Refugiados sirios en Jordania: los límites de la asistencia

Emergency in South Irumu: Vaccinations and distributions in unstable areas

Hay casi medio millón de refugiados sirios en Jordania, lo que representa una tercera parte del millón y medio de personas que han huido del conflicto en Siria a países vecinos. Más de 100,000 viven en el campo de Zaatari, situado en el norte del país, a menos de 20 kilómetros de la frontera siria. Hasta el mes pasado, cada día llegaban mil nuevos refugiados al campo, que se ha convertido en el mayor campo de refugiados sirios de la región.

Hay casi medio millón de refugiados sirios en Jordania, lo que representa una tercera parte del millón y medio de personas que han huido del conflicto en Siria a países vecinos. Más de 100,000 viven en el campo de Zaatari, situado en el norte del país, a menos de 20 kilómetros de la frontera siria. Hasta el mes pasado, cada día llegaban mil nuevos refugiados al campo, que se ha convertido en el mayor campo de refugiados sirios de la región.

“De momento, el gobierno jordano ha hecho esfuerzos significativos para albergar a los refugiados, pero la presión causada por la afluencia masiva ha hecho que la situación sea cada vez más difícil”, explica Antoine Foucher, jefe de misión de MSF en Jordania. Las tensiones son un factor constante en el interior de un campo que ha superado con creces su capacidad. También afectan a la comunidad jordana, abrumada por el flujo de refugiados, sobre todo en la provincia del norte, en la que las llegadas se han duplicado en sólo unos meses. “No existe una solución sostenible para los refugiados en este campo, sobre todo debido a una falta de apoyo financiero a largo plazo”, critica Foucher.

En el campo de Zaatari la situación en la que viven los refugiados sigue siendo extremadamente precaria. A finales de marzo MSF abrió un hospital pediátrico, el único centro operativo para niños de edades comprendidas entre un mes y diez años. El equipo también ha aumentado y ha ampliado sus actividades para poder hacer frente a la constante presión que suponen las nuevas llegadas; un nuevo hospital infantil abrió a finales de abril. Durante las primeras cinco semanas de su actividad, el personal sanitario de la organización realizó unas 2,000 consultas, de las que 60 eran casos urgentes. Más de 270 niños han sido hospitalizados y tratados desde la apertura del hospital.

“Nuestro personal está viendo cada vez más casos de diarrea y de infecciones respiratorias. Esta situación refleja las precarias condiciones de vida de los refugiados en este campo superpoblado. Además, esperamos un aumento de casos de deshidratación a lo largo del verano”, declara Claudia Truppa, médica de MSF en Zaatari. La disponibilidad de agua supone un gran problema no sólo en el campo, sino en toda la región. Las instalaciones sanitarias son también insuficientes.

En términos más generales, el sistema de atención sanitaria sigue siendo muy frágil. Como otros actores médicos presentes en Zaatari, MSF refiere los casos más graves a hospitales públicos jordanos fuera del campo, que ya están casi al límite de su capacidad. Sin embargo, la falta de fondos también amenaza la capacidad del sistema de salud jordano para tratar adecuadamente a los refugiados sirios.

“Sin voluntad política ni compromisos financieros por parte de los estados, el gobierno jordano corre el riesgo de recurrir a medidas drásticas, como bloquear permanentemente el acceso de los refugiados al país o restringir su acceso a la atención sanitaria en estructuras públicas. Esto socavaría unas condiciones de vida ya de por sí precarias de cientos de miles de refugiados sirios”, dice Antoine Foucher, que añade: “Jordania necesita urgentemente un mayor apoyo internacional para seguir manteniendo una política real de puertas abiertas”.

MSF trabaja en Jordania en un hospital en Ammán desde 2006, practicando cirugía reconstructiva y realizando consultas externas para personas heridas procedentes de Siria, Irak y Yemen.

El personal de MSF también trabaja en Siria, donde actualmente gestiona cinco hospitales en el norte del país, así como en Líbano e Irak, donde proporciona atención médica y psicológica para refugiados sirios.

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