Siria: Era más importante guardar el dinero para comprar pan que gastarlo en una consulta médica

Hellen Morris

La crisis en Siria ha provocado una afluencia de refugiados sin precedentes en los países limítrofes. Más de 540,000 refugiados viven actualmente en Jordania. Entorno al 70% viven fuera de los campos de refugiados, sobrecargando el sistema de salud local y reduciendo el acceso para los jordanos.

La crisis en Siria ha provocado una afluencia de refugiados sin precedentes en los países limítrofes. Más de 540,000 refugiados viven actualmente en Jordania. Entorno al 70% viven fuera de los campos de refugiados, sobrecargando el sistema de salud local y reduciendo el acceso para los jordanos.

Más de 120,000 refugiados sirios viven en la región de Irbid, donde MSF acaba de inaugurar una maternidad con 10 camas, una unidad de neonatología y un servicio de consultas prenatales y postnatales. En las próximas semanas se abrirá una unidad de pediatría.

Hasta la fecha han nacido 29 bebes, Zain Al-Abideen Hammad es uno de ellos. Nació el 22 de octubre de 2013, pesó 3,3 kilos y ha sido el primer bebé examinado en la unidad de neonatología de la maternidad de MSF. En mayo de 2012, Mahmoud Hammad, refugiado sirio de 30 años, y padre de Zain, tuvo que huir con su familia de Homs en Siria debido a los violentos combates en el barrio de Baba Amro.

A continuación explica cómo su familia se las arregló para llegar hasta Jordania y describe sus condiciones de vida.

Testimonio de Mahmoud, padre
Me llamo Mahmoud Hammad. Tengo 30 años y soy del barrio de Baba Amro en Homs, Siria. Tengo dos hijos, una hija de cinco años y, desde hace tres horas, un hijo que ha nacido aquí en la maternidad de MSF en Irbid.

Llegué a Jordania con mi familia en mayo de 2012 y, como la mayoría de refugiados sirios en el país, cruzamos la frontera clandestinamente. Cuando ves que la situación de seguridad en Siria se degrada y eres padre, no tienes muchas opciones al tener que tomar la decisión de irte o quedarte en Siria. La seguridad y el bienestar de mi familia son las razones que me empujaron a marcharme de Homs y después de Siria, sin dudarlo. Vivir en Homs es como un intento de suicidio. Los combates incesantes no distinguían civiles de combatientes, niños de adultos. ¡Cualquier objeto fijo o en movimiento era un blanco!
Tardamos dos semanas en llegar a la frontera entre Siria y Jordania. Nos movíamos sin parar de un lugar a otro, de día y de noche. Era agotador y extremadamente arriesgado sobre todo porque no llevábamos papeles. Todo lo que pudimos llevarnos antes de abandonar nuestro hogar fue la ropa que llevábamos puesta. Mi hija tenía cuatro años y me acuerdo todavía del miedo y el pánico en su rostro cuando escuchaba disparos y los combates aéreos. Aún hoy tiene pesadillas y se despierta llorando en plena noche. Cada vez que ocurre esto, me digo que tomé la decisión correcta cuando me marché de Siria.

Primero llegamos a un campo de refugiados en Ramtha, el Campo de Al-Bashabshe, donde nos quedamos dos meses. Después tuvimos que irnos del campo pues las condiciones de vida eran duras comparado al modo de vida al que estábamos acostumbrados en nuestro país. La vida a la que aspiraba fuera de los campos es una vida normal en la que poder elegir. Encontramos la forma de irnos del campo y nos fuimos a la ciudad de Mafrak, donde tuvimos que hacer frente a otras dificultades. No es fácil instalarse en Mafrak e intentar integrarse.

Los alquileres en Mafrak son caros, por ejemplo, pago 160 dólares jordanos (160 euros) por un estudio y trabajo todo el mes como herrero para reunir esta suma. Un día encuentro un taller en el que trabajar pero al día siguiente nadie te lo garantiza. He tenido bastante suerte porque un jordano generoso se ocupa de la escolaridad de mi hija de cinco años, financia los gastos de la escolaridad en un jardín de infancia privado. Sino, tendría que quedarse en casa sin hacer nada. Cuando mi mujer estaba embarazada, no podía ir al médico porque no teníamos dinero para pagar una consulta privada. Para nosotros, era más importante guardar dinero para comprar pan que gastarlo en una consulta médica. Cuando eres refugiado, cambian tus prioridades.
Mi primo vive aquí en Irbid y es por él que supe de la existencia de este hospital y que MSF dispensaba atención gratuita a las mujeres y a los niños. Al principio, no creía que fuese gratuito o que prestasen una atención de calidad. Pero cuando vine para la primera consulta con mi esposa, era evidente que la atención era de muy buena calidad y el personal era muy atento. Por ello decidimos volver. Hicimos todo el trayecto desde Mafrak [a 60km de distancia] para recibir asistencia.
¡Estoy tan contento de haber encontrado este hospital y de que mi mujer haya podido dar a luz a nuestro bebé con todas las garantías de seguridad! Mi hijo es muy guapo y le he puesto por nombre Zain Al-Abidine. Ahora está en la unidad de neonatología y las enfermeras de MSF se ocupan de él. Es un niño sano y en dos horas se lo llevarán con su mamá a su habitación.

Compartir