Reducir el presupuesto para las Enfermedades Tropicales Desatendidas podría ser devastador

MSF es uno de los pocos actores que tratan a personas con Enfermedades Tropicales Desatendidas en áreas donde los recursos escasean y los sistemas sanitarios están debilitados.

Laboratorio en el Campo de Kibeho, Ruanda.
Laboratorio en el Campo de Kibeho. ©Severine Blanchet

Hoy, Médicos Sin Fronteras (MSF) firmó la Declaración de Kigali sobre Enfermedades Tropicales Desatendidas, una declaración política de alto nivel que busca garantizar que estas enfermedades sean erradicadas, eliminadas o controladas para 2030.

Al mismo tiempo, MSF advierte que la reducción del presupuesto para estas enfermedades tras la pandemia de COVID-19 podría ser devastador para las personas en países de ingresos bajos y medios.  

Como las Enfermedades Tropicales Desatendidas impactan principalmente a las personas en mayor situación de pobreza, suelen ser ignoradas por los hacedores de políticas, lo que resulta en que se destinen pocos recursos para abordarlas. Para muchas de estas enfermedades no hay una solución sencilla: los diagnóstico y tratamiento son difíciles, caros, no están disponibles o no existen para aquellas personas en áreas remotas o desatendidas. Frecuentemente son un sinónimo de muerte o discapacidad prolongada en contextos de pobreza crónica o crisis humanitarias como desplazamientos de poblaciones. 

MSF es uno de los pocos actores que tratan a personas con Enfermedades Tropicales Desatendidas en áreas donde los recursos escasean y los sistemas sanitarios están debilitados. En los últimos treinta años, los equipos de MSF han tratado a miles de personas con la enfermedad de Chagas (American trypanosomiasis), leishmaniasis visceral (kala azar), leishmaniasis cutánea y la enfermedad del sueño (tripanosomiasis africana humana); todas Enfermedades Tropicales Desatendidas parasitarias que afectan a personas que viven en situación de pobreza en áreas remotas. 

MSF no sólo ayudó a identificar nuevos tratamientos y formas de diagnosticar a las personas, sino que también ha tenido un papel activo en la reducción de la incidencia del kala azar en Asia y de la enfermedad del sueño en África. En años recientes, MSF también ha expandido la atención a personas afectadas por envenenamiento por mordeduras de serpiente, noma y leishmaniasis cutánea. 

 

Daniela Garone, coordinadora médica internacional de MSF, dijo lo siguiente al respecto. 

 “En MSF respaldamos firmemente la Declaración de Kigali sobre Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) y nos comprometemos a continuar nuestra respuesta a estas enfermedades, particularmente para las personas afectadas por leishmaniasis, mordeduras de serpiente, noma y la enfermedad del sueño; a través de su diagnóstico y tratamiento en los entornos humanitarios donde trabajamos.  

El progreso significativo que se ha logrado para controlar las ETD en la última década se ha estancado recientemente debido a la pandemia de COVID-19, así como a los recortes sustanciales de la ayuda. Los avances logrados en el control de la propagación de enfermedades como la leishmaniasis visceral corren un mayor peligro de desaparecer en gran parte debido a los importantes recortes de fondos por parte del gobierno del Reino Unido, que anteriormente era un patrocinador financiero clave de los programas para tratar estas enfermedades. MSF llama a que se apoye ampliamente la Declaración de Kigali sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas, una iniciativa importante para aumentar la respuesta mundial a estas enfermedades, priorizar su control y apoyar la nueva y ambiciosa hoja de ruta de la OMS para las Enfermedades Tropicales Desatendidas.  

Habiendo atestiguado los desafíos que enfrentan las personas afectadas por las ETD cuando buscan atención y acceden al tratamiento, MSF también pedimos el desarrollo de herramientas médicas nuevas y más fáciles de usar que puedan simplificar la atención de estas enfermedades e integrarlas de una mejor manera en los programas de salud de los países. Es imperativo que el modelo de investigación y desarrollo (I+D) impulsado principalmente por las ganancias del mundo se revise para garantizar que las innovaciones que se necesitan desesperadamente para las NTD no sigan siendo desestimadas porque no son lucrativas para las corporaciones farmacéuticas.  

Además, el progreso para controlar la malaria ahora se ha estancado y está amenazado por la resistencia a los medicamentos, la falta de soluciones en entornos humanitarios y la resistencia a los insecticidas, que pueden estar reduciendo la eficacia de los mosquiteros tratados con insecticida. Además de las ETD, MSF pedimos un aumento de los esfuerzos mundiales para combatir la malaria, ampliando el acceso a todas las herramientas de prevención y tratamiento disponibles”.  

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