Somalia: la ayuda a los desplazados en Mogadiscio, todavía insuficiente

Devastada por 20 años de guerra civil, la capital somalí lleva acogiendo a miles de desplazados en los últimos tres meses. Proveer de ayuda humanitaria a una población que ha huido del hambre y la guerra es un reto constante en el caótico entorno urbano de Mogadiscio.

Devastada por 20 años de guerra civil, la capital somalí lleva acogiendo a miles de desplazados en los últimos tres meses. Proveer de ayuda humanitaria a una población que ha huido del hambre y la guerra es un reto constante en el caótico entorno urbano de Mogadiscio.

Desde junio, más de 150,000 de personas han abandonado la región central de Somalia –Bay, Bakool, HIran, y el Bajo y Medio Shabelle– para buscar refugio en Mogadiscio. Este desplazamiento masivo obedece a la escasa producción agrícola, la pérdida de cabezas de ganado a causa de la sequía, el aumento de los precios de los alimentos y la permanente inseguridad debida al conflicto bélico. Deka, una mujer de 26 años, dejó el distrito de Kuntawarey en el Bajo Shabelle, después de que sus vacas murieran. “Viajé con mi hijo, nos subimos al techo de un camión. Nos costó dos días llegar a Mogadiscio, donde nos reunimos con mis primos en el campo de desplazados de Barwako”, explica Deka. “El personal de MSF me dijo que mi hijo sufría desnutrición, así que fui con ellos al hospital. Mi hijo empieza a estar mucho mejor y yo también, porque también me dan de comer”.

Este tipo de éxodos masivos conlleva riesgos de salud. En la actualidad el sarampión es el mayor de ellos en los campos de desplazados. Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha movilizado para detener la expansión de la enfermedad, que puede ser letal en los niños más pequeños. Desde principios de agosto, la organización ha vacunado a más de 40,000 niños menores de 15 años. “Parece mucho, pero si queremos detener la epidemia, tenemos que multiplicar por 10 esta cifra”, puntualiza el coordinador médico de MSF, Andrias Karen Keiluhu. “Pero nuestros esfuerzos se ven limitados por la situación de inseguridad y por los problemas logísticos que supone”.

Las organizaciones humanitarias no tienen acceso a gran parte de las regiones afectadas por la sequía, debido al conflicto bélico. Esta es una de las razones que explican el desplazamiento masivo de somalíes no solo hacia Mogadiscio sino también a Etiopía y Kenia, donde esperan encontrar refugio y ayuda.

Sin apenas cobijo ni comida
Como Deka, muchos de los recién llegados a la capital somalí procuran integrarse en campos de desplazados ya existentes. Otros se han establecido en los pocos espacios libres que quedan en la ciudad, y han levantado precarios refugios con trozos de madera y plástico que han podido encontrar en las calles y edificios en ruinas. Se han identificado más de 200 asentamientos en la ciudad.

Hacer llegar la ayuda a estas barriadas es especialmente complicado porque durante el día sus habitantes los abandonan en busca de comida. “Las distribuciones de comida son todavía irregulares e inadecuadas”, declara el coordinador de proyectos de MSF, Eymeric Laurent-Gascon. “Grupos de desplazados no han recibido ninguna ayuda alimentaria desde su llegada y dependen de la solidaridad de sus vecinos. Algunas ONG han organizado centros de nutrición con comida adquirida en los mercados locales, pero esto ha provocado un aumento de los precios. Si estos continúan subiendo, será toda la población de la capital la que se verá incapaz de alimentarse sin ayuda externa”, concluye.

Más necesidades que ayuda
El porcentaje de niños con desnutrición puede oscilar entre el 5 y el 50% en los campos de desplazados, dependiendo del tiempo que hace que llegaron a los mismos, así como de su acceso regular a distribuciones de comida y agua. Los que han llegado más recientemente son los que están en peores condiciones de salud. En Mogadiscio, MSF coordina cuatro centros nutricionales terapéuticos, donde los casos más graves son ingresados. Además, las madres que acuden a cualquiera de los 12 centros nutricionales ambulatorios que MSF tiene abiertos en la capital reciben una ración semanal de alimentos terapéuticos preparados, compuestos de pasta de cacahuete enriquecida con vitaminas y nutrientes esenciales, para sus hijos. Hasta la fecha, 5,000 niños se han beneficiado de estos productos.

Se estima que Mogadiscio tiene más de un millón de habitantes, la mitad de ellos desplazados. Las necesidades médicas de esta población exceden en mucho los servicios disponibles, mientras cada día sigue llegando más gente a la ciudad. El estado de salud de los desplazados es frágil, con un sistema inmunológico ya debilitado por una nutrición pobre. Muchos nunca han sido vacunados y las enfermedades infecciosas, como el cólera, la neumonía, el dengue y la malaria, son comunes en la ciudad. La estación de lluvias, que empieza en octubre, podría favorecer su rápida propagación.

A pesar del atentado del pasado 4 de octubre, cuando un camión-bomba mató a docenas de ciudadanos, la situación sigue siendo bastante estable en comparación con tiempos pasados. Pero podría cambiar en cualquier momento, por eso todavía se hace más urgente dar la máxima asistencia posible ahora mismo”, explica el coordinador general de MSF, Thierry Goffeau. “Nuevas organizaciones humanitarias han llegado a la ciudad. Ahora es crucial que trabajemos todos de forma coordinada para identificar y cubrir las necesidades de la población. Al mismo tiempo, debemos estar alerta. El atentado sirvió como recordatorio de que los períodos de calma en Mogadiscio suelen ser pasajeros”.

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