Uganda: MSF brinda asistencia a 18,000 personas refugiadas congoleñas en el campo de Nyakabande

Desde abril, un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF)  brinda asistencia médica y humanitaria de emergencia en el campo.

La clínica de MSF en el campo de Nyakabande, Uganda, donde viven 18,000 personas refugiadas congoleñas. © Théo Wanteu/MSF

Tras los enfrentamientos entre el grupo rebelde M23 y el ejército congoleño en la provincia de Kivu Norte en República Democrática del Congo, entre 25,000 y 30,000 personas han buscado refugio en la vecina Uganda, y más de 18,000 se encuentran en el campo de Nyakabande. Desde abril, un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF)  brinda asistencia médica y humanitaria de emergencia en el campo.

A pesar de nuestra intervención, las necesidades siguen siendo grandes para estas personas que esperan volver a su país. El 28 de marzo de 2022 se produjeron enfrentamientos entre el ejército congoleño (FARDC) y el grupo rebelde M23 en el territorio de Rutshuru (Kivu Norte, República Democrática del Congo). Durante tres días, al menos 45,000 personas se vieron obligadas a abandonar precipitadamente sus hogares y pueblos.

“Después de permanecer algún tiempo en la ciudad fronteriza de Bunagana, con la esperanza de volver rápidamente a casa, muchas de estas personas se vieron obligadas a trasladarse al campo de Nyakabande, un antiguo campo de personas refugiadas ubicado a 17 km de la frontera”, dice Theo Wanteu, jefe de misión de Médicos Sin Fronteras en Uganda.

Con un espacio inicial para 1,000 personas, el campo fue ampliado por el gobierno de Uganda y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para albergar a 5,000 personas adicionales, pero ahora, el número de personas albergadas se ha triplicado.

“Con un promedio de 300 llegadas por día, el campo sigue siendo demasiado pequeño y en actualmente hay 18,000 personas hacinadas, el 60% son niñas y niños”, dice Wanteu. “En este campo sobrepoblado, las necesidades de las personas llamaron rápidamente la atención de los equipos de MSF e iniciamos nuestra respuesta el 4 de abril”.

Los equipos de Médicos Sin Fronteras comenzaron por establecer un centro de salud donde ahora brindan unas 300 consultas externas por día. La mayoría de pacientes padecen malaria o enfermedades respiratorias, que están muy extendidas en el campo debido a las condiciones de vida básicas de las personas, la gran altitud y la temporada de lluvias. El equipo médico de MSF también brinda servicios de salud mental, consultas prenatales, tratamiento para la desnutrición y atención a sobrevivientes de violencia sexual. Médicos Sin Fronteras instalamos también una sala de hospitalización de 22 camas junto al centro de salud para tratar los casos más graves que requieren hospitalización continua.

Dentro del campo, el 15% de las niñas y niños menores de cinco años sufren desnutrición, el 13% con desnutrición aguda moderada y el 2,5% con desnutrición aguda severa, según datos de Medical Teams International (MTI), otra organización que trabaja en el campo. 

La falta de saneamiento en el campo aumenta el riesgo de cólera. Para prevenirlo, Médicos Sin Fronteras colaboramos en la organización de una campaña de vacunación para más de 11,500 personas, tanto en el campo como en la cercana ciudad de Kisoro, y el equipo está listo para responder a cualquier emergencia epidémica. 

Además, para mejorar las condiciones de vida y reducir el riesgo de epidemias, los ingenieros de agua y saneamiento de Médicos Sin Fronteras construyeron 210 letrinas. Sin embargo, con solo una letrina para 64 personas, aún no se cumplen los estándares mínimos establecidos para emergencias. 

El equipo de MSF ha distribuido artículos de primera necesidad como bidones, esterillas, jabón, mantas, cubos y toallas sanitarias, a más de 5,000 personas. El equipo también ha instalado 20 carpas, cada una con capacidad para 100 personas y están preparados para instalar 40 carpas más en caso de ser necesario. 

“Nuestra respuesta de emergencia estaba planeada para durar dos meses, dando tiempo a que otras organizaciones humanitarias vinieran y proporcionaran a la población refugiada el apoyo que necesitan“, diceWanteu. “Sin embargo, la respuesta de otras organizaciones aún no satisface las necesidades de las personas, por lo que hemos decidido continuar con nuestro apoyo por el momento“.

Al otro lado de la frontera, en Rutshuru, República Democrática del Congo, las necesidades de las personas que se han visto obligadas a abandonar sus pueblos también son numerosas en cuanto al acceso a las necesidades básicas (atención médica, alimentos, agua, refugio, etc). En los alrededores de Mungo y Rutsiro, donde viven 25,000 personas internamente desplazadas, nuestros equipos donaron medicamentos a los centros de salud, habilitaron consultas de salud de atención primaria y comenzaron a construir letrinas y duchas. 

Compartir