Violencia en el noroeste y suroeste de Camerún: cinco cosas que debes saber

One-shot intervention in Menka, North-West Region of Cameroon

Medio millón de desplazados cada vez más vulnerables y una ayuda internacional insuficiente. A la crisis ya existente se suma otra menos conocida pero cada vez más cruda. Trabajamos para llegar a la población más necesitada que vive en zonas difíciles de acceder.

Medio millón de desplazados cada vez más vulnerables y una ayuda internacional insuficiente. A la crisis ya existente se suma otra menos conocida pero cada vez más cruda. Trabajamos para llegar a la población más necesitada que vive en zonas difíciles de acceder.

Desde 2014, el norte del país se ha visto afectado por la crisis de lago Chad, la región vecina, que ha desplazado a la fuerza a cientos de miles de personas a través de Camerún y hasta la zona fronteriza con Nigeria.

Pero a medida que Camerún ha ido lidiando con esta crisis humanitaria, una segunda crisis, menos conocida, ha ido cobrando intensidad en las regiones del noroeste y suroeste. Aquí, la violencia entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados separatistas de la comunidad de habla inglesa se ha recrudecido. Los cientos de miles de personas que tuvieron que huir de sus hogares necesitan ahora asistencia humanitaria urgente.

Estas son cinco cosas que deberías saber sobre los estragos de la violencia en estas zonas de Camerún:

 

1. Medio millón de desplazados

Desde 2016, el aumento de la violencia entre los separatistas de habla inglesa y las fuerzas del gobierno central en el noroeste y suroeste de Camerún ha expulsado a 530.000 personas de sus hogares, según datos de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Los ataques, la violencia física y sexual, las amenazas, los secuestros, los asesinatos y la quema de aldeas han obligado a muchas personas a huir a zonas rurales donde viven en la pobreza más extrema, en refugios improvisados en el bosque. Otros han tenido que mudarse a otras ciudades, donde viven en la calle o con familias de acogida en insalubres condiciones de hacinamiento.

 

 

2. Mayor vulnerabilidad

Estos desplazamientos han incrementado enormemente las necesidades humanitarias en ambas regiones. La grave inseguridad y las restricciones de movimiento impiden el acceso a alimentos, a granjas y mercados, así como a agua potable, saneamiento y condiciones adecuadas de higiene. La combinación de las malas condiciones de vida, la pérdida de medios de subsistencia y la falta de alimentos y agua limpia agrava aún más la vulnerabilidad de estas personas, que corren además un mayor riesgo de contraer enfermedades. Además, muchos de los desplazados han sido testigos y/o víctimas de eventos traumáticos. Nuestros equipos han tratado a 280 personas afectadas por la violencia.  

Dicha violencia también limita el acceso de la población a la atención médica: le impide llegar a los centros médicos, interrumpe el suministro de medicamentos y equipos, y provoca tanto la huida de personal médico como el cierre de instalaciones sanitarias.

 

3. MSF estamos respondiendo a la crisis, pero las necesidades humanitarias son enormes

Colaboramos con 19 estructuras de salud en las regiones del noroeste y suroeste de Camerún, con el objetivo de brindar atención urgente a aquella población sin acceso a servicios de salud, debido a la violencia y el desplazamiento forzoso. En Bamenda y Widikum, en el noroeste, y en Buea y Kumba, en el suroeste, nuestros equipos operan un servicio gratuito de ambulancia medicalizada. Este permite transportar a los pacientes vulnerables de la comunidad a los centros de salud o a los hospitales para que puedan recibir atención especializada, incluso durante los cierres y los toques de queda, cuando los movimientos y actividades civiles normales están restringidos. Entre junio de 2018 y marzo de 2019, remitimos a más de 2.500 pacientes en ambulancia. La mayoría de las referencias fueron mujeres con complicaciones obstétricas, pero también niños menores de 15 años y víctimas de violencia directa. Gracias a nuestras ambulancias, hemos podido remitir a 338 pacientes con heridas de bala.

Nuestros equipos también realizan asistencia de urgencia, sobre todo a mujeres embarazadas y niños menores de 5 años. Además, donan medicamentos y suministros, y forman a trabajadores sanitarios de la comunidad para que puedan diagnosticar y tratar enfermedades habituales como la malaria. En los 10 meses previos a marzo de 2019, nuestros equipos realizaron más de 2.000 consultas de urgencia, 32.800 consultas ambulatorias, y trataron a 14.500 personas de malaria. También han proporcionado apoyo psicosocial a 1.280 pacientes.

Somos una de las pocas organizaciones que opera en las áreas rurales del noroeste y suroeste del país, donde nos centramos en ofrecer atención médica a los desplazados más vulnerables en las áreas accesibles. Con una violencia continúa y una situación humanitaria que empeora, urge una respuesta más contundente.

youtube://v/9yLrrI42QFE

 

4. Zonas sin ayuda humanitaria

Debido a la grave inseguridad y las restricciones de movimiento, partes de las regiones noroeste y suroeste de Camerún son totalmente inaccesibles para las organizaciones de ayuda internacional. Solo unas pocas organizaciones nacionales de ayuda tienen acceso, y de forma ocasional. Esto supone que un gran número de personas desplazadas a áreas rurales no ha recibido ninguna ayuda.

Nuestros equipos no han podido acceder a determinadas áreas y, por ello, no es posible determinar el alcance exacto de la situación, aunque se teme que exista un número aún mayor de personas con necesidades médicas y humanitarias sin cubrir. A medida que la violencia continúa y el acceso humanitario internacional se dificulta, es muy probable que la vulnerabilidad de estas personas vaya en aumento.

 

5. La atención médica, bajo ataque

Los ataques contra instalaciones médicas y trabajadores sanitarios son parte de la violencia en esta zona del país. Al principio, dichos ataques eran indiscriminados pero, a medida que la violencia ha continuado, son cada vez más intencionados. Los hospitales son atacados u ocupados deliberadamente, bloquean las ambulancias, y el personal médico es víctima de violencia, amenazas, secuestros, e incluso asesinatos.

Todas las partes involucradas en el conflicto son también responsables de interrumpir los servicios de atención médica y su acceso, lo que priva a la población de la atención médica cuando más la necesita. El año pasado, nuestros equipos documentaron 61 ataques a centros de salud y 39 contra profesionales sanitarios. Las fuerzas gubernamentales y los grupos armados no estatales deben respetar la misión médica para que heridos y pacientes puedan seguir recibiendo la atención médica que necesitan.

Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja en Camerún desde 1984 para brindar asistencia médica a poblaciones vulnerables en situaciones de epidemias, catástrofes naturales y violencia armada.

En 2015, MSF comenzó a brindar atención médica de emergencia, nutricional y pediátrica a las víctimas de la violencia y a las personas desplazadas y vulnerables en el extremo norte del país.

En 2018, MSF comenzó sus actividades en el estado de Cross River (Nigeria) donde se registraron 32.600 refugiados cameruneses a febrero de 2019. Los equipos de MSF y el Ministerio de Salud del estado de Cross River actualmente dirigen clínicas móviles en nueve ubicaciones en dicho estado, y cuentan con unos 200 pacientes por día. A principios de mayo, los equipos de MSF habían realizado 20.565 consultas de atención primaria. MSF también brinda apoyo psicosocial a la población de acogida y refugiada.

MSF comenzó a trabajar en las regiones del noroeste y suroeste de Camerún en 2018 con el fin de fortalecer los sistemas de derivación y emergencia de los sistemas de salud de distrito, desarrollar la capacidad de su personal médico, y llegar a las poblaciones que, debido a la violencia, difícilmente pueden acceder a atención médica.

 

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