Ucrania: En Odessa, “todo el mundo se prepara para lo peor”

Carla Melki, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), acaba de regresar de la ciudad portuaria de Odessa, en el sur de Ucrania, donde formó parte de un equipo de MSF que evalúa la situación para ayudar a planificar nuestras actividades en respuesta a la guerra en el país. Desde Moldavia, país vecino al que huyen las personas refugiadas, explica los temores en torno a la ofensiva rusa y las prioridades de la respuesta de MSF.

Carla Melki, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), acaba de regresar de la ciudad portuaria de Odessa, en el sur de Ucrania, donde formó parte de un equipo de MSF que evalúa la situación para ayudar a planificar nuestras actividades en respuesta a la guerra en el país. Desde Moldavia, país vecino al que huyen las personas refugiadas, explica los temores en torno a la ofensiva rusa y las prioridades de la respuesta de MSF. 

¿Cuál es la situación en Odessa? 

Parte de la población ha huido de la ciudad hacia la frontera con Moldavia. Quienes se quedan no se mueven mucho. A pesar de ello, movilizarse es complicado debido a los atascos alrededor de los puntos de control de las fuerzas de seguridad ucranianas en la ciudad. Hay toque de queda por las noches y las sirenas suenan varias veces al día. Mientras estábamos allí, escuchamos varias explosiones a lo lejos, pero no supimos qué las causó ni de dónde vinieron.  

La mayoría de las tiendas están cerradas, se prohíbe la venta de alcohol, el combustible está racionado y se limitan los retiros de dinero en efectivo. 

La ciudad claramente se prepara para un ataque y un asedio. Con casi un millón de habitantes, Odessa es la tercera ciudad más grande de Ucrania. También alberga uno de los puertos más estratégicos del país. Así que nadie se hace ilusiones sobre lo que sucederá a continuación. Todo el mundo se prepara para lo peor. 

¿Cómo se prepara el sistema sanitario de la ciudad para la ofensiva rusa? 

Hay hospitales grandes, de buen nivel, bien equipados, pero no están acostumbrados a lidiar con flujos masivos de personas heridas de guerra. Es muy difícil abordar teóricamente esta faceta de la medicina; necesitas tener experiencia práctica. 

Sin embargo, la gran mayoría del personal sanitario sigue presente y no tiene intención de marcharse. Todo el mundo trabaja arduamente y está decidido a hacer frente, pase lo que pase. 

¿Debemos temer la escasez de medicamentos? 

El sistema sanitario ya se ha visto perturbado por la guerra, y el impacto ya se siente en las cadenas de suministro. Por ejemplo, se ha interrumpido la entrega de comidas calientes para las y los pacientes del hospital. Los combates han impedido las entregas desde la ciudad de Mykolaiv, donde normalmente se preparan. Como resultado, estamos considerando si debemos apoyar a los hospitales proporcionando comidas preparadas para las y los pacientes. 

También empiezan a escasear algunos medicamentos, y no es posible pedirlos por los canales habituales porque el nivel central ya no puede abastecer a todo el país. Estamos ayudando con esto; una primera donación de medicamentos y equipos médicos llegó el 6 de marzo, a Odessa desde Rumanía, y esperamos donar una parte a los hospitales de Mykolaiv. Pero está claro que, en todo el país, la escasez de medicamentos y equipamiento es ya un gran problema, y la situación solo empeorará. 

Además de las consecuencias directas de la guerra, es probable que el impacto para pacientes que padecen enfermedades crónicas – como cáncer o diabetes, por ejemplo – sea desastroso. 

 

 

¿Cuál es la situación en la frontera de Moldavia? 

Según las autoridades moldavas, ya han llegado al país unas 120,000 personas refugiadas de Ucrania. Para los habitantes de la región de Odessa, el paso fronterizo más cercano es Palanca, a unas dos horas en automóvil desde la ciudad. Pero actualmente, puede tomar más de 24 horas en cruzar la frontera. En el puesto fronterizo, las autoridades moldavas separan a sus ciudadanos de los de otras nacionalidades, pero todos pueden pasar. 

Las personas más ricas viajaron en automóvil, mientras que muchos otras huyeron en autobús y tren. La gran mayoría son mujeres, niñas y niños. Cerca de la frontera se han formado atascos de tráfico de varios kilómetros. Muchas personas optan por recorrer los últimos kilómetros a pie. Hace mucho frío. Además de la fatiga y la ansiedad, algunas personas sufren los efectos de enfermedades crónicas no tratadas.   

Una vez que llegan a la frontera, las personas suelen necesitar atención inmediata. Tenemos la intención de establecer un puesto de salud en colaboración con el Ministerio de Salud de Moldavia, para poder brindar primeros auxilios en un entorno seguro y cálido. En el lado moldavo de la frontera, las autoridades han establecido áreas de recepción, ya que a menudo las personas refugiadas tardan varias horas en encontrar transporte hasta la capital, Chișinău, y más allá. Aquí también tenemos la intención de crear un refugio para brindar asistencia psicológica y social, especialmente a las personas más vulnerables y frágiles.   

¿Cómo planea MSF ayudar a la población de Odessa? 

En Odessa, nos centramos en dos prioridades. La primera es ayudar en la preparación de los hospitales para atender a las personas heridas. Creemos que podemos proporcionar capacitación, apoyo para el triaje y la estabilización de pacientes. También estamos considerando ayudar a establecer puestos médicos avanzados, es decir, pequeñas salas de urgencias capaces de brindar primeros auxilios a las personas heridas antes de transportarlas a los hospitales. 

En segundo lugar, tenemos previsto ayudar con los suministros de medicamentos para evitar la escasez. Después de la primera donación de medicamentos, seguirán otras donaciones en los próximos días. Esto es gracias, en particular, a una asociación con Zidebine, una ONG rumana que nos ayuda a comprar y entregar medicamentos en Ucrania. 

En cualquier caso, no sabemos cuánto tiempo queda antes de que la ciudad sea atacada. Estamos tratando de configurar tantas cosas como sea posible, mientras sea posible. Es una carrera contra el tiempo. 

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