Sudán del Sur: En MSF nos indigna el saqueo armado y el cierre forzoso de un hospital vital en Ulang 

En la mañana del 14 de abril, decenas de hombres armados irrumpieron en el hospital y las oficinas de MSF en la ciudad de Ulang, amenazaron al personal y saquearon suministros y equipos médicos vitales.

Una bandera de MSF en Agok, Sudán del Sur, julio de 2014. © Valérie Batselaere/MSF
Una bandera de MSF en Agok, Sudán del Sur, julio de 2014. © MSF
  • El 14 de abril, hombres armados irrumpieron en el hospital y la oficina de MSF en Ulang, en el estado del Alto Nilo, Sudán del Sur, saquearon las instalaciones y amenazaron a nuestro personal.
  • Este incidente nos ha obligado a suspender los servicios en el hospital, dejando la zona sin un centro de salud en funcionamiento.
  • Seguimos brindando apoyo a las instalaciones sanitarias de otras zonas del estado del Alto Nilo, y pedimos a todas las partes en conflicto que respeten y protejan las instalaciones sanitarias, a los pacientes, a los civiles y al personal médico.

 

En Médicos Sin Fronteras (MSF) condenamos enérgicamente el saqueo armado de nuestro hospital e instalaciones en Ulang, estado del Alto Nilo. En la mañana del 14 de abril, decenas de hombres armados irrumpieron en el hospital y las oficinas de MSF en la ciudad de Ulang, amenazaron al personal y saquearon suministros y equipos médicos vitales. Como resultado, se suspendieron todos los servicios médicos del hospital, el único centro de salud en funcionamiento en la zona. 

“Estamos indignados por el ataque a nuestro hospital y las amenazas contra nuestro personal médico en Ulang”, declaró Zakariya Mwatia, jefe de misión de MSF en Sudán del Sur. “Este centro ha sido un recurso vital para la comunidad en un momento de creciente violencia y un brote activo de cólera. Estos ataques contra hospitales y personal médico son completamente inaceptables. Nos preocupa profundamente el impacto devastador que el cierre de los servicios médicos tendrá en comunidades ya vulnerables, que ahora enfrentan obstáculos aún mayores para acceder a la atención vital”. 

En la noche del 13 de abril, a medida que la violencia se acercaba a la ciudad de Ulang, los pacientes comenzaron a huir del hospital por miedo, a pesar de estar recibiendo atención médica. En ese momento, más de 100 pacientes fueron ingresados y recibieron tratamiento crítico, incluyendo atención traumatológica, servicios de maternidad y atención pediátrica. Si bien algunos pacientes permanecieron allí el mayor tiempo posible, finalmente se vieron obligados a huir cuando hombres armados entraron en el centro y comenzaron a saquearlo habitación por habitación. 

Aunque no se han reportado personas heridas entre el personal de MSF, seguimos extremadamente preocupados por la seguridad de nuestros equipos y pacientes. 

“La seguridad de nuestro personal y pacientes es nuestra principal prioridad. Estamos tomando todas las medidas necesarias para evacuar a nuestros equipos ante el temor de una mayor escalada de violencia. Este inaceptable acto de violencia demuestra un total desprecio por los principios humanitarios y el derecho internacional humanitario, y ha afectado directamente nuestra capacidad para brindar atención en un momento de máxima necesidad”, añadió Mwatia.  

El ataque al hospital de Ulang forma parte de un patrón más amplio de inseguridad que afecta a la atención médica en la zona. En enero de 2025, dos embarcaciones de MSF, claramente identificadas y con seis empleados a bordo, fueron atacadas por hombres armados cuando regresaban a Ulang tras entregar suministros médicos al Hospital del Condado de Nasir. Este incidente nos obligó a suspender todas nuestras actividades de alcance comunitario en la región. 

En Ulang, MSF gestionamos un hospital de atención secundaria, junto con una red de servicios de atención primaria descentralizados, desde 2018. Solo en 2024, nuestros equipos en MSF atendieron más de 10,000 consultas externas, ingresaron a 3,284 pacientes y asistieron 650 partos. A lo largo de los años, este hospital de 60 camas ha sido un centro de vital importancia para las comunidades afectadas por la violencia, brotes de enfermedades y acceso limitado a la atención médica. 

La suspensión de los servicios en el hospital representa un duro golpe para la atención médica en la zona, que se ha quedado sin un solo centro de salud en funcionamiento. Esta interrupción también ha provocado la suspensión del apoyo crucial de MSF a varios centros de atención primaria de la región, lo que ha paralizado los esfuerzos vitales para tratar a los pacientes de cólera y controlar el brote en curso. Además, más de 800 pacientes con VIH, tuberculosis y otras enfermedades crónicas han perdido el acceso a su tratamiento, lo que pone sus vidas en grave peligro. 

Desde MSF continuamos apoyando los servicios de salud en otras partes del Alto Nilo, incluyendo los condados de Renk y Malakal. Hacemos un llamado urgente a todas las partes en el conflicto para que respeten y protejan a los centros de salud, a los pacientes, a los civiles y al personal médico, de conformidad con el derecho internacional humanitario. 

“Médicos Sin Fronteras mantiene su compromiso de brindar atención imparcial y vital donde sea necesaria, pero debe garantizarse la seguridad de los pacientes y del personal sanitario”, enfatizó Mwatia. 

 

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