“Si el alto al fuego no continúa, ​será devastador para la población de Gaza”

“El alto el fuego debe mantenerse porque el precio de esta guerra para la población ha sido inmenso, tanto física como psicológicamente”, relata Katrin Glatz Brubakk, responsable de salud mental de MSF.

Muchos pacientes esperan recibir atención en el centro de atención primaria de salud Sheikh Radwan, apoyado por MSF en la ciudad de Gaza.
Cuando comenzó el alto al fuego, la población pudo respirar un poco mejor. Estuvo en modo de sobrevivencia durante más de 15 meses. © Nour Alsaqqa/MSF

Este sábado 1 de marzo concluyó la primera fase del alto al fuego en Gaza acordado en enero entre Israel y Hamás, sin que ambas partes hayan logrado llegar a un acuerdo para iniciar la segunda etapa. Las conversaciones entre ambas delegaciones mantenidas durante estos últimos días en El Cairo siguen estancadas; mientras que Israel quiere extender esta primera fase, Hamás defiende pasar a la segunda fase. Entretanto, la población de Gaza vive en la incertidumbre de no saber qué ocurrirá a continuación.

Katrin Glatz Brubakk, psicoterapeuta infantil y responsable de actividades de salud mental de Médicos Sin Fronteras (MSF), regresó de Gaza y explica el estado de la salud mental de la población y por qué es crucial que se mantenga el alto al fuego.

 

Ali Al Farra sentado junto a su hijo Mohammad Ali al Fara, de 3 años.
El alto al fuego debe mantenerse porque, sin él, estos niños y niñas volverán a verse atrapados en un modo de sobrevivencia extrema, en el que todo momento tratan de mantenerse con vida. © Nour Alsaqqa

 

“Cuando comenzó el alto al fuego, la población pudo respirar un poco mejor. Habían estado en modo de sobrevivencia durante más de 15 meses y, por fin, no tenían que preocuparse de que las bombas cayeran sobre sus tiendas de campaña durante la noche o de que sus hijos pudieran morir mientras salían a buscar pan o agua. Empezaron a tener un poco de esperanza de que la vida pudiera volver a una cierta normalidad”.

“Pero entonces empezaron a preocuparse por el futuro. ¿Cuánto duraría al alto el fuego? ¿Podrían volver a sus antiguas casas? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que sus hijos e hijas pudieran volver a la escuela? ¿Volvería a haber algún tipo de vida normal en Gaza con toda la destrucción? Lo que vi fue el dolor de la paz emergiendo. Durante la guerra, sobrevivir era el único objetivo, pero con el alto al fuego, la gente empezó a llorar todo lo que había perdido: sus casas, su vida normal, sus familiares (algunos todavía bajo los escombros), la educación de sus hijos, la sensación de seguridad, prosperidad y esperanza para el futuro. Aunque las bombas ya no caían, todavía había mucha preocupación”.

“Se han aferrado a la esperanza de volver a sus vidas mientras dure el alto al fuego. Uno de mis compañeros dijo: ‘No importa cuánto se haya destruido, no importa que lo hayamos perdido todo mientras no nos maten’. Me preocupa mucho lo que le pasará a la salud mental de la población de Gaza. Los niños estaban deseando volver a sus casas, ver a sus amigos e ir de nuevo a la escuela. Si el alto al fuego no continúa, esa esperanza se perderá y será devastador para la población de Gaza”.

“El alto al fuego debe mantenerse porque, sin él, estos niños y niñas volverán a verse atrapados en un modo de sobrevivencia extrema, en el que todo momento tratan de mantenerse con vida. Debe mantenerse porque se les está arrebatando su futuro. El alto al fuego debe mantenerse porque el precio de esta guerra para las personas de Gaza ha sido inmenso, tanto física como psicológicamente. Ya no pueden soportarlo. No pueden soportar el miedo a que los maten todos los días o a mantener a sus hijos con vida. El alto al fuego en Gaza debe mantenerse porque la incertidumbre, el miedo y el trauma han durado demasiado para que alguien pueda soportarlo”. ​

 

Un paciente con quemaduras realiza una actividad de rehabilitación en el departamento de fisioterapia del hospital Nasser de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF
Un paciente con quemaduras realiza una actividad de rehabilitación en el departamento de fisioterapia del hospital Nasser de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF

Salud mental destrozada

“La salud mental de niños,niñas y adultos en Gaza se ha visto gravemente afectada. Han pasado por un trauma inmenso, preocupándose por sus vidas durante más de un año. Vemos síntomas depresivos en adultos y niños: algunos se arrancan el pelo, se muerden, están inquietos todo el tiempo o se aíslan totalmente del mundo porque no pueden soportarlo más”.

“Una de las niñas que conocí en Gaza es ‘una koala’. Es su madre quien la llama así porque se aferra a ella todo el tiempo. Es una niña preciosa, de tres años, con el pelo rizado y ojos curiosos, pero en cuanto te acercas, retrocede asustada y se aferra aún más fuerte a su madre. Vivía en el norte de Gaza con su familia. Primero, fueron bombardeados y ella resultó herida. Luego, no tenían suficiente comida y su hermana pequeña, de solo un año y dos meses, murió de hambre. Después de eso, esta niña empezó a aferrarse a su madre constantemente”.

“No se separa de ella ni cuando duerme, ni cuando está despierta, ni siquiera cuando siente curiosidad por algo, siempre se asegura de estar muy cerca. Estos son los efectos de la guerra en los menores. Se pasan todo el tiempo asustados, habiendo experimentado que la vida puede ser extremadamente incierta y que les puede pasar lo peor. No pasan tiempo siendo niños y niñas como deberían: jugando, aprendiendo, explorando, haciendo amigos. Se les están quitando todas las cosas que son la base de un desarrollo humano saludable. Esta guerra vivirá en estos niñosy niñas durante los próximos años”.

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