Pakistán: Una nueva forma de tratar la Hepatitis C

En Machar Colony, un suburbio marginal de Karachi, en Pakistán, uno de nuestros equipos ha estado tratando a pacientes con hepatitis C utilizando una nueva línea de medicamentos para combatir el virus.

En Machar Colony, un suburbio marginal de Karachi, en Pakistán, uno de nuestros equipos ha estado tratando a pacientes con hepatitis C utilizando una nueva línea de medicamentos para combatir el virus.
 
“Mi nombre es Khurshid Ahmad. Soy enfermero en el centro de tratamiento de hepatitis C de MSF en Machar Colony. Llegué a Karachi en 2008 desde Khyber Pakhtunkhwa (KPK), un área en el norte del país. Hice mi licenciatura en enfermería en Karachi, antes de unirme a MSF.
 
Los nuevos medicamentos, conocidos como Antivirales de Acción Directa (DAA) ahora están ampliamente disponibles en Pakistán, facilitando que los trabajadores de atención primaria de la salud como mis colegas y yo, todos enfermeros y médicos generales, atiendan a la mayoría de los pacientes.
 
Desde 2015, el equipo en Machar Colony ha examinado a más de 16,000 personas e iniciado el tratamiento de más de 2,400 pacientes con hepatitis C crónica. El programa de tratamiento es corto y dura solo tres meses, y se toma por vía oral, así que ya no se aplican las dolorosas inyecciones de interferón.
 
Los pacientes también experimentan efectos secundarios limitados: en el tratamiento de primera línea, el peor sufrimiento de las personas son el cansancio y los dolores corporales. Este tipo de problemas se resuelven fácilmente, con la fuerza de voluntad del paciente y algunos medicamentos de venta libre.
 
Cualquier paciente que sufra complicaciones severas o una coinfección, es derivado a un centro especializado que está mejor equipado para ayudarlo.
 

Las dificultades del trabajo

 
La parte más difícil de mi trabajo es el manejo de pacientes con una enfermedad hepática más avanzada, porque deben tomar un régimen de medicamentos que dura seis meses, además de medicamentos para prevenir las complicaciones que conlleva su condición. También tienden a experimentar efectos secundarios más desagradables.
 
 
A finales del año pasado, tratamos a un hombre con enfermedad hepática avanzada. Estaba muy interesado en comenzar su curso de medicamentos, pero lo tomó solo por tres semanas y  después dejó de hacerlo.
 
Uno de los familiares del hombre me llamó, preocupado, pidiéndome que intentara convencerlo de continuar su tratamiento. Así que un día, después de las horas de trabajo, fui a su casa y le hablé sobre la importancia de seguir tomando sus medicamentos. Le dije que podíamos comenzar con un régimen diferente, pero aún así se negó a continuar.
 
Hace unos cinco meses descubrí que había sido hospitalizado por complicaciones relacionadas con su condición. No he oído nada de él desde entonces.
 

Una parte de la comunidad

 
Creo que es una verdadera ventaja ser parte de la comunidad en la que trabajo. Las personas se sienten con más confianza de acercarse a mí. Cuando camino por la calle, los pacientes salen de sus tiendas y hogares para saludarme, me informan cómo va su tratamiento y me dicen cómo se sienten.
 
Estoy seguro de que a mi familia le encantaría verme regresar a casa. Regresaré a vivir a KPK un día; pero cuando lo haga, seguro extrañaré a Machar Colony.
 
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