Afganistán: “Todo empieza con un simple ABCDE”

En esta entrada del blog desde el interior de una sala de urgencias recién inaugurada en Herat, Afganistán, Rebecca, una enfermera de Médicos Sin Fronteras (MSF), nos cuenta sobre la capacitación a un equipo para ayudarles a examinar a más de 400 pacientes al día.

En esta entrada del blog, desde el interior de una sala de urgencias recién inaugurada en Herat, Afganistán, Rebecca, una enfermera de Médicos Sin Fronteras (MSF), nos cuenta sobre la capacitación a un equipo para ayudarles a examinar a más de 400 pacientes al día.

"Cuando corrí desde el triaje a la zona roja con nuestro primer paciente de urgencias para ponerlo en la cama de reanimación, la enfermera que trabajaba allí inmediatamente empezó a revisar el “ABCDE”. 

Este término refiere a la vía érea, la respiración, circulación, discapacidad, nivel de conciencia y exposición (por las siglas en inglés), datos necesarios para la evaluación formal de cada paciente. 

Con orgullo, recuerdo nuestros días en el salón de clases: primero con la pizarra y el equipo dando respuesta a mis preguntas, luego con el maniquí de plástico – imaginando que teníamos al hijo o hija de alguien enfrente de nosotros – y me di cuenta que todo el trabajo encajaba.

Soy una enfermera de capacitación pediátrica y llegué a la ciudad de Herat, en el oeste de Afganistán, en octubre de 2021.

Pasé tres semanas capacitando un nuevo grupo de enfermeras, enfermeros y asistentes de enfermería antes de abrir la nueva sala de urgencias pediátricas (SE) y la unidad de cuidados intensivos (UCI). 

Ampliando la atención de emergencias

Nuestra capacitación cubrió todos los aspectos básicos del triage (el proceso de decidir qué tan enfermo está un paciente) así como la evaluación y cuidado de niñas y niños enfermos, y la preparación para nuestros primeros pacientes reales.

Enseñamos a los diferentes integrantes del personal – médico, enfermería y auxiliares de enfermería – a trabajar como un equipo hábil, a reconocer a los niños y niñas que necesitan tratamiento inmediato para salvarles la vida y cómo intervenir.

Desde su apertura el 10 de diciembre, hemos tratado a más de 1,485 pacientes en nuestra sala de urgencias, en su mayoría por infecciones del tracto respiratorio, dolor abdominal, convulsiones y diarrea.  

En promedio, atendemos a más de 400 pacientes cada día. 

Anteriormente, el servicio estaba a cargo del Ministerio de Salud Pública, con pequeñas salas de consulta, acceso limitado a los medicamentos y sin suficiente personal médico y de enfermería para atender a las y los pacientes. 

No existía un triaje para evaluar a pacientes más críticos y garantizar que fueran atendidos con prioridad, por lo que las personas a menudo morían esperando atención médica.  

MSF ha renovado los edificios existentes y agregado contenedores para crear más espacio para evaluar y tratar a las personas. También  implementamos un proceso de evaluación para llevar esos casos graves a la sala de urgencias y reducir el riesgo de que las personas mueran, esto al brindarles intervenciones que salvan vidas. 

Además, nuestros pacientes reciben consultas y medicamentos de forma gratuita, independientemente de quiénes sean o de dónde vengan: un principio clave de MSF.

Empezando con el ABCDE 

En la mañana en que se inauguró el hospital, vi a todo el equipo de enfermería recibir a las y los pacientes con una sonrisa escondida detrás de sus mascarillas y comprobando la lista de verificación ABCDE. 

Un pequeño bebé de solo tres meses fue referido de una clínica ubicada a un día de distancia. Al retirar la gruesa manta que envolvía al bebé, vimos que estaba azul y muy débil. 

La enfermera colocó al bebé en la mesa de reanimación y comenzó la evaluación: “Vía aérea: sin obstrucción. Respiración: ¡El bebé no respira!”  

 

 

El equipo entró en acción y pidió ayuda extra. Otra enfermera armó lo que se conoce como bolsa de Ambu y una mascarilla para suministrar respiraciones y oxígeno al bebé, al mismo tiempo que el médico evaluaba la frecuencia cardíaca con su estetoscopio en el pequeño pecho del bebé. 

La enfermera apretó la bolsa de Ambu e infló cuidadosamente los pulmones del bebé.  

– Uno, dos, tres, cuatro, cinco. 

El médico informó una buena frecuencia cardíaca y, cuando levantó su estetoscopio del pecho, vimos al bebé comenzar a respirar por sí mismo. El color regresó a su piel, de azul a rosa. 

La madre observaba ansiosamente nuestro esfuerzo y el médico le informó que su bebé estaba mejorando y respirando sin nuestra ayuda. El alivio de extendió por su rostro y, con un gentil estímulo, se acercó a tomar la mano de su bebé.

Fue un gran momento para el equipo. A menudo, las y los pacientes llegan demasiado tarde por nuestra ayuda y a pesar de nuestros esfuerzos, no les vemos respirar nunca más.

La llegada del invierno

El invierno ha llegado a Afganistán. Esperamos un número aún mayor de pacientes a diario con todo tipo de enfermedades, desde un resfriado y gripe leve hasta enfermedades respiratorias graves, y más. 

Millones de niñas y niños afganos viven en estructuras sencillas que son difíciles de mantener calientes incluso si sus familias pueden pagar el combustible. Las familias numerosas viven en espacios pequeños que son lugares perfectos para la propagación de enfermedades y en las cuales es imposible aislar a las personas enfermas.

La inseguridad alimentaria da lugar a dietas deficientes, carentes de vitaminas y minerales esenciales que, sin duda, contribuye a que los niños y niñas enfermen. El centro de desnutrición gestionado por MSF que se encuentra al lado sigue lleno de pacientes, a pesar de que ya pasó la habitual temporada alta de desnutrición.

Después de la apertura de la sala de urgencias y la unidad de cuidados intensivos, podemos ver que el camino por delante será desafiante.

Somos uno de los únicos hospitales que pueden brindar atención de urgencias gratuita a una gran población. Esto incluye tanto a las personas de la ciudad como de los campos de personas desplazadas en la periferia, así como a quienes viajan hasta nosotros desde otras provincias.

Algunas personas aquí no tienen casi nada y han viajado desde sus pueblos para encontrar trabajo. No tienen acceso a los alimentos o agua, y no pueden satisfacer estas necesidades humanas básicas en sus hogares. 

Cuarenta años de guerra parecen haber llegado finalmente a un tentativo fin en Afganistán, pero las personas siguen sufriendo las consecuencias de estos años de conflicto. 

Esta es la segunda vez que trabajo en Afganistán, y la resiliencia y fortaleza del personal, así como su determinación para hacer todo con los más altos estándares de calidad, me trajeron de nuevo aquí.

El equipo tiene una increíble motivación y es un placer enseñarles. Continuaremos capacitándoles durante mi estadía, y también trabajaremos para capacitar a las y los supervisores afganos para que continúen capacitando al personal y prioricen su educación y desarrollo.

Creo que se asegurarán de que el nuevo servicio funcione a toda máquina, brindando atención de emergencia de calidad donde más se necesita. 

Todo comienza con un simple ABCDE."

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