“Necesitamos sangre ahora”, la carrera para salvar una vida en Siria

Martina, una enfermera de Médicos Sin Fronteras, regresó recientemente de una misión en el noreste de Siria, donde trabajaba en el único hospital gratuito totalmente funcional en el área. En este texto comparte la historia de una mujer gravemente herida y cómo la comunidad se unió para salvar su vida.

Martina, una enfermera de Médicos Sin Fronteras, regresó recientemente de una misión en el noreste de Siria, donde trabajaba en el único hospital gratuito totalmente funcional en el área. En este texto comparte la historia de una mujer gravemente herida y cómo la comunidad se unió para salvar su vida.

Nota de contenido: esta publicación contiene una descripción de una lesión de parto.

 

"Martina, Martina, ¿dónde está nuestro segundo doctor?"

 

Nuestro médico de urgencias acaba de recibir una llamada de un campo de refugiados cercano que alberga a personas que han sido desplazadas por los conflictos.

 

"Una mujer que ha estado sangrado mucho después de dar a luz llegará en diez minutos. Las personas que la ayudaban dijeron que removieron la placenta normalmente y luego surgió otra cosa: no sabían qué era. Tal vez un tumor … la paciente sangra en exceso y está inestable".

 

"Bueno…" Esto no es exactamente lo que quieres escuchar después de trabajar doce horas seguidas. Pero así suceden las cosas.

 

En febrero se inauguró una clínica de maternidad de MSF, y desde entonces he aprendido que la obstetricia puede ser bastante complicada. Teniendo esto en cuenta, llamé a nuestro médico, a una partera y al equipo quirúrgico para prepararse. La información que recibimos por adelantado no siempre es precisa y no puedo confiar en la suerte.

 

 

Unos minutos más tarde, los paramédicos entran corriendo a nuestra sala de emergencia, con una mujer pálida en una camilla. Debajo de ella, se extiende un charco de sangre. La saludo, tratando de entablar comunicación con ella. Sorprendentemente, abre los ojos y gira la cabeza hacia mí. Es una buena señal. Está consciente. Me siento aliviada.

 

Mientras tanto, el médico de urgencias retira el paño abdominal que está debajo de ella. Algo aparece. Nos miramos el uno al otro, encogiéndonos de hombros. "No tengo ni idea de lo que podría ser", me dice.

 

Yo tampoco.

 

Como enfermera del hospital universitario de Praga, estoy acostumbrada a consultar especialistas para todo. Tengo poca experiencia cuando se trata de obstetricia. No importa, nuestra partera está en camino. Mientras tanto, hacemos nuestro mejor esfuerzo.

 

Encontramos una vena para poder insertar una cánula, tomar una muestra de sangre y verificar los signos vitales. Antes de que terminemos, la partera entra por la puerta y corre hasta el quirófano.

 

Mira a la paciente. "Estamos mirando el útero", le dice con calma. "No le administraron oxitocina durante el parto y le arrancaron la placenta con tanta fuerza que incluso sacaron el útero".

 

Miro fijamente a la partera y al útero, y nuevamente a la partera. Estoy asombrada. Es un desastre, la sangre que cubre la partera no puede ser de este paciente. Miro de nuevo al útero y pienso, "¡seguro! ¿Qué más podría ser? Es simple, es un útero de adentro hacia afuera ".

 

No podría afirmar que como estudiante siempre presté completa atención en mis clases de ginecología, pero estoy bastante segura que nadie nos enseñó sobre este problema. Espero que casos como este no vuelvan a ocurrir cuando esté en República Checa.

 

No hay tiempo que perder

 

No hay tiempo que perder.

 

Rápidamente tomó la muestra de sangre y el formulario de solicitud, y lo entregó a la mujer del laboratorio.

 

“Necesitamos tener los resultados lo más rápido posible. También necesitamos de inmediato al menos dos transfusiones, de no ser así, la paciente morirá”, le digo. El intérprete rápidamente traduce. Después, corro al laboratorio con ella, por las dudas.

 

Cuando entramos al laboratorio, inmediatamente comienza a realizar los análisis y promete llamarme para hacerme saber el tipo de sangre lo más rápido posible. Me alegro que vayamos a tener los resultados tan rápido.

 

Sin embargo, mi felicidad se esfuma unos minutos después, cuando me informan que la sangre de la paciente es O negativa. Esta es la peor opción posible, ya que no sólo nos hemos quedado sin este tipo de sangre, sino que la paciente tampoco es compatible con ningún otro tipo de sangre. Necesitamos donadores específicos de sangre O negativa….

 

Ninguno de nosotros es O negativo.

 

Preguntamos a todas las personas alrededor, empleados, parientes, incluso las personas que esperan fuera de la sala de operaciones, ¡Maldición! ¡Nadie es O negativo!

 

Sin una transfusión morirá. Comienzo a sentirme inútil. No tengo idea en dónde, ahora a las ocho de la noche, podamos encontrar suficientes donadores con un tipo de sangre que no es común.

 

"¡Espere!" Grita una mujer parada cerca. Sostiene a un recién nacido en sus brazos, aparentemente el bebé cuya madre lucha ahora por su vida.

 

“Alguien debería ir a la mezquita y pedirles que anuncien que necesitan donadores urgentemente,” me sugiere.

 

Seis donadores en cinco minutos

 

“En una gran idea, ni siquiera sabía que podíamos hacerlo”, respondí. Hasta ahora, sólo había pensado en el alminar de la mezquita como un despertador que me despierta todas las mañanas.

 

Todavía estoy un poco escéptica: necesitamos sangre ahora mismo y no sabemos cuánto tiempo llevará reunir a la gente. Un miembro del equipo se apresura a la mezquita más cercana mientras yo me preparo para ayudar a nuestro anestesiólogo en la sala de operaciones.

 

El equipo debe estar exhausto. Apenas finalizaron una cirugía y ya les estamos enviando a un nuevo paciente.  El cirujano comienza a operar a la mujer. Tijeras, succión, cauterización…

 

El cirujano da instrucciones mientras yo miro nerviosa al monitor anticipando cualquier shock hemorrágico provocado por un sangrado abundante. Para mi sorpresa, de repente la puerta se abre por alguien que lleva las bolsas de sangre.

 

“Cinco minutos después del anuncio, tuvimos seis donantes”, nos informó el hombre.

 

“¿Seis?” Me reí aliviada

 

"Eso es increíble", dice uno de mis colegas.

 

Pero no hay tiempo para hablar. Verifico el tipo de sangre una vez más y realizo la transfusión. Mientras el cirujano remueve el útero y detiene el sangrado, el anestesiólogo y yo le damos sangre y líquidos, esperando que su presión arterial y su pulso se estabilicen. 

  

Y lo logran.

 

La presión arterial; frecuencia cardiaca y el nivel de hemoglobina se estabilizan. Todo en el quirófano se nivela un poco.

 

 Y al menos por hoy, la paciente ha ganado la batalla. todos hicimos un gran trabajo, pero el mayor crédito se lo lleva la mujer desconocida del campo de refugiados, sin su idea nada hubiera salido bien.

 

Médicos Sin Fronteras proporciona atención médica de emergencia en el noreste de Siria desde 2013. En Hassakeh, actualmente nuestros equipos brindan apoyo directo en el único hospital gratuito totalmente funcional en la gobernación. En abril de 2018, más de 2,300 pacientes fueron atendidos en la sala de emergencias, se realizaron más de 180 procedimientos quirúrgicos en el quirófano, 45 personas fueron hospitalizadas y se asistieron 235 partos en la unidad de maternidad. MSF también está ayudando a otras estructuras médicas en las gobernaciones de Raqqa y Deir ezZor.

 

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