Cerrando la brecha: Un supervisor de salud mental en Sudán del Sur

Emergencia en Jonglei, Sudán del Sur
Mujeres de Riang, en el estado de Jonglei, cargan artículos que MSF distribuye a las familias locales. Diciembre de 2021. ©Damaris Giuliana/MSF

Nuestro compañero Ngueny Deng Pal es especialista en salud mental y trabaja para Médicos Sin Fronteras (MSF) en el estado de Jonglei, no muy lejos de donde es su familia. En este blog nos comparte la trayectoria que ha seguido para convertirse en el primer supervisor de salud mental de MSF en el hospital de Lankien, y por qué le apasiona cerrar la brecha de salud mental. 

“Mi día empieza con la lista de tareas. Siempre es larga, porque mi trabajo abarca muchas funciones. 

Nuestro servicio de salud mental existe desde hace menos de un año, pero hemos trabajado mucho para asegurarnos de llegar a las y los pacientes del hospital de Médicos Sin Fronteras aquí en Lankien, una ciudad en una zona bastante remota de Sudán del Sur. 

Entre nuestros pacientes hay personas con VIH y tuberculosis, sobrevivientes de violencia sexual, niñas y niños con desnutrición y sus familias que se enfrentan a largas estancias en el hospital, y personas que empiezan a tomar medicamentos para ayudarles con trastornos mentales específicos. 

Como supervisor de salud mental, planifico las actividades de salud mental, coordino las actividades de apoyo psicosocial, superviso al equipo de consejería y también brindo asesoramiento yo mismo. 

Pero empecé mi carrera haciendo algo muy diferente…  

El comienzo 

Mi primera función en el ámbito humanitario fue en la logística. Trabajaba en el condado de Akobo, de donde soy, y era un trabajo realmente práctico: apoyar proyectos como la distribución de alimentos de emergencia y la provisión de educación.   

Trabajando en ese tipo de proyectos humanitarios es donde realmente empecé a ser consciente de la brecha de la salud mental.   

La brecha 

Las personas que habitan Sudán del Sur han vivido décadas de guerra. Hubo una guerra con Sudán antes de la independencia, fueron 22 años de conflicto. Luego, tras la independencia, cuando la población empezaba a vivir en un nuevo ambiente de tranquilidad, entramos de nuevo en crisis: la guerra civil estalló en 2013.   

Esta crisis obligó a millones de personas a abandonar sus hogares y medios de vida en un intento por escapar de los combates. Millones de personas se convirtieron en población refugiada en países vecinos, a menudo teniendo que sobrevivir en condiciones muy duras. 

Aunque se firmó un acuerdo de paz nacional en 2018, dentro de las comunidades locales también tenemos tensiones intercomunitarias, lo que significa que muchas personas siguen atrapadas en un ciclo de violencia.   

Todo esto tiene un impacto. Sabemos que las tasas de trastornos de salud mental aumentan durante las emergencias, pero los servicios de salud mental generalmente reciben pocos fondos o recursos. Esto limita su capacidad para llegar a las personas más necesitadas o para proporcionar una atención de alta calidad. 

Por otra parte, los trastornos de salud mental atraen graves niveles de estigmatización en Sudán del Sur, lo que desalienta a las personas a acceder a la ayuda que existe. 

El resultado es que muchas personas viven aquí con problemas de salud mental, pero la atención que necesitan no está disponible, es inaccesible o está inadecuadamente supervisada. 

El sueño 

Cuando trabajaba como logista, veía que había un problema de salud mental, pero no sabía cómo podía ayudar. 

Lo hablé con Kieran, el jefe de área de mi trabajo en logística, y un buen amigo. Es originario del Reino Unido y me dijo que había hecho su primera carrera de psicología. Esa conversación fue un punto de inflexión. Mientras me hablaba de sus estudios, algo hizo ‘click’. Vi lo que tenía que hacer para alcanzar mi sueño. 

Tuve que guardarme mi plan durante unos años. No fue hasta 2017 cuando pude viajar a Etiopía para hacer el examen de acceso a la universidad. En 2021 me gradué con una licenciatura en psicología. 

A lo largo de mis estudios mantuve mi enfoque en la salud mental. Hice muchas prácticas, e incluso antes de graduarme, encontré un trabajo como oficial de salud mental y apoyo psicosocial en un campo para personas refugiadas en Etiopía. Muchas de las personas que vivían en el campo eran de Sudán del Sur y habían cruzado la frontera para escapar del conflicto en su país. Mi trabajo se vio finalmente interrumpido debido al cierre por COVID-19, pero aprendí mucho. Sabía que estaba en el camino correcto.   

Marcando la diferencia en mi comunidad 

Cuando volví a Sudán del Sur, vi la vacante de Supervisor de Salud Mental en MSF. Lankien está en el estado de Jonglei, en el condado vecino donde crecí. Médicos Sin Fronteras lleva muchos años brindando servicios de salud física aquí, pero el año pasado, cuando me contrataron, fuí uno de los miembros fundadores del equipo de salud mental. 

Actualmente superviso a seis consejeros y esperamos contratar a uno más. Todos somos de la comunidad local. Esto significa que hablamos el mismo idioma que nuestros pacientes, que entendemos su cultura y que podemos establecer relaciones terapéuticas realmente buenas.  

Es gratificante. Siento que realmente estamos haciendo un cambio positivo para las personas de este lugar.  

Retos 

Sin duda, también hay algunos retos. Antes de que las personas nos conozcan, es posible que crean que no podemos ayudarles, y tenemos que utilizar todas nuestras habilidades de asesoramiento para generar esa confianza. 

También escuchamos muchas historias difíciles. El trauma vicario es un riesgo real en esta línea de trabajo, así que durante el proceso de asesoramiento hay que cuidarse: siempre intentamos hacer un briefing en equipo y dejar esas experiencias en la sala de asesoramiento. En casa puedo hacer algunos ejercicios de respiración o leer un libro para asegurarme de que cuido de mi propia salud mental. 

Mirando hacia el futuro 

Mi parte favorita del trabajo es colaborar en nuestro equipo multidisciplinario, en el que trabajamos codo a codo con nuestros colegas médicos para considerar la salud del paciente de forma realmente holística. 

Cualquier paciente puede tener una necesidad de salud mental, aunque no sea eso lo que le haya llevado al hospital. Mi ambición es asegurarme de que todas y cada una de esas personas tengan la opción de ese apoyo.

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