras, ofrecen apoyo en salud mental, promoción de la salud y trabajo social a personas en situación de movilidad humana tras la eliminación de la posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos.
Los equipos de MSF en Danlí, Honduras, ofrecen apoyo en salud mental, promoción de la salud y trabajo social a personas en situación de movilidad humana tras la eliminación de la posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos. © Laura Aceituno/MSF

 

En comparación con el promedio de los años anteriores, el primer trimestre de 2025 no ha visto un fuerte aumento en las deportaciones desde los EE. UU. y las deportaciones masivas anunciadas aún no se han producido. Tras la eliminación de la principal vía para iniciar trámites de asilo en EE. UU., observamos en nuestros proyectos en México un aumento de las afecciones relacionadas con la salud mental, ya que las personas migrantes quedan en un limbo, y muchos de ellos se encuentran en una situación difícil para regresar a sus países de origen. 

Sin embargo, la narrativa deshumanizante difundida por autoridades y las condiciones en las que algunas personas han sido deportadas a otros países, aparentemente con violaciones de las convenciones internacionales y las normas de derechos humanos, son atroces y un revés para la protección de las comunidades vulnerables.  

En algunos casos, se ha informado sobre la deportación de personas sin las debidas garantías procesales, sin posibilidad de solicitar asilo o apelar su caso y, en algunas ocasiones, enviadas a países donde no tienen estatus legal ni vínculos. Estas acciones dejan a las personas varadas en condiciones peligrosas, exponiéndolas a violencia, persecución y graves riesgos humanitarios. 

Las personas que regresan voluntariamente a sus países enfrentan los mismos y nuevos peligros a lo largo de la ruta migratoria: robos, extorsiones, violencia, entre otros. Los impactos en la salud física y mental siguen siendo consecuencias duraderas. “Cuando salí de mi país a mediados de 2024, pasaron muchas cosas, muchos traumas. El viaje hacia el norte fue duro, pero volver también lo es. En ambos casos sufrimos mucha xenofobia”, dijo Luis en Honduras mientras miraba un mapa de rutas para regresar a Venezuela. 

En Médicos Sin Fronteras insistimos en la necesidad de no criminalizar la migración y de respetar el derecho a pedir asilo. Solicitamos a las autoridades estadounidenses, mexicanas y de otros países latinoamericanos respeto por los derechos humanos de las personas en tránsito por la región. Instamos a las autoridades del corredor migratorio latinoamericano a que proporcionen rutas migratorias seguras y refuercen los servicios básicos disponibles, incluyendo atención médica y espacios donde las personas puedan descansar dignamente. 

 

Equipo de MSF camino a brindar atención a la población migrante que llega a Danlí, Honduras.
Equipo de MSF camino a brindar atención a la población migrante que llega a Danlí, Honduras, punto del corredor latinoamericano. © Laura Aceituno/MSF

 

MSF somos una organización humanitaria internacional que brinda atención médica a poblaciones afectadas por catástrofes naturales, conflictos armados, epidemias, pandemias y enfermedades olvidadas. Nuestro trabajo está guiado por la ética médica y por los principios de la acción humanitaria de independencia, neutralidad e imparcialidad. 

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