“Sólo había visto esto una vez: en el departamento de pediatría de Pakistán”

Aisling es una pediatra que trabaja en Quetta, una ciudad que se encuentra en una de las áreas menos desarrolladas de Pakistán. Ella nos describe cómo trabajó para salvar la vida de un bebé, una emergencia que pudo ser prevenida con una vacuna de vitaminas rutinaria.

Aisling es una pediatra que trabaja en Quetta, una ciudad que se encuentra en una de las áreas menos desarrolladas de Pakistán. Ella nos describe cómo trabajó para salvar la vida de una bebé, una emergencia que pudo ser prevenida con una vacuna de vitaminas rutinaria.
 
"Mi teléfono suena en la tarde: el común timbre antiguo de Nokia. Es la doctora que está de guardia, me informa que acaba de llegar un nuevo bebé al cunero. ¿Cuál es el problema?, le pregunto. Sangrado, es la inesperada respuesta. ¿En dónde? ¿Por qué?, pregunto. De su boca, de su nariz, en su pañal. Hay un grave sangrado. Me pregunta, ¿puedes venir?
 
Me apresuro a llegar al cunero y encuentro a mi paciente justo como me la describieron. Ella está recostada en la mesa de examinación, en mantas llenas de sangre roja. Veo a sus padres sentados, asustados y desesperanzados. Ella tiene tres días de edad, me dice la enfermera. Estaba bien, pero el sangrado comenzó súbitamente esta mañana. Mi pecho se comprime. Sólo había visto esto en otra ocasión. 
 
Hace unos meses, los doctores de la guardia nocturna me habían llamado temprano una mañana, pidiéndome que fuera al cunero inmediatamente. Ahí me encontré con el personal, que se encontraba resucitando a una de nuestros bebés. Ella había comenzado a sangrar súbitamente de su nariz y boca. La sangre se había almacenado en su garganta, y no podía respirar. Hicimos todo lo que pudimos para salvarla, pero no tuvimos éxito. Darle esta noticia a su descorazonada madre es algo que nunca olvidaré. Fue una horrible mañana. 
 
Ahora, en este ocasión, los desesperados padres nos llevaron a su bebé para que la atendiéramos, pues escucharon que la atención que brindamos es gratuita. 
 
Esta condición médica, que causa un sangrado súbito y grave, se llama “enfermedad hemolítica del recién nacido”. Es causada por una falta de vitamina K, que es esencial para el proceso de coagulación de la sangre. De donde vengo, todos los bebés recién nacidos reciben una inyección de vitamina K poco después de nacer. La mayoría de las mujeres aquí en Pakistán dan a luz en sus hogares, así que sus bebés no reciben esta protección. 
 
Escuché que esta bebé había nacido por medio de una cesárea en un hospital privado. Se quedaron ahí dos días, pero tuvieron que pagar 40 euros por noche para acceder al cuidado de la incubadora. Se quedaron sin dinero y la bebé había comenzado a sangrar esa mañana. El hospital proporcionó a la bebé algunos antibióticos y una transfusión de sangre esa mañana, pero dijeron a los padres que no había nada más que hacer y le dieron el alta. Aún sangrando, sus desesperados padres llevaron a la bebé con nosotros, pues escucharon que la atención médica que brindamos es gratuita.
 
Al escuchar su historia, miraba a la bebé. Ella estaba perdiendo mucha sangre. Vi un pañal lleno de sangre a su lado, y una jeringa de 10 ml llena de sangre que fue sacada de su sonda nasogástrica. Es de un color rojo vivo, así que es fresca. Ella sigue sangrando profusamente. A pesar de su pérdida de sangre, parecía estar lidiando bien con el problema. No había entrado en shock, todavía está cálida y consciente. Su color aún era bastante bueno, no se ve anémica. Le advierto a sus padres que esto es serio, y que haremos todo lo posible pero no sabemos si sobrevivirá. Ellos entendieron el mensaje y nos agradecen por aceptar atenderla.
 
La tratamos con vitamina K, esto debería ayudar a la coagulación de la sangre. Esperamos que el sangrado se detenga pronto, antes de que pierda mucha más sangre.
“Es muy fuerte”, dijo orgullosamente su padre. 
 
El sangrado continuó durante la noche, pero ella permaneció fuerte. Al día siguiente, ella está pálida y débil. Arreglamos una transfusión de sangre para la bebé, y eso la recompone. Me alegró ver que el sangrado se detuviera un poco. Las enfermeras dicen que ahora tiene hambre. Aún hay mucha sangre vieja y coagulada en su estómago, así que no era posible alimentarla aún. La bebé nos hizo saber que no estaba feliz con ello.
 
Me encontré con sus padres al tercer días, estaban relajados y sonreían. Me asomó a su cuna. Ella tiene la piel rosada y está animada, pataleaba e intentaba chupar cualquier cosa a la que podía acercarse. Ella se ve genial. Me he acostumbrado bastante al lenguaje de señas, así que de esta manera le informo a sus padres que la bebé está muy bien, muy fuerte. Para mi sorpresa, su padre me respondió en inglés: “sí, ella es muy fuerte”, lo dijo con orgullo. “Gracias”, me dijo. Su esposa asiente, mientras sonríe. 
 
Así que, en nombre de esta familia cuyas vidas hemos tocado, les agradezco a todos. Gracias por apoyar nuestro trabajo. Gracias por donar. Gracias por permitirnos ayudar a estos bebés.”
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