Turquía: “Es importante tener flexibilidad en esta intervención ante la magnitud del desastre”

Equipo de MSF en la donación de artículos de primera necesidad en Adiyaman, sur de Turquía
El 15 de febrero, en colaboración con la Asociación Médica Turca, un equipo de MSF donó diversos artículos de primera necesidad a las personas afectadas por el terremoto en la ciudad de Adiyaman, al sur de Turquía. ©Igor Barbero/MSF

El coordinador logístico Ricardo Martínez es líder de uno de los primeros equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras(MSF) enviados a Turquía tras los terremotos. Escribió un texto para explicarnos cómo está la situación en la ciudad de Adiyaman.

“Salí hacia el sur de Turquía justo después de que ocurrieran los terremotos como parte de un primer equipo de emergencias enviado por Médicos Sin Fronteras (MSF) desde España. A diferencia de Siria, donde trabajamos desde el comienzo de la guerra, en Turquía no teníamos actividades regulares en la zona afectada.

Lo primero que hacemos en estos casos es identificar los lugares más desfavorecidos, a los que llega menos ayuda, y evaluamos las necesidades de la población. Al mismo tiempo contactamos con las autoridades y organizaciones locales para ver de qué manera podemos aportar un valor añadido.

Decidimos ir a la ciudad de Adiyaman. La carretera más directa desde el aeropuerto más próximo había resultado afectada por los sismos así que tuvimos que tomar una ruta más larga. Al llegar a esta ciudad, que tenía cerca de 300,000 habitantes antes de la catástrofe, mi primera impresión fue de caos.

Los equipos de búsqueda y rescate de sobrevivientes trabajaban sin pausa y había muchas personas aglomeradas junto a edificios en ruinas, haciendo turnos, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos con vida o, al menos, los cadáveres, para poder hacer un entierro digno y evitar así que fueran llevados a una fosa común.

En Adiyaman cientos de edificios han quedado totalmente destruidos, una parte importante se encuentran gravemente dañados y muchos otros están muy afectados pues presentan grietas y otros desperfectos. Las excavadoras ya están retirando toneladas de escombros. Las autoridades inspeccionan los edificios que se mantienen en pie y las personas tienen mucho miedo de volver a sus hogares porque sigue habiendo réplicas de vez en cuando.

Por lo tanto, nadie está viviendo ahora mismo en sus hogares en esta ciudad. En los espacios abiertos, como estadios, plazas o en medio de la calle, se han establecido muchos campos informales, un par de ellos grandes, pero en su mayoría relativamente pequeños y hay tiendas desperdigadas casi en cualquier rincón, generalmente apartadas de los edificios, pero no muy lejos del que era el hogar de la persona sobreviviente. Muchas también están durmiendo en coches para cobijarse del frío. Estamos en pleno invierno y las temperaturas aquí pueden alcanzar por la noche hasta los diez grados bajo cero.

Adiyaman es una ciudad fantasma, con poca vida, solo algunas gasolineras están abiertas; los bancos, negocios y casi todas las tiendas están cerrados. Una parte de la población, sobre todo los que tenían más medios económicos, se han marchado con sus coches; el gobierno también ha facilitado el desplazamiento con autobuses, aviones y trenes desde las ciudades afectadas a lugares como Estambul, Ankara o Antalya.

Muchas otras personas han optado por irse a zonas rurales de la periferia. La destrucción allí ha sido menor, pero al haber llegado gente desplazada de otros lugares también necesitan ayuda humanitaria. Es habitual ver a 20 o 30 personas viviendo ahora en casas con pocas habitaciones en algunas aldeas y pueblos.

Las personas están muy tristes, desesperadas, tienen ansiedad e incertidumbre por el futuro. La mayoría revive lo sucedido en sus pensamientos y creen que puede volver a ocurrir.

A pesar de la importante respuesta de las autoridades y de la sociedad civil turca estamos ante una situación enorme, así que toda ayuda es poca. En estos momentos la gente necesita sobre todo abrigo, letrinas, duchas, agua, sistemas de calefacción, ropa de invierno, generadores, mantas o productos de higiene y limpieza.

Médicos Sin Fronteras no está registrada en Turquía así que estamos estableciendo acuerdos con varias ONG y grupos de la sociedad civil local para proporcionar asistencia. A través de estas colaboraciones hemos empezado ya a hacer donaciones de artículos esenciales, estamos apoyando el transporte de clínicas móviles en la periferia de Adiyaman y la generación de energía en dos campos de personas desplazadas.

Pronto empezaremos a brindar apoyo en salud mental, algo crucial dado el sufrimiento experimentado por la población, y a habilitar farmacias y puntos de ayuda móviles. Esperamos poder hacer mucho más y aportar nuestra experiencia en situaciones de emergencia. Es importante tener flexibilidad en esta intervención ante la magnitud del desastre y una situación que cambia rápidamente.

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