“No sabía que iba a vivir”: nuestra respuesta al cólera en Sudán

Aldokhri Idris Abdallah junto a Ahmed Abdalla y Angela Giacomazzi, de MSF, cuando Aldokhri fue dado de alta del centro de tratamiento del cólera.

Un brote de cólera está afectando a varios estados del centro y este de Sudán, trayendo aún más riesgo, muerte y miseria para la población, ya de por sí golpeada por la brutal guerra en el país. El cólera añade un desafío adicional a la crisis en medio de desplazamientos masivos, inseguridad y dificultades para acceder a la atención médica en medio de una respuesta humanitaria que está muy por debajo de lo que se necesita.

Cuando una emergencia afecta a todos, ya sean médicos o no médicos, el personal a menudo deja de hacer lo que está haciendo y trabajan juntos para salvar vidas. Angela Giacomazzi, coordinadora de recursos humanos de Médicos Sin Fronteras (MSF), trabaja en Tanedba, estado de Gedaref. A continuación describe lo que ocurrió la noche del 1 de septiembre.

“Una noche estaba trabajando alrededor de las 9:00 p.m. con un par de colegas. Como siempre en MSF, tenemos noches muy largas y mañanas muy tempranas.

Recibimos una alerta de que un automóvil que  transportaba cinco casos sospechosos de cólera venía a nuestro hospital.

 

Vista del Centro de Tratamiento del Cólera para responder al brote de cólera en Sudán
En colaboración con el Ministerio de Salud, MSF establecimos y gestionando un Centro de Tratamiento del Cólera en Atbarah. © MSF

 

Desafortunadamente, camino al hospital, una de las personas había fallecido en el automóvil. Los otros cuatro casos eran graves, pero el coche ya no venía hacia acá. Sino que había vuelto al pueblo con el cadáver.

Mientras una ambulancia iba a recoger a los pacientes, el equipo y yo fuimos a preparar todo lo que necesitaríamos para cuando llegaran los pacientes. El centro de tratamiento del cólera ya estaba completamente lleno, así que teníamos que encontrar camas disponibles de donde pudiéramos.

Todo el mundo estaba de pie, preparados para responder a esta nueva emergencia.

Cuando llegaron los cuatro pacientes, nos dimos cuenta de que dos de ellos estaban muy graves. Uno era una niña que también tenía desnutrición. Los niños y niñas con desnutrición siempre parecen muy frágiles y el cólera puede llevar sus vidas al extremo.

Cuando los ves en esas condiciones, descubres una fuerza en ti que no sabías que tenías. Te vuelves rápido, te vuelves eficiente y te conviertes en la mejor persona que puedas imaginar.

Todo sucedía automaticamente: todos estaban en el lugar correcto en el momento exacto. Haciendo exactamente lo necesario para llevar a estas personas al hospital y atenderlas. En el equipo nos complementamos en una frenética carrera contrarreloj. Porque esta pequeña estaba mal, pero al menos estaba estable.

 

Personal deMédicos SIn Fronteras camina por una carpa que brinda servicios de Centro de Atención del Cólera que se inundó una noche anterior.
En Médicos Sin Fronteras trabajamos para responder albrote de cólera en Sudán. © Mohammed Elhassan

 

Un hombre adulto se encontraba en estado de shock, estaba inconsciente. Así es como se muere de cólera, la deshidratación hace que el cuerpo entre en shock. Cuando el cuerpo llega a ese punto después de unos minutos ya es demasiado tarde. Nunca vas a volver.

Solo teníamos unos minutos. Mientras el equipo médico lo reanimaba, literalmente exprimiéndole litros de líquido por las venas, todos los demás estaban allí, listos para brindarle la ayuda que pudieran.

Nos quedamos sin equipos de infusión y sin personal.  Fue una locura; en esos cinco minutos pasaron muchas cosas. Todo fue muy rápido.  Traje una caja de líquidos, la última caja, a la sala y cuando llegué vi que el paciente que había estado inconsciente ahora estaba consciente, estaba bien.

Esos cinco minutos entre su llegada y su reanimación. A través de no sé, diez litros de infusión intravenosa, lo salvamos y de repente, cubierto como estaba de sudor y barro, me di cuenta de que lo habíamos logrado y que nadie del grupo que llegó al hospital había muerto. Los cuatro estaban estables.

 

Aldokhri Idris Abdallah junto a Ahmed Abdalla y Angela Giacomazzi, de MSF, cuando Aldokhri fue dado de alta del centro de tratamiento del cólera.

 

Noté que el paciente que había estado inconsciente no sabía que iba a vivir. Aunque estaba despierto, seguía sin saberlo. Su rostro y su respiración mostraban mucho pánico, y miedo.

Me miró a los ojos con una mirada muy interrogativa, yo le sonreí. Y asentí, porque quería hacerle saber que todo iba a estar bien. Me miró y asintió en respuesta.

Y en ese momento, todas esas mañanas tempranas y noches tardías, cobraron mucho sentido.

Unos días después, Angela viajó a la aldea 5 en el estado de Gedaref para iniciar un proceso de reclutamiento para contratar más personal para apoyar la respuesta al cólera. Allí se reunió con Aldokhri Idris Abdallah, de 24 años, el paciente al que vio recuperar la conciencia.

 

Aldokhri describe su experiencia.

“Cuando enfermé, mi familia me llevó al hospital del pueblo y luego el médico de ese centro de salud me derivó a MSF. Cuando llegué allí [el centro de tratamiento del cólera] estaba inconsciente, ni siquiera podía abrir los ojos. Me recibieron muy bien y comenzaron a administrarme líquidos. Todo el equipo médico realizó un muy buen trabajo, hicieron todo lo posible por mí y me recuperé muy rápido.

Gracias a Dios ahora estoy completamente recuperado. Entré muy cansado en la clínica de Médicos Sin Fronteras y salí en muy buenas condiciones y curado. Compartiré este mensaje con otras personas, cuando enfermen, les ayudaré a ir a la clínica de MSF.

Le deseo todo lo mejor a todo el equipo de Médicos Sin Fronteras”.

 

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