Turquía: voces desde las zonas rurales

Voces desde las zonas rurales de Turquía afectadas por el terremoto apotadas por MSF
Ülkükaya junto a la tienda improvisada en la que vivió varios días junto a sus hijos después de que el terremoto dañara su casa. ©Igor Barbero/MSF

Las áreas rurales del sur de Turquía, así como sus ciudades, se han visto afectadas por el impacto de los terremotos. Si bien la destrucción en pueblos y aldeas ha sido en menor escala, muchas casas han resultado dañadas o están inhabitables, las actividades económicas se han detenido y algunos lugares están recibiendo un gran número de personas desplazadas de las zonas urbanas.

En estas áreas rurales, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) están distribuyendo artículos de primera necesidad, como tiendas de campaña, alimentos, kits de higiene y ropa de abrigo, en colaboración con varias organizaciones locales. 

Estas son algunas historias de personas afectadas por los terremotos en las zonas rurales de los distritos de Adiyaman y Elbistan.

 

Kenan: “Dieciséis personas de seis familias vivimos ahora en esta casa”

“Soy de Gölbaşı, una ciudad de unos 60,000 habitantes en el distrito de Adiyaman. Vivía allí en el segundo piso de un edificio de dos plantas. Éramos cuatro en casa cuando ocurrió el terremoto: mi esposa, mi hija, mi suegra y yo. Por suerte todos sobrevivimos.

La ventana cayó sobre mi hija, pero está bien. Mi panadería también fue destruida. Casi todos los edificios en Gölbaşı son ahora escombros, muchas personas murieron y la mayoría de los sobrevivientes se marcharon, como nosotros. Estamos traumatizados.

Voces desde las zonas rurales de Turquía afectadas por el terremoto apotadas por MSF
Kenan: “Dieciséis personas de seis familias vivimos ahora en esta casa. Dormimos todos juntos en la misma habitación, ya que es la única que se mantiene caliente”. ©Igor Barbero/MSF

 

Dos días después de los terremotos fui a la ciudad de Adiyaman porque recibimos noticias de que algunos familiares habían muerto. Ahora vivimos en las afueras de este pueblo, Kuşakkaya, que tiene unos 500 habitantes.

Vinimos aquí porque mi suegra tiene una casa aquí. Dieciséis personas de seis familias vivimos ahora en esta casa. Todos dormimos en la misma habitación, porque es la única que se mantiene caliente.

Al principio había unas 200 personas desplazadas en este pueblo, pero alrededor de la mitad se ha marchado a otros lugares como Antalya. Mucha gente todavía teme que la tierra vuelva a temblar.

Nuestras principales necesidades actualmente son tener un sitio donde vivir y duchas, ya que en este momento no podemos ducharnos. El pueblo está más limpio que la ciudad, por lo que las infecciones no son un problema por el momento, pero nos preocupan las epidemias.

Me siento muy aliviado de que no le haya pasado nada a mi familia, de lo contrario sería terrible. Aquí dependemos de la asistencia que recibimos. Las personas con recursos se las arreglan mejor, pero las que no tienen dependen de la ayuda”.

 

Miyase Kürk: “Mi principal preocupación es tener un buen techo sobre nuestras cabezas y la salud y el bienestar de mis hijos”

“Crecí en este pueblo, Yazica, pero después de casarme me mudé a la ciudad cercana de Adiyaman, de donde proviene mi esposo, y he vivido allí durante 15 años.

En la noche del terremoto hubo como siete momentos en los que pensé que me iba a morir.

Voces desde las zonas rurales de Turquía afectadas por el terremoto apotadas por MSF
Miyase Kürk: “Aunque todos somos familia, acabamos discutiendo mucho porque vivimos todos juntos”. ©Igor Barbero/MSF

 

Vivíamos en un apartamento alquilado en un edificio de seis pisos. El edificio no se derrumbó, pero está muy dañado. Esa noche había nevado y pasé la noche a la intemperie con los niños; nos cubrimos con unas lonas de plástico. Mi esposo fue a ayudar a buscar personas en los edificios cercanos; cuando se reencontró con nosotros a la mañana siguiente, sus manos estaban cubiertas de sangre.

Al tercer día llegamos a Yazica, ya que mis padres tienen esta casa aquí. Ahora hay unos 30 parientes de nueve familias diferentes viviendo aquí juntos, todos somos de Adiyaman excepto una persona que es de Gaziantep.

Esta casa de una sola planta resultó ligeramente afectada [por los terremotos]. La estructura del baño exterior y el sistema de agua no funcionan correctamente y tenemos miedo de entrar. Nos han dado dos tiendas porque no hay suficiente espacio para todos en la casa.

Mis principales preocupaciones son tener un techo adecuado sobre nuestras cabezas y la salud y el bienestar de nuestros hijos e hijas. Aunque todos somos familia, terminamos discutiendo mucho porque vivimos muy juntos. Ojalá Dios nos ayude a superar esto”.

 

Ülkükaya: “Cada vez que hay una réplica, la casa se mueve de nuevo”

“En nuestro pueblo, Karahoyük, 25 de las 60 casas se derrumbaron; de las que siguen en pie, 15 tienen daños graves, como grandes grietas en las paredes. Mi casa de una sola planta resultó gravemente dañada. Todos los vidrios se hicieron añicos y los utensilios de cocina y los platos también se rompieron. Tenemos miedo de entrar, así que solo entramos muy rápido para usar el baño. Las grietas son cada vez más grandes y cada vez que hay una réplica, la casa vuelve a moverse.

Voces desde las zonas rurales de Turquía afectadas por el terremoto apotadas por MSF
Ülkükaya junto a la tienda improvisada en la que vivió varios días junto a sus hijos después de que el terremoto dañara su casa. ©Igor Barbero/MSF

 

Después del primer terremoto, salimos al patio. Al día siguiente construimos una carpa improvisada con unas láminas de plástico que normalmente usamos para las actividades agrícolas. Durante una semana nos quedamos en esta tienda improvisada, y luego un vecino nos dejó quedarnos en una pequeña casa que no había sufrido daños. Pero no podemos quedarnos allí por mucho tiempo, por eso necesitábamos una tienda adecuada para mí y para mis dos hijos*.

Hasta ahora hemos recibido algo de ayuda básica, como alimentos y ropa. Estamos agradecidos con todas las personas que nos han dado cosas. Ahora necesitamos que inspeccionen nuestra casa para que podamos volver a vivir en ella”.

 

*donado por MSF a través de una organización asociada

 

Ali Eran: “Este año va a ser muy duro”

Soy el mukhtar [jefe electo local] de Gümüs Dögen, un pueblo cerca de la ciudad de Elbistan. Antes del terremoto, la población del pueblo era de 450 habitantes; ahora hay alrededor de 500 personas aquí.

Voces desde las zonas rurales de Turquía afectadas por el terremoto apotadas por MSF
Eli Eran es el mukhtar [jefe local electo] de Gümüs Dögen, un pueblo cercano a la ciudad de Elbistan. ©Igor Barbero/MSF

Algunas personas vinieron de Elbistan y luego continuaron hacia Estambul, Antalya y otros lugares. Algunas personas del pueblo también se fueron porque tenían miedo. La mayoría de la gente que venía de fuera ya tenía aquí una segunda residencia. Otros no tienen familiares en el pueblo, pero como no tienen donde quedarse en otras zonas, vienen aquí y por supuesto les acogemos.

Diez de 140 edificios se han derrumbado. Otros, incluyendo los nuevos, tienen grietas. Una persona murió y otra resultó herida. Muchas rocas cayeron desde lo alto de la montaña también. Hay tres tiendas de campaña en el pueblo y hemos pedido algunos contenedores.

Ayer vinieron médicos a ver cómo estábamos y trajeron medicinas para las y los adultos mayores, pero no tenemos suficiente gas y necesitamos combustible para la calefacción, como leña. Este año va a ser muy duro. Nunca antes había vivido algo así. Hace frío, hay nieve y todo está cerrado, incluyendo todas las tiendas y negocios. Estoy supervisando la colecta de ayuda para nuestro pueblo; hago anuncios a través de los altavoces para distribuirla”.

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