Poblaciones desplazadas en Irak: ¿Cómo se puede vivir en un lugar así?

MSF responds to displaced villagers in Jebel Marra, South Darfur

Miles de personas desplazadas han encontrado refugio en el Kurdistán iraquí y están instaladas por ahora en la gobernación de Dohouk, donde 4 equipos de MSF trabajan para ayudar a las poblaciones más vulnerables. Clínicas móviles en Dahouk y en Zahko responden a las necesidades de aproximadamente 20,000 personas que aún viven fuera de los campamentos, en construcciones sin terminar y en asentamientos informales

Miles de personas desplazadas han encontrado refugio en el Kurdistán iraquí y están instaladas por ahora en la gobernación de Dohouk, donde 4 equipos de MSF trabajan para ayudar a las poblaciones más vulnerables. Clínicas móviles en Dahouk y en Zahko responden a las necesidades de aproximadamente 20,000 personas que aún viven fuera de los campamentos, en construcciones sin terminar y en asentamientos informales

Mientras vivía en el pequeño pueblo de Khanasur, Suleiman enseñaba inglés y árabe. Gracias a sus esfuerzos los niños pueden nombrar con orgullo las diferentes partes del cuerpo en inglés. A partir de que su familia huyó a la región de Sinjar en agosto, no tuvo otra opción más que suspender las lecciones.

Suleiman y su familia encontraron refugio en una mezquita en construcción en la periferia de Zakho, un pueblo que ha acogido una de las concentraciones más grandes de personas desplazadas en la gobernación de Dohouk en el norte del Kurdistan iraquí. Todos los días el propietario de la mezquita llega a pedirles a las casi 70 personas instaladas en la construcción que se vayan. “Es su mezquita, dice Suleiman. Pagó mucho dinero para construirla y quisiera verla terminada, pero nosotros no tenemos a donde ir.

En su huida, Suleiman no solamente perdió todas sus propiedades, también perdió su identidad. “No puedo enseñar en este entorno. ¡Mire!”- dice mostrando el enorme espacio dividido con cartones para permitir una cierta intimidad. “Hay mucho ruido aquí….¿Cómo se puede aprender en un lugar así? ¿Cómo podemos vivir en un lugar así?

Suleiman se queja también de que el edificio es muy frío y la humedad es constante. “Una ONG prometió darnos algo con que calentarnos, pero es probable que seamos enviados a un campamento antes de que esto ocurra”, dice. Le han dicho que las familias serán reinstaladas en Berseve, uno de los diez campamentos que existen en la región.

La gente tiene sentimientos encontrados respecto a los campamentos, y algunos ya han denunciado que las condiciones de algunos de estos son muy pobres. Las principales quejas incluyen el hecho de que las tiendas de campaña se inundan en los días de lluvia, que en algunos campamentos faltan servicios y que los espacios son muy pequeños. “No estamos contentos aquí, pero quizás cuando tengamos una tienda, estaré en condiciones de volver a dar clases”, concluye Suleiman.

Los campamentos se llenan rápidamente en la gobernación de Dohouk. La prioridad es la reinstalación de personas que viven en instalaciones escolares para permitir que las clases continúen. A finales de diciembre, las aproximadamente 160 000 espacios disponibles en los campamentos ya habían sido asignados. No obstante, muchos de los cientos de miles de desplazados que han encontrado refugio en esta gobernación, aún deben enfrentar la rudeza del invierno viviendo en las construcciones sin terminar, situadas en la periferia lejos de las zonas urbanas.

“Ha habido presión para que pongamos en funcionamiento clínicas de salud en los campamentos”, dice Sita Cacioppe, responsable del equipo médico de MSF en Dohouk “pero mientras un gran número de desplazados continúen viviendo en condiciones precarias en asentamientos improvisados, continuaremos trabajando con clínicas móviles para responder a las necesidades de las poblaciones más vulnerables”.

MSF llevó a cabo recientemente una encuesta epidemiológica en la gobernación de Dohouk para evaluar tanto las necesidades de la población desplazadas, como la respuesta humanitaria aportada. “Las infecciones respiratorias están al alza por el frío y las malas condiciones de vida , añade Sita Cacioppe. “Mucha gente aún está dispersa en una vasta zona y reciben cada vez menos ayuda, ya que la mayoría de las ONG intervienen únicamente en los campamentos”.

Khadr, es un enfermero de 54 años trabaja con MSF como promotor de la salud. Así como otras 6000 personas desplazadas, vive en Dabin City, un complejo inmobiliario cerca de Zakho perteneciente al gobierno. Situado justo antes del último punto de revisión de la ciudad, una decena de edificios de varios pisos, poco más que esqueletos de hormigón, se erigen en medio de los campos verdes. A diferencia de las propiedades privadas, como la mezquita en la que ahora viven Suleiman y su familia, aquí nadie presiona a estas familias para que se vayan y no tienen otra elección que sufrir el rigor de un invierno particularmente frío.

Khadr es originario de Sinjar y huyó a través de las montañas cuando las fuerzas de la organización del Estado Islámico invadieron el pueblo. Él nos cuenta: “Con un amigo logramos llevarnos a las montañas medicamentos en una hielera para proporcionar atención urgente durante este episodio traumático”.

Este doloroso viaje a través de Siria para encontrar una seguridad relativa en el Kurdistan duró más de una semana. “Cuando finalmente pudimos establecernos en construcciones inacabadas, la gente estaba agotada y con necesidad de todo”, cuenta Khadr. “Mi amigo y yo decidimos buscar trabajo en los servicios de salud y nos hicimos voluntarios en el centro de salud local, a 30 minutos de donde vivimos”. Durante meses Khadr y su colega trabajaron gratuitamente todos los días ofreciendo atención a casi 400 desplazados por día. En ocasiones transportaban medicamentos para las personas necesitadas que no podían acudir a la clínica.

“Un día vino un equipo de MSF y me enteré que se abriría un centro de salud primaria en la región. Yo ya había trabajado durante muchos años como promotor de salud en las escuelas y tenía una idea clara de lo que este trabajo implicaba. También me impresionaron mucho sus principios” cuenta Khadr. “Ahora tengo un trabajo y siento que hago algo útil por mi comunidad”.

Recientemente Khadr ha distribuido kits de higiene de MSF a otros residentes de su edificio. Describe la incertidumbre a la cual están confrontadas estas personas: “Las escaleras no tienen pasamanos y la gente vive con el miedo de que por las noches sus hijos puedan caerse en cualquier momento. No hay electricidad, ni ventanas, ni agua y muchos de ellos deben subir muchos pisos para llegar a sus habitaciones. No poseen nada, pero me dicen que el simple hecho de saber que alguien en este mundo está listo para ayudarle es una gran fuente de consuelo.

Miles de personas desplazadas han encontrado refugio en el Kurdistan irakí y están instaladas por ahora en la gobernación de Dohouk, donde 4 equipos de MSF trabajan para ayudar a las poblaciones más vulnerables. Clínicas móviles en Dahouk y en Zahko responden a las necesidades de aproximadamente 20,000 personas que aún viven fuera de los campamentos, en construcciones sin terminar y en asentamientos informales.

Cada equipo está conformado por médicos, enfermeras y especialistas en salud mental que dan consultas de medicina general, de atención en salud reproductiva, de atención para enfermedades crónicas y de salud mental.

MSF fue una de las primeras organizaciones en proveer atención de salud de urgencia a las personas que huían de la violencia en Sinjar en junio del 2014. Desde entonces, los equipos de MSF han dado por lo menos 24,189 consultas en respuesta a esa crisis.

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