“Nuestra atención es un respiro para las personas migrantes”

Anayeli Flores es una trabajadora humanitaria que desde hace varios años forma parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) que atiende las necesidades más urgentes de la población migrante en la frontera norte de México.

En esta entrevista habla de su experiencia personal y hace un llamado de atención para que la migración no se trate como un asunto de seguridad fronteriza, sino como una cuestión de protección humana.

¿Cómo llegaste a Médicos Sin Fronteras (MSF)? 

Inicié en recaudación de fondos, difundiendo las actividades de la organización para conseguir socios. Hablaba de los proyectos en diferentes partes de México y el mundo y me preguntaba cómo era realmente estar en el terreno. Eso fue lo que me impulsó a venir al proyecto de Reynosa para asistir a sobrevivientes de violencia urbana. Ingresé como promotora de salud y la experiencia me permitió acercarme a la comunidad e identificar las necesidades mas urgentes y promover redes de apoyo. Luego asumí el cargo de soporte social principalmente vinculando a los pacientes a los limitados servicios existentes en el sistema público. 

Por esa época, debido a la crisis mundial, los flujos migratorios comenzaron a incrementar mientras la respuesta política ha sido inhumana. A ciudades como Reynosa y Matamoros llegaban cientos de personas mexicanas deportadas desde Estados Unidos. Después, cientos de familias desde centroamérica, Haití, Venezuela y varios países de América Latina y de África y Asia, buscando protección y una mejor vida. Lamentablemente, como en muchas fronteras, estas personas sobreviven en difíciles condiciones por la inseguridad y la escasa atención a sus necesidades. 

¿En qué consiste actualmente tu trabajo? 

Mi puesto como responsable de incidencia es vincular la labor de MSF con los actores involucrados en la respuesta a esta población. Tratamos de alertar sobre las situaciones que están ocurriendo. Hablo de lo que le ha pasado a las personas que atendemos. Trato de ser una portavoz de lo que han vivido y de las dificultades que enfrentan, para visibilizar estas problemáticas, elevarlas y tratar de modificarlas. 

¿Cuál es la situación migratoria actualmente en en Reynosa y Matamoros? 

Hay bastantes desafíos en la atención en este punto fronterizo de la región noreste de México.  El contexto es muy volátil y me sorprende la velocidad con la que ha cambiado en estos años. Tiene una historia también de migración interna, laboral, que ha ido incluyendo a personas extranjeras y desplazadas forzadamente. 

Los cambios en las políticas migratorias en Estados Unidos y su implementación en México tienen graves impactos sobre las personas migrantes en la frontera norte de México. La presencia de grupos criminales hace que el contexto se vuelva más complicado y que haya muchos factores que ponen a las personas migrantes en situaciones de alta vulnerabilidad por cuestiones de inseguridad. 

¿Cuáles son los retos en estas ciudades respecto a la migración? 

Son ciudades pequeñas que no están acostumbradas a recibir grandes cantidades de personas con múltiples necesidades. Llas estructuras públicas no están preparadas para responder de manera óptima y con una buena cobertura a estos nuevos desafíos.  

Además, hay poca participación de instituciones de gobierno, y de organismos de cooperación internacional, la sociedad civil es quien más se involucra pese a las complicaciones en materia de seguridad. Comunmente se ha identificado a Tijuana como uno de los puntos de mayor dinamismo migratorio, y espacios como Reynosa y Matamoros, que están teniendo un papel muy importante, son menos visibles. Este es unos de los aspectos que más pueden afectar en la información y el manejo en relación al tema migratorio aquí en la frontera. 

¿De qué forma MSF impacta en la vida de las personas? 

Médicos Sin Fronteras brinda un espacio seguro, confidencial, donde las personas pueden encontrar atención médica y de salud mental, vinculaciones con otros actores, información fidedigna y compromiso por parte de los equipos. 

Atendemos de forma muy profesional, pero también humana, pensando en la dignidad de las personas, concentrándonos no solo en las necesidades de cada persona, sino también en propiciar que se reconozcan las fortalezas y las herramientas que poseen. El equipo de MSF en estos puntos fronterizos es un respiro, después de los múltiples desafíos y retos que se viven a lo largo de la ruta. 

Cuéntanos una historia que te haya quedado guardada 

Un momento que me impactó fue cuando una mujer compartía su historia. Ella viajaba en pareja, ambos de Honduras, huyeron porque hubo múltiples amenazas por parte de las pandillas, hasta que estas se convirtieron en ataques directos. Ella se encontraba embarazada en ese momento. Llegan  al norte de México, cruzan hacia Estados Unidos y ambos fueron devueltos a Reynosa. Fueron secuestrados por grupos delictivos y la familia en su país pagó el rescate, vendiendo propiedades o lo poco que tenían. 

Después de su liberación, huyeron a Monterrey y allí ella tuvo un parto prematuro y complicado en un hospital privado. Por no tener dinero para costear el pago, no les entregaban a su bebé, hasta que una organización no gubernamental les respaldó. Con miedo regresaron a Reynosa y los recibieron en un albergue donde estaba un equipo de MSF que les brindó atención médica y salud mental.  

Ella mencionaba que era la primera vez que conocía un servicio de salud mental y que había hecho una diferencia enorme en su vida. Estaba muy agradecida con el equipo. Justamente al momento de despedirse comentaron que continuarían con la búsqueda de atención psicológica en su siguiente destino, pues sentían que era algo muy importante. Fue un espacio en el que ella por fin se había sentido escuchada, atendida, acompañada. Recuerdo esa historia porque dejó al equipo con la gratificación de saber que la labor que se realiza aquí tiene mucho impacto en la vida de las personas. 

¿Qué significan las fronteras para ti? 

Es importante mantener fuerte y claro el discurso de que migrar no es un delito. Nadie es ilegal, porque las fronteras son representaciones sociales . La historia nos enseña que lo que el día de hoy tiene una forma puede cambiar mañana. No tenemos que esperar al mañana para ese cambio, podemos empezar a cambiarlo de manera positiva hoy. Cada uno como un agente que pueda tener claro estos mensajes y replicar que la migración es natural, que la migración es un derecho y que todas las personas somos resultado de la migración. 

Los gobiernos están optando por abordar la migración como una cuestión de seguridad nacional y no como una cuestión de protección humana, que es como debería  verse. La atención social en la frontera puede evolucionar y tener mejores iniciativas. Los recursos se están destinando a la militarización del territorio, a reforzar las fronteras, a mantener actividades de contención migratoria y deportaciones; cuando podrían promover espacios de asistencia, crear albergues, lugares de integración, proveer a las instituciones con mayores recursos para que puedan brindar atención y seguridad continua y de mejor calidad en los espacios donde hay mayor presencia de personas migrantes. 

¿Que te ha dejado MSF? 

Ha sido un regalo y creo que lo más bello es que se puede compartir. Compartir un momento con las personas que están migrando es una experiencia de conexión humana. Te permite tener en mente que las comunidades, las redes de apoyo, la empatía y la confianza pueden hacer que las cosas sean mejores, que el futuro puede pintar mejor, que la planta que hoy parece marchita puede florecer. 

Recordemos siempre que la migración es incluso intrínseca en las formas de vida: las plantas migran, los animales migran, nuestra especie es lo que es gracias a la migración y cada persona somos resultado de quienes han migrado en nuestra historia familiar. La migración es algo natural y está reconocido como un derecho universal. Por ello es obligación de los gobiernos brindar las mejores condiciones de protección para ello.

Sin duda Médicos Sin Fronteras me deja una gratitud enorme por permitirme enriquecer mis experiencias profesionales, personales y sobretodo con la certeza de que el trabajo colectivo para una causa del bien común es posible.