Un brote de cólera se propaga rápidamente en Sudán del Sur

El equipo de MSF trabajando en un centro de tratamiento para responder al brote de cólera en Sudán del Sur.
En el Centro de Tratamiento del Cólera de MSF en el campo de personas refugiadas de Juba. © Isaac Buay/MSF

Por el Dr. Mohammed Musoke, asesor médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) que supervisa la respuesta al brote de cólera en Sudán del Sur.


Hay algo muy inusual sobre el brote de cólera en Sudán del Sur, y esa es la velocidad con la que la enfermedad se ha propagado por todo el país. En octubre, cuando se declaró por primera vez el brote, todo estaba localizado en Renk, en el norte, cerca de la frontera con Sudán. Durante un brote normal, el virus se contendría allí. Tal vez se propagaría a una o dos áreas más antes de poder controlarlo. Pero durante los siguientes tres meses, se propagó a siete de los diez estados en Sudán del Sur, así como en el área administrativa de Ruweng, a un ritmo alarmante. 

Los casos iniciales confirmados se presentaron entre personas refugiadas que huyeron de la guerra en Sudán. Después de un esfuerzo concentrado, en Médicos Sin Fronteras (MSF) finalmente comenzamos a ver una reducción en el número de casos en Sudán, pero en Sudán del Sur seguimos en alerta máxima. Hasta el momento se han registrado 24,418 casos y 475 muertes. Hemos estado apoyando al Ministerio de Salud en la respuesta al cólera, estableciendo un total de 388 camas en centros de tratamiento del cólera en cinco de los estados afectados y vacunando a más de 200,000 personas en riesgo. 

El brote expuso la fragilidad del sistema de salud de Sudán del Sur y, aunque hay muchos factores que han contribuido a la gravedad de la situación, uno de los más significativos es el impacto en los recortes de financiación que comenzaron a afectar al país en 2022. 

Nyaluak Kuol saliendo del centro de tratamiento del cólera en Sudán del Sur con su hijo de dos años, Tesloach Manah, que fue admitido.
Nyaluak Kuol saliendo del centro de tratamiento del cólera en Sudán del Sur con su hijo de dos años, Tesloach Manah, que fue admitido. © Isaac Buay/MSF

Un sistema de salud debilitado

El acceso a la atención médica básica ya era limitado incluso entonces, pero la situación se deterioró aún más cuando cientos de centros de salud e incluso los hospitales estatales comenzaron a perder financiación. Aunque el año pasado se implementó un nuevo mecanismo de financiación, el personal de todo el país no recibió sus salarios durante meses, los suministros se agotaron y las existencias no se repusieron. Además, ninguno de los centros de salud que cerró en 2022 ha sido reabierto. 

Con este débil sistema de salud como base, ha sido muy difícil responder al brote de cólera. En Renk, se estaba haciendo muy poco para apoyar a las personas, incluso antes de que se detectaran los primeros casos. Aunque se movilizó una respuesta humanitaria para apoyar a las personas refugiadas y repatriadas en 2023, no fue lo suficientemente fuerte, y el brote de cólera la debilitó aún más – y destacó las evidentes brechas en la respuesta.

En Renk, las personas viven en condiciones horribles donde las fuentes de agua contaminadas, la defecación al aire libre y la sobrepoblación han facilitado la propagación de la enfermedad dentro de la comunidad. Además de eso, el flujo constante de personas que llegan a este ambiente precario y luego se movilizan rápidamente a otras partes de Sudán del Sur, es el factor que impulsa su rápida propagación por todo el país. Vimos cómo pasaba de Renk, a Malakal, a Bentiu, a Juba en cuestión de días, y a pesar de que ahora se está controlando en estas áreas, nos preocupa enormemente que pronto surja en una nueva ubicación. 

MSF estableció un centro de tratamiento del cólera con capacidad de 80 camas para responder al brote de cólera en Sudán del Sur.
Un equipo de MSF atendiendo pacientes en el centro de tratamiento del cólera apoyado por MSF en el estado de Bentiu.©
Gale Julius Dada/MSF

 

¿Cómo controlar el brote de cólera en Sudán del Sur?

Nos preocupan especialmente los barrios marginales y los asentamientos informales alrededor de Juba, donde las condiciones de vida son similares a las de Renk; y los campos para personas refugiadas e internamente desplazadas alrededor de la capital, donde también vimos una explosión de casos. Cuando visitamos los campos ya se habían registrado más de veinte muertes en la comunidad, debido a que tras años de negligencia sistémica allí no había atención médica. Nos quedamos en shock por las condiciones. Los desechos no recogidos se acumulaban en las calles, las letrinas estaban rotas, la gente defecaba al aire libre y las aguas residuales corrían entre las tiendas de campaña de la gente. Como había muy poco acceso a agua potable, cuando instalamos nuestro centro de tratamiento del cólera los pacientes llegaban en estado crítico.  

Para frenar el brote, se necesitan medidas preventivas. En términos generales, la respuesta hasta ahora ha sido muy reactiva. Se han hecho esfuerzos para tratar a quienes ya padecen la enfermedad, y las vacunaciones han comenzado, Pero necesitamos identificar dónde estarán los próximos puntos críticos para poder vacunar a las personas antes de que la enfermedad los alcance. Por supuesto que ayuda vacunar a la gente donde la enfermedad ya está presente, pero la respuesta debe intentar adelantarse a la propagación. 

Sospechamos que los asentamientos informales alrededor de Juba podrían ser el próximo lugar de la epidemia. Por eso vacunamos a la población de Rejaf y Don Bosco, dos barrios marginales que rodean la capital. También distribuiremos tabletas para que la gente pueda purificar el agua sucia. Pero esas acciones por sí solas no son suficientes.

Las personas necesitan servicios adecuados en estas zonas a largo plazo, como fuentes de agua limpia, una gestión adecuada de los residuos y atención médica adecuada. Estas acciones ya han comenzado a realizarse en las zonas más afectadas, por lo que estamos viendo una estabilización de los casos de cólera en este momento, pero aún no pasa el peligro. Aún nos preocupa la movilidad de la enfermedad. Podría aparecer fácilmente en cualquier lugar, por lo que las acciones preventivas son vitales. 

En general, aunque el brote ya se se está controlando, e incluso cuando haya terminado, solo será cuestión de tiempo antes de que ocurra otro brote de la enfermedad. Y cuando ocurra, a menos que se tomen medidas para fortalecer y financiar adecuadamente el frágil sistema de atención de salud, veremos que esta carrera por responder se repetirá una y otra vez.”

Compartir