Retratos de la resiliencia rohingya

Mental Health: Rohingya Trauma and Resilience - Zaida Story

Les presentamos algunas historias de nuestros pacientes en Bangladesh. Más de un año después de que la violencia obligó a 700,000 rohingya a huir de Myanmar, muchos todavía viven con el trauma psicológico.

Hace un año, la persecución violenta llevada a cabo por los militares de Myanmar contra los Rohingya provocó una crisis masiva de refugiados. Casi un millón de Rohingyas, aquellos que escaparon de los incendios y los asesinatos, están viviendo en campos en Bangladesh. Muchos fueron violados, la mayoría vio cómo asesinaban a sus seres queridos, miles llegaron heridos. Todos están traumatizados. Estas son algunas de sus historias.
 
 
“Los sepultamos en la selva”, dice Mohammad Yunis, de 26 años, hablando de los cuerpos de sus parientes asesinados por el ejército de Myanmar. Sentado junto a su hijo, Mohammad relata cómo carga con el trauma que tuvo que atravesar “No me siento bien aquí… mi cerebro está fuera de control y cada vez estoy más flaco.”
 
 
“A las 4 de la mañana los militares llegaron y rodearon la aldea. Separaron a las personas en hombres y mujeres. Esposaron a los hombres y comenzaron a violar a las jóvenes. Los hombres y los niños gritaban. Empezaron a golpearlos.”
 
Los militares prendieron fuego las casas. Fueron a violarla, contó Rohima Khatun, pero cuando vieron que estaba embarazada de siete meses y con un niño, la abandonaron. Su hijo estaba aterrorizado y comenzó a gritar: “Mi niño de cuatro años lloraba, así que me lo quitaron y lo arrojaron al fuego. También le dispararon a mi esposo frente a mí en el patio de nuestra casa". Hoy, un año después, habla sobre la vida ahora: "Cada vez que recuerdo esto siento mucha tristeza, porque perdí a mi esposo, hijo, parientes, vecinos…"
 
 
“Vi todo con mis propios ojos. Las mujeres jóvenes eran llevadas a otro lado. Los hombres adultos eran asesinados. Cuando estaba corriendo para salvar mi vida, me caí en el río y me hirieron. Salí del río y ahí estaba mi hermana… vi cómo le disparaban en la cara a una de mis hermanas. Me desmayé. Cuando desperté, un hombre me estaba cargando mientras corría.”
 
Johura perdió a 14 miembros de su familia cuando los militares atacaron su aldea. El único sobreviviente fue su hermano de 10 años. “Muchos niños pueden llamar a sus padres, pero nosotros no tenemos padres a los que llamar. Los otros niños están en paz, por eso juegan. Pero yo no tengo paz en mi cuerpo y por eso no puedo jugar. Mi hermano y yo tenemos grandes preocupaciones en este mundo.”
 
 
“Vi mi barrio en llamas. Vi a mi hijo recibir un disparo en el cuello y morir. Tuve que enterrarlo allí. Perdí a mis hijas y a mi otro hijo. No sé si están vivos o no. Cortaron las cabezas de mi hermana y su hija, vi sus cuerpos”, contó Dilbahar. “Aunque no es pacífico, aquí tratamos de encontrar la paz. Porque perdimos nuestro país, porque estábamos siendo golpeados y heridos y porque no tenemos un país que podamos llamar nuestro… pero aquí intentamos encontrar la paz. Cuando pienso en las cosas que pasaron no puedo soportar el dolor interior.”
 
 
Los militares llegaron al pueblo de Salima a las 3 am. Sacaron a las mujeres afuera y esposaron a los hombres, luego violaron a las mujeres frente al pueblo. Su marido trató de salvarla. Pero cuando uno de los soldados le disparó, la bala falló y mató a su hijo de seis años. Su esposo fue golpeado antes de ser llevado en un vehículo con los otros hombres.
 
"Esa fue la última vez que vi a mi marido. Él había tratado de salvarme. Cuando recuerdo la tortura por parte de los militares me siento muy dolorida en mi corazón. Cada noche recuerdo lo que pasó”.
 
 
Estas fotos fueron tomadas por Robin Hammond y son parte del proyecto "One day in my world" (Un día en mi mundo) que busca visibilizar los desafíos que atraviesan las personas viviendo con problemas de salud mental y darles la oportunidad de ser escuchadas y valoradas.
 
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