Franja de Gaza: “Los huesos están literalmente pulverizados”

Thierry Saucier es un cirujano ortopédico de MSF que trabaja en la Franja de Gaza. Él nos explica la complejidad que supone atender a los cientos de personas que resultaron heridas durante las manifestaciones de las últimas semanas. Las heridas más graves plantean desafíos significativos para los cirujanos, y requerirán meses o años de cuidado.

Thierry Saucier es un cirujano ortopédico de MSF que trabaja en la Franja de Gaza. Aquí nos explica la complejidad que supone atender a los cientos de personas que resultaron heridas durante las manifestaciones de las últimas semanas. Las heridas más graves plantean desafíos significativos para los cirujanos, y requerirán meses o años de cuidado.
 

¿Qué tipo de heridas están viendo entre los heridos en la Franja de Gaza?

 
Principalmente, estamos viendo heridas de bala. En más del 95% de los casos, las heridas de bala están en las extremidades inferiores de las personas, incluyendo sus rodillas. También hemos visto algunas heridas de bala en el abdomen y extremidades superiores. 
 
Lo más impresionante que hemos presenciado en los pacientes que vimos en las últimas tres semanas son los orificios de salida de las balas. Cuando una bala atraviesa el cuerpo siempre deja un orificio de salida ligeramente más grande que el de entrada. Pero en los pacientes que tratamos en nuestras clínicas de cuidados postoperatorios, los orificios de salida son un indicador de la inusual destrucción de los tejidos blandos y los huesos dentro de la herida.
 
El orificio de salida es desproporcionadamente mayor. Estas impresionantes lesiones son obviamente difíciles de tratar y frecuentemente requieren injertos posteriores. En la mitad de los heridos que hemos recibido, la bala ha alcanzado el hueso, y ha causado fracturas de múltiples fragmentos, los huesos están literalmente pulverizados.
 
Las balas también causan desgarros múltiples e irregulares en los tejidos blandos (piel, tendones, músculos, nervios, arterias). Esto provoca una desvascularización, es decir, que el flujo sanguíneo ya no llega a estos tejidos y, a su vez, crea un alto riesgo de infecciones. Si la bala toca el nervio ciático causa una parálisis que puede ser irreversible, ya que el tratamiento de las lesiones no puede realizarse en un contexto de emergencia. Cuando se trata de una lesión arterial, nos enfrentamos a un riesgo inmediato y mortal, a una desvitalización de las extremidades y, por lo tanto, frecuentemente a una amputación.
 

¿Qué tipos de cirugías realizan a los heridos?

 
En las heridas de las piernas, principalmente removemos el tejido muerto. Cuando el hueso es alcanzado, instalamos exclusivamente fijadores externos. Los nervios, músculos y tendones generalmente no se pueden reparar en un contexto de emergencia.
 
Como las lesiones son muy graves, frecuentemente es difícil reconocer los tejidos dentro de la herida. A veces simplemente no están ahí porque se los lleva la bala, y no siempre podemos reconocer el orden anatómico normal, pues las características que buscamos ya no están presentes. Tenemos que hacer una incisión, por arriba o por debajo de la herida, para encontrar la base de algún nervio, tendón o vaso sanguíneo. Este procedimiento es similar al de las cirugías que se realizan para tratar heridas de guerra.
 
Las cirugías son extremadamente complejas de realizar y las operaciones pueden durar varias horas, pues también se complican por la falta de ciertos materiales y equipos. Actualmente sólo un hospital en Gaza tiene el equipo necesario para realizar injertos de piel; y yo traje mi propio kit de microcirugía, que incluye suturas y lupas. El personal con el que trabajamos en los hospitales Al-Aqsa y Al-Shifa son profesionales cualificados con quienes tenemos una buena colaboración.
 

¿Cuáles son algunos de los riesgos para la salud y las consecuencias a largo plazo a las que se enfrentan los heridos?

 
En primer lugar está el riesgo de las complicaciones, especialmente las infecciones, que es muy alto para este tipo de lesiones. También existe el riesgo de pérdida de sustancia, es decir, cuando un hueso que ha sido destruido por una bala vuelve a crecer, siempre se vuelve más corto que el de la otra extremidad.
En segundo lugar, aunque los pacientes son estabilizados mediante operaciones de emergencia, la mayoría de ellos requerirá cirugías adicionales. Y por supuesto tendrán meses, o incluso años, de rehabilitación. 
 
La mayoría de los heridos – aquellos cuyos huesos, articulaciones, nervios y arterias han sido alcanzados por las balas– tendrán ciertos efectos secundarios y condiciones como resultado de estas lesiones por el resto de sus vidas; como que sus extremidades se acorten debido a fracturas, rigidez debido a lesiones en las articulaciones, parálisis causadas por lesiones en los nervios y problemas vasculares en el caso de las heridas arteriales, que a veces requieren amputaciones posteriores.
 
El pronóstico funcional es muy grave en todos los pacientes que hemos visto. Estas lesiones son innegablemente destructivas para las vidas de las personas heridas. Vivirán con ellas a largo plazo, sin la garantía de que puedan recuperar totalmente su capacidad física.
 
Entrevista realizada el 17 de abril de 2018.
 

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