Una crisis humanitaria en Burkina Faso que desplazó a 1,99 millones de personas

MSF distribuyó galletas BP-5 en Djibo, Burkina Faso
Madres en fila esperando sus cajas de galletas BP-5. Djibo, Burkina Faso. © MSF/Nisma Leboul

Burkina Faso vive una crisis humanitaria sin precedentes que ha provocado que 1,99 millones de personas internamente desplazadas huyan de la violencia perpetrada por grupos yihadistas (OCHA, 31 de marzo de 2023).   

La ciudad de Djibo, en el norte del país, ha estado bloqueada por grupos armados no estatales durante más de un año y permanece en gran medida aislada de recibir alimentos y ayuda. El movimiento de la población está restringido y su acceso a los servicios básicos se ha visto severamente afectado, dejando a la población sobreviviendo con escasos alimentos, agua, electricidad y medios de comunicación limitados. 

Los continuos enfrentamientos entre las fuerzas de defensa y seguridad de Burkina Faso y los grupos armados no estatales en las afueras de Djibo han provocado una afluencia masiva de personas que buscan refugio en la ciudad. De los 300,000 habitantes, cerca de 270,000 (269,894 según el Consejo Nacional de Atención de Emergencias y Rehabilitación: CONASUR) son personas internamente desplazadas, la mitad de ellas son niñas y niños que viven en campos o con familias de acogida. 

Al estar atrapadas en el conflicto, las condiciones de vida de las personas se deterioran rápidamente y la comunidad sobrevive gracias a la asistencia humanitaria. Incapaces incluso de encontrar sal, los recursos son tan escasos que, durante largos periodos de tiempo, los habitantes han recurrido a comer hojas.  

La vida bajo el bloqueo en Burkina Faso
Safi de 30 años, y su hija menor frente a su choza en Djibo. © MSF/Nisma Leboul

 

“No me quedaba nada para comer para mis hijos”, dijo Safi, una mujer internamente desplazada de 30 años y madre de cinco hijos. Safi salió de su pueblo de Yalanga, a 100 km de Djibo, con toda su familia, su esposo fue asesinado en el camino por grupos armados. Su vida diaria está marcada por las distribuciones del Programa Mundial de Alimentos mientras busca pequeños trabajos domésticos para sobrevivir. 

“Está mejorando un poco estos días”, nos explicó el 21 de marzo, cuando un convoy de alimentos y artículos de primera necesidad finalmente logró llegar a Djibo, con escolta armada, cuatro meses después de que los últimos suministros llegaran a la ciudad. La mejora es notable, incluso si los efectos combinados de la crisis alimentaria y de seguridad siguen siendo críticos.  

Las dificultades para acceder a Djibo han provocado una crisis alimentaria y nutricional alarmante, cuyo alcance es difícil de medir. Con información insuficiente sobre el estado nutricional de la población, los actores luchan por adaptar sus respuestas. Desde las primeras advertencias en octubre de 2022, varias organizaciones se han movilizado, pero la ayuda sigue siendo en gran medida insuficiente.   

Las actividades nutricionales implementadas en las últimas semanas responden a las necesidades de niñas y niños con desnutrición, pero la falta de alimentos y de perspectivas para los próximos meses sigue siendo muy preocupante. 

Los días 8 y 9 de abril, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) distribuyeron 57 toneladas de galletas BP-5 a 12,456 niñas y niños de entre 6 meses y 5 años, lo que equivale a un mes de alimentos.  

MSF distribuyó galletas BP-5 en Djibo, Burkina Faso
Una madre sonriendo con su caja de galletas BP-5. Djibo, Burkina Faso © MSF/Nisma Leboul

 

Las galletas BP-5 se utilizan como complemento nutricional para prevenir la desnutrición infantil (alimento enriquecido de alto valor energético a base de cereales, harina de trigo cocida, grasa, aceite vegetal, azúcar, proteína de soja, vitaminas y minerales). Esta distribución ha contribuido temporalmente a responder a las necesidades inmediatas de una gran parte de la población. 

El acceso a la atención médica también se ve muy afectado por el bloqueo: la mayoría del personal médico se ha ido y las dificultades para obtener medicamentos han llevado al cierre de varias instalaciones. Los que quedan están operando a una capacidad mínima, con capacidad limitada para responder a una población que ya es extremadamente vulnerable. “Vivimos en un gran sufrimiento”, dijo un líder comunitario. 

Desde 2018, Médicos Sin Fronteras en colaboración con el Ministerio de Salud, hemos estado apoyando al centro médico de Djibo con una unidad quirúrgica, dos puestos de salud avanzados y tres sitios de salud comunitarios. 

En el centro médico con unidad quirúrgica, la atención de los pacientes es gratuita: las y los pacientes y sus familias reciben tres comidas al día. La unidad quirúrgica y la de urgencias son autónomas gracias a los paneles solares instalados por MSF. 

Médicos Sin Fronteras también trabajamos en la rehabilitación de puntos de agua y la construcción de pozos, facilitando el acceso al agua potable para las y los habitantes y reduciendo los riesgos para las mujeres, que ya no necesitan caminar largas distancias para ir a buscar agua. 

“Además de lo que MSF está haciendo por las personas de Djibo, también nos han apoyado, no olviden que esta situación tuvo un impacto en nosotros y nuestras familias”, afirma Hamadoum Moussa, supervisor de promoción de la salud de MSF. 

Los suministros de alimentos llegaron por vía aérea en el punto álgido del bloqueo para garantizar el suministro a nuestros equipos que continuaron trabajando incansablemente. A pesar del contexto extremadamente difícil, la solidaridad y la cohesión social prevalecen en la ciudad y en nuestros equipos, ya que responden a las necesidades de la comunidad, que cada vez son mayores. 

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