Sudán: frente a la violencia las heridas no solo son físicas

El Genenina, la capital de Darfur Oeste, es una de las ciudades más expuestas a la violencia desde que comenzó la guerra en Sudán.

Pacientes fuera del hospital universitario de Zalingei, donde reciben atención médica y apoyo psicosocial.
Entrada del servicio de urgencias del hospital universitario de Zalingei, estado de Darfur Central, Sudán. © MSF/Juan Carlos Tomasi

El 15 de abril de 2023, estallaron intensos combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en Jartum y en la mayor parte de Sudán. Desde entonces, el país ha estado bajo una crisis, además, la guerra ha causado miles de muertos y heridos. Grandes zonas del país han sufrido tiroteos, bombardeos, ataques aéreos y guerrilla urbana.

Por Cynthia Matildes, psicóloga de Médicos Sin Fronteras (MSF) que ha trabajado varias veces en El Geneina.

La vasta región de Darfur ya estaba sumida en la violencia, pero el conflicto agravó la situación y, por ende, la crisis humanitaria. En el estado de Darfur Oeste, la violencia étnica provocó dos grandes masacres. El Geneina, la capital, estuvo sometida a un bloqueo y restricciones de movimiento que impidieron a la población salir durante los dos primeros meses de la guerra, hasta junio de 2023. Quienes consiguieron escapar —en total, cerca de 900 heridos y más de 600,000 personas refugiadas—a Adré, en el vecino Chad, relataron haber presenciado saqueos y matanzas masivas.

Cynthia Matildes, psicóloga de MSF y personal local del Hospital Universitario de El Geneina.
Personal del Hospital Universitario El Geneina, Sudán. © MSF

 

Mi compañera Aisha Bilal, promotora de salud de MSF antes trabajaba en El Geneina y ahora se ha unido al equipo en el campo de tránsito de Adré, me contó las condiciones en las que vivía la población.

No tuvimos más remedio que huir porque la situación de vida en El Geneina se había vuelto insoportable. Desde el comienzo de la guerra en Sudán, en abril, era imposible salir de casa. Tuvimos que permanecer escondidos, sin agua ni comida, y bajo amenaza constante”.

Testimonios como el de Aisha ponen de relieve la importancia de brindar una buena atención psicosocial. En contextos volátiles de guerra y violencia intercomunitaria, las heridas no son sólo físicas, sino que hay algunas invisibles que quedan profundamente grabadas en el alma y la mente tanto de pacientes como de personal humanitario. Un conflicto armado como el que está ocurriendo en Sudán tiene un gran impacto en la vida de las personas, y contar con apoyo psicosocial y de salud mental puede ayudar a evitar que las reacciones normales se conviertan en síntomas más graves.

En todo caso, y más allá de la atención a la salud mental, también estamos afrontando carencias médicas graves. Al poco de comenzar la guerra, el Hospital Universitario de El Geneina, en Darfur Occidental, el único centro de atención sanitaria terciaria y secundaria de la zona, fue cerrado después de sufrir varios saqueos. Aunque pudieron abrirlo unas semanas más tarde, un compañero de MSF me contaba que la situación era desastrosa debido a la violencia masiva, la escasez de recursos sanitarios y la falta de seguridad del personal médico. Actualmente, este centro da atención médica gratuita y urgente a la población local y a desplazadas, sobre todo mujeres, niñas y niños.

Otro gran problema es la desnutrición, que se ha tornado especialmente crítica en Darfur Oeste. Entre enero y abril de 2024, el número de ingresos en el centro intensivo de nutrición terapéutica del hospital se ha duplicado. Además, en este mismo periodo se registró un aumento de las consultas y la carga de trabajo en general, probablemente debido a la temporada de escasez y a un repunte de los casos de desnutrición.

En respuesta a la crisis en Sudán, pusimos en marcha un cribado comunitario puerta a puerta para detectar casos de desnutrición en aldeas alejadas de El Geneina, donde el abandono de las instalaciones sanitarias pone de manifiesto la urgencia de la población. En mayo de 2024, el equipo de MSF visitó localidades como Jabal Moon, Sirba, Beida, Habila y Fora Baranga, donde realizó chequeos nutricionales, trató la desnutrición severa, evaluó las instalaciones sanitarias rurales y distribuyó suministros médicos y nutricionales.

Niños y niñas se reúnen al comienzo de una jornada escolar en la escuela primaria de Alkasim. La escuela destruida en El Geneina, Darfur Occidental, Sudán.
Niños y niñas reunidos fuera de la escuela primaria de Alkasim, una escuela destruida en El Geneina, Sudán. © Diana Zeyneb Alhindawi

 

Mientras se instala la violencia y la crisis en Sudán, el desplazamiento de El Geneina a Adré continúa, impulsado no solo por la violencia, sino cada vez más por la grave escasez de alimentos. Muchos cruzan a Chad en busca de sustento, agua y descanso. Algunos con la esperanza de regresar a El Geneina. Otros simplemente buscan escapar de las terribles condiciones de la ciudad.

Una de estas personas es Nafissa, paciente de MSF. Huyó de los brutales ataques en junio de 2023. Encontró refugio en el este de Chad y actualmente vive con dos de sus hijos en el campo de refugiados de Aboutengué. Su esposo fue asesinado en 2022 durante un periodo anterior de violencia.

La guerra se recrudeció el año pasado, pero antes ya había violencia en nuestra región. En los últimos años han incendiado mi casa cuatro veces. Uno de mis hijos fue asesinado en mayo de 2023. Sólo tenía 10 años. Le dispararon en la calle y murió en el hospital tres días después. Cuando me enteré de que iban a producirse nuevos ataques en nuestro barrio, abandoné mi casa con mis otros dos hijos y nunca he vuelto.

Frente a esta violencia extrema, desplazamientos masivos y necesidades humanitarias y médicas, la comunidad internacional está mostrando una atención nula. Nuestras actividades en el Hospital Universitario de El Geneina se han extendido a áreas que normalmente cubren las agencias de la ONU, como el suministro de agua y electricidad. Médicos Sin Fronteras hemos tenido que intervenir ante la limitada respuesta de otros socios humanitarios. La pregunta, la misma de hace 20 años, sigue siendo: ¿hasta cuándo?

#HablemosdeSudán

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