Sudán del Sur: la crueldad se adueña del estado de Jonglei

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Entre los heridos operados por MSF esta semana, tras un ataque producido el pasado viernes 8 de febrero en el condado de Akobo, en el estado sursudanés de Jonglei, se encontraba una mujer de 34 años y un niño de 3. Los dos con heridas de bala. Eran parte de la población que conducía ganado hacia el río Sobat, desde su pueblo, en Walgak, cuando fueron atacados por hombres armados.

Entre los heridos operados por MSF esta semana, tras un ataque producido el pasado viernes 8 de febrero en el condado de Akobo, en el estado sursudanés de Jonglei, se encontraba una mujer de 34 años y un niño de 3. Los dos con heridas de bala. Eran parte de la población que conducía ganado hacia el río Sobat, desde su pueblo, en Walgak, cuando fueron atacados por hombres armados.

A pesar de todo, la mujer y el niño tuvieron suerte porque, según relatan varios de los 12 pacientes operados, la mayoría de los que murieron en el ataque (algunas estimaciones hablan de más de 100 personas) fueron mujeres y niños. No pudieron correr tan rápido como los hombres. Muchas personas trataron de volver a enterrar a los muertos y ayudar a los heridos, pero tuvieron que escapar nuevamente porque la amenaza perduraba.

“En estos momentos no tenemos claro cuántos heridos están aún refugiados en el bosque sin ningún tipo de acceso a atención médica”, comenta Michiel van Tongeren, coordinador de proyecto de MSF. “Estamos tratando de encontrarlos y atender a los que sobrevivieron al ataque con nuestro equipo en Ulang (en el estado de Alto Nilo, donde huyó la mayor parte de los supervivientes)”.

Una vez estabilizados, los heridos se transportan en bote al hospital de la organización en la localidad de Nasir, donde durante toda esta semana se ha operado a los pacientes que lo necesitaban. De momento, todos se encuentran en situación estable, incluidos la mujer y el niño heridos de bala.

El ataque en Akobo no es un episodio puntual, como tampoco lo es que la mayoría de las víctimas sean mujeres y niños. MSF ha venido alertando de los constantes ataques violentos contra la población del estado de Jonglei a causa de los robos de ganado, pero también de los combates entre un grupo armado y las fuerzas gubernamentales, o a consecuencia de las operaciones de desarme impulsadas por las autoridades a mediados del pasado año. Los testimonios de nuestros pacientes, en las diferentes estructuras de salud de Jonglei, recogidos en un informe publicado a finales del pasado mes de noviembre, evidencian un grado de crueldad difícilmente imaginable.

Mujeres asesinadas con sus hijos en brazos, niños degollados o arrancados del vientre de sus madres. No se trata de exageraciones, pesadillas, o episodios de locura transitoria. Se trata de lo que nuestros pacientes han presenciado y sufrido habitualmente, según se recoge en el informe, que cubre el período comprendido entre enero de 2011 y septiembre de 2012. Una de las pacientes asegura en ese informe que en un ataque del pasado mes de marzo: “los niños fueron arrojados al fuego. Si un niño se escapaba, le disparaban; a los más pequeños, que no podían correr, les mataban con un cuchillo.” MSF ha podido comprobar las consecuencias de esta violencia extrema en numerosas ocasiones, como cuando en uno de esos ataques, en el condado de Pibor, a inicios del pasado año, nuevamente, más de un 50 por ciento de los pacientes tratados por heridas de bala fueron mujeres y niños.

Los equipos y estructuras sanitarias no han escapado a la violencia en Jonglei. Las instalaciones de salud de MSF fueron destruidas o saqueadas en cuatro ocasiones durante el período comprendido en el informe, privando a la población de los servicios de salud, y forzando la evacuación de los equipos.

MSF es el único proveedor de asistencia médica gratuita de calidad en el norte y centro de Jonglei, con seis estructuras médicas para cubrir a una población de 187,000 personas. Entre enero de 2011 y finales de 2012, se realizaron más de 227,000 consultas médicas. Además se dispone de un equipo médico de emergencia para la intervención en caso de brotes de violencia extrema.

Los pacientes que lo necesitan se refieren a los centros de la organización en Nasir (Alto Nilo) y Leer (Unidad), o al hospital de Boma, en Juba. Sus testimonios no dejan lugar a dudas sobre el nivel de brutalidad casi inhumana al que se ha llegado en los enfrentamientos en esa zona de un país tan nuevo como olvidado.
 

   

 

MSF trabaja en el estado de Jonglei desde 1993, y actualmente ofrece atención sanitaria de primer y segundo nivel a través de sus centros en los condados de Pibor, Uror y Nyriol. En noviembre de 2012, MSF alertó a la comunidad internacional sobre la necesidad de fortalecer la capacidad de respuesta a las emergencias humanitarias y médicas en Sudán del Sur, mediante el informe La crisis oculta en Sudán del Sur.

 

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