Menstruación, conversación, innovación

Equipos en la República Democrática del Congo están trabajando con comunidades locales para entender más acerca de los retos que enfrentan las mujeres desplazadas en el manejo de la higiene menstrual. ¿Podrá una simple idea conducir a una solución potencial? El Dr. Alain Kikwaya-Vangi, coordinador médico adjunto, escribe en este blog una actualización sobre el tema.

Equipos de Médicos Sin Fronteras en la República Democrática del Congo están trabajando con comunidades locales para entender más acerca de los retos que enfrentan las mujeres desplazadas en el manejo de la higiene menstrual. ¿Podrá una simple idea conducir a una solución potencial? El Dr. Alain Kikwaya-Vangi, coordinador médico adjunto, escribe en este blog una actualización sobre el tema. 

"Estoy sorprendida” dijo la mujer. “Sorprendida de que MSF quiere ayudar con algo así. Es muy personal” 

La mujer estuvo hablando durante un grupo de discusión para un nuevo proyecto que nuestro equipo estuvo poniendo a prueba en Kivu Sur, en la República Democrática del Congo.  

El proyecto tiene como objetivo evaluar la factibilidad de distribuir ropa interior menstrual para mujeres desplazadas en la región. La ropa interior menstrual es hecha con un tejido especial, por lo que es absorbente, lavable y reusable. 

Dicha idea vino de una colega que encontró que es la mejor opción para sí misma en el contexto desafiante donde Médicos Sin Fronteras (MSF) realiza sus proyectos. Si la ropa interior menstrual funciona para ella, ¿podría funcionar para mujeres que viven en estos contextos todo el tiempo?  

Kivu Sur ha visto repetidos ciclos de violencia armada entre las comunidades que obligan a miles de personas a huir para salvar sus vidas. En su búsqueda por seguridad, quienes viven en esta área remota a menudo se encuentran sin acceso a bienes vitales como agua, comida o atención médica. 

En diciembre conocí a una mujer que nos dijo que se había despertado a la mitad de la noche porque su casa estaba en llamas: su aldea estaba siendo atacada. Consiguió salir, pero no logró salvar nada. Cuando la conocimos, estaba viviendo en una escuela de 10 metros cuadrados con otras 40 personas, no tenía cama, ropa, nada. 

En los grupos que hemos estado organizando con mujeres que han tenido que pasar por estas experiencias aterradoras, nos han dicho como después de una crisis, se vuelven dependientes de los materiales que puedan encontrar alrededor de ellas para ayudar a gestionar su menstruación. Muchas veces estos materiales no son seguros o higiénicos y esto puede impactar la salud física y mental de las mujeres. Pero la higiene menstrual casi nunca es considerada en una respuesta de emergencia.  

Las mujeres en los grupos nos han compartido sus puntos de vista y nos han ayudado a entender la necesidad y la percepción alrededor de este tema tan sensible, ayudándonos a sentirnos con la seguridad de pasar a la siguiente fase del proyecto piloto. Después de grandes retrasos debidos a la violencia e inseguridad en el área, ahora estamos distribuyendo ropa interior menstrual a 150 mujeres que han aceptado probarla y compartir sus comentarios.  

Cualquiera que sea la conclusión de este ensayo, espero que este proyecto muestre cual vital es la higiene menstrual en cada respuesta de emergencia, especialmente con personas desplazadas. Consultar a la comunidad desde el inicio nos ha dado la oportunidad de aprender, de acercarnos más a ella y de optimizar nuestro enfoque, y esto es algo que estaremos usando en futuras iniciativas. 

Por ahora, nuestro equipo está concentrado en la distribución de la ropa interior y esperar lo que digan las mujeres. ¡Nos han dado muchas ideas para nuestra siguiente fase del proyecto! 

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