Irak: la vida después de la guerra

A un año del fin de la guerra en Irak, Médicos Sin Fronteras continúa proporcionando atención médica urgente a las personas que se vieron obligadas a huir de la violencia. Nuestra compañera Vera Schmitz, una enfermera alemana, nos comparte esta entrada de blog.

A un año del fin de la guerra en Irak, Médicos Sin Fronteras continúa proporcionando atención médica urgente a las personas que se vieron obligadas a huir de la violencia. Nuestra compañera Vera Schmitz, una enfermera alemana, nos comparte esta entrada de blog.
 
 
Este mes de julio se cumplió un año desde que se declaró terminada la guerra en Irak. Sin embargo, la vida cotidiana de las personas que viven aquí todavía está lejos de lo que podría considerarse un estado normal.
 

Un nuevo país y nuevos desafíos  

 
Desde mediados de julio, volví a trabajar con Médicos Sin Fronteras, esta vez, en el norte de Irak. Un nuevo país y nuevos desafíos me esperan como la “referente médico” del proyecto. Fungir como referente médico significa que mi principal función aquí es guiar al equipo médico e implementar las actividades necesarias, así como evaluar y monitorear frecuentemente la situación. 
 
Esto significa que debo hacer preguntas importantes. ¿Cuáles son las necesidades de la población local? ¿Qué tipo de cuidados médicos han ofrecido las organizaciones (y cuáles no)? Y una vez que hemos establecido cuáles son los servicios de salud urgentes, ¿qué necesitamos para proporcionarlos? ¿Es suficiente un médico? ¿Necesitamos un psicólogo adicional o más medicamentos?
 
 
Una de las preguntas más importantes para MSF siempre es la siguiente: ¿Estamos llegando a quienes más nos necesitan? Aquí en el campo, esto significa especialmente mujeres solteras y niños que dependen del apoyo externo.
 

La sombra de la guerra

 
Qayarah se encuentra aproximadamente a una hora y media al sur de Mosul y aún alberga a unas 125,000 personas que han sido desplazadas internamente, obligadas a abandonar sus hogares y sus medios de subsistencia para escapar de la guerra. La gente vive en los campos donde trabaja MSF. Puede que la guerra haya terminado, pero el país aún no ha encontrado una verdadera paz. 
 
Mosul está muy destruido. Todavía hay dispositivos sin explotar y minas terrestres en las ruinas de casas destruidas. Actualmente, estos explosivos están cobrando víctimas. Este peligro hace que no solo la reconstrucción de Mosul, sino también el regreso de los antiguos habitantes, esté siendo realmente un proceso complicado y tardío. 
 
De igual manera, las personas están empezando a recobrar la confianza en el otro. Muchas personas simplemente están demasiado traumatizadas por sus experiencias de guerra como para regresar, ya que tuvieron que aprender a construirse una nueva vida y aceptar la reciente pérdida de familiares y amigos.
 

Pacientes jóvenes y adultos 

 
MSF ha estado trabajando en el campo de refugiados de Qayarah por más de un año. El proyecto en el que estoy trabajando consiste principalmente en un centro de salud que proporciona a los residentes del campo un acceso sumamente necesario a la atención médica. 
 
En el proyecto, personas de todas las edades pueden acceder a ambos tratamientos: médico y psicológico. A pesar de que el sistema de atención médica estaba bien desarrollado antes de la guerra, actualmente también existe una mayor necesidad de opciones de tratamiento para las personas que viven con enfermedades no transmisibles como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el asma. 
 
Además, gestionamos un programa nutricional ambulatorio para niños desnutridos. La mayoría de estos pequeños pacientes aún son muy jóvenes – tienen menos de seis meses de nacidos – y requieren atención especial. También atendemos a sus madres, quienes viven en una situación de enorme estrés. 
 
Muchas veces las madres de nuestros pacientes jóvenes con desnutrición están solas y tienen que cuidar a sus familias sin apoyo. Esto puede significar que les falta tiempo y fuerza para amamantar a sus bebés.
 
 

Cuerpo y mente

 
Las últimas semanas también hemos estado ocupados de otras maneras. Al finalizar el mes de agosto, nuestra sala de emergencias finalmente abrió y garantizamos primeros auxilios las 24 horas a las personas que viven en nuestro campamento. 
 
¡Pero aún más importante fue la apertura de nuestra sala de maternidad a principios de septiembre!
 
20 bebés llegaron al mundo en estas primeras cinco semanas. Hemos estado ofreciendo atención médica ambulatoria para mujeres desde julio, por lo que la mayoría de ellas acuden a consultas pre o postnatales, otras a asesorías sobre planificación familiar o cualquier problema de salud que afecte solo a las mujeres.
 
Las historias de estas mujeres siempre son impactantes, las descripciones de sus experiencias durante la guerra, pero también de su vida diaria en el campamento muestran con claridad todo lo que han pasado.  Nuestro equipo psicológico es otro de los focos de nuestro trabajo y actualmente lo estamos ampliando. Las tareas de este equipo incluyen sesiones de terapia individual, familiar y grupal. Las necesidades son enormes, el trauma que han experimentado las personas aquí es difícil de imaginar.
 
Una y otra vez nos encontramos con pacientes se han suicidado o han pensado en hacerlo, y aquellos que conocemos son solo la punta del iceberg.
 
Esta es mi décima misión con MSF. Sin embargo, este trabajo nunca se convertirá en algo rutinario. Ante todo, porque se trata de personas que necesitan nuestro apoyo, como las gemelas prematuras y desnutridas que están ganando peso lentamente o aquellas personas traumatizadas a quienes escuchamos y les ofrecemos el tiempo y espacio para expresarse.
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