Salud Mental en Guerrero: “Nos dicen ‘qué bueno que no nos han olvidado’, porque así se sienten, olvidados”.

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Guerrero (Mexico): Under siege

Ivana Cervín y Laura Moreno, que participan en las actividades de salud mental de las clínicas móviles de MSF en Guerrero, explican sus impresiones sobre su trabajo y la población que atienden.

Ivana Cervín y Laura Moreno, que participan en las actividades de salud mental de las clínicas móviles de MSF en Guerrero, explican sus impresiones sobre su trabajo y la población a la que atienden.
 

Ivana Cervín Marín, de 27 años, es psicóloga en uno de los equipos de MSF que visita poblaciones de Guerrero en sus clínicas móviles. 

“Guerrero hace que te des cuenta de que vives una realidad alterna, que la Ciudad de México es una burbuja de irrealidad. La realidad es esto, es aquí, es esta situación, es un Guerrero que, castigado históricamente, ante una nueva amenaza, ha dicho “hasta aquí llegamos”. La gente, por supuesto, ha tenido que adaptarse a esta nueva situación, a esta nueva amenaza: se vuelven agresivos o violentos y sufren mucho por ello, pero es una respuesta de adaptación a este nuevo entorno.
 
Ante los más violentos, les preguntamos si creen que tienen otra opción y si quieren intentar esa otra opción. Si es que sí, lo intentamos, si es que no, pues no. Hemos visto de todo: hijos desaparecidos, secuestros, torturas, violencia sexual, violencia sexual con menores, embarazos en menores, muchos niños expuestos a traumas.
 
 
Recuerdo un niño, de unos seis años, abuelo asesinado por el narco, regresan, encañonan al papá y a la mamá, sufre estrés postraumático, mejora algo, pero vuelven por el padre otra vez, se reactivan todos los síntomas, torturan al padre de nuevo, con cables, etc. El chico tiene evitación, hipervigilancia, ansiedad, lloros llantos súbitos, irrefrenables… Y, pues.
 
Por otro lado, está la violencia institucional, el abandono de las escuelas, de los maestros, la falta de estímulos, pese a que en muchas poblaciones los maestros son los que consiguen en buena parte que el tejido social no acabe de romperse, el trabajo que hacen es importantísimo. También trabajamos con ellos, para ayudarlos y capacitarlos también en inteligencia emocional, que se apoyen entre ellos, que tejan redes de apoyo.
 
La población en Guerrero es muy agradecida. Como vamos solo una vez al mes, cuando regresamos en algún sitio, nos dicen ‘qué bueno que no nos han olvidado’, porque así se sienten, olvidados”.
 
“La población de Guerrero es muy beligerante, muy luchadora, ultrarresistente, pero si persiste el miedo y la violencia, el tejido social se puede acabar rompiendo”

Laura Moreno, 32 años, madrileña. Gestora de Actividades de Salud Mental en Guerrero. 

En Guerrero hacemos salud primaria, salud mental individual y grupal y actividades psicosociales, para redinamizar el tejido social dañado por la violencia, y, para fortalecer los mecanismos de afrontamiento de las comunidades. Esto es un reto, porque nuestras visitas, en un contexto volátil, son mensuales. Las consultas individuales no pueden ser procesos largos.
 
Hay también otros retos: que nuestras visitas coincidan con épocas de siembra o de cosecha, o con el día que reciben ayudas apoyos y tienen que ir a cobrarlos. Hemos llevado a cabo 1,270 consultas en 2017. Hemos visto a gente con familiares asesinados, con familiares víctimas de reclutamiento forzado en bandas criminales, amenazas y castigos ejemplarizantes.

 
La población de Guerrero es muy luchadora y ultrarresistente, pero esta situación, si persiste el miedo y la violencia, se puede acabar rompiendo el tejido social. De ahí la importancia reforzar sus mecanismos para gestionar las emociones en esta situación de incertidumbre y violencia.
 
También nos preocupan mucho los pacientes psiquiátricos graves. La situación de aislamiento en las poblaciones tiene repercusiones enormes para ellos y sus familias, y son excesivamente vulnerables.
 
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