Refugiados en Chad, llegaron en su mayoría tras huir de Darfur Occidental

Personal de Médicos Sin Fronteras enla sala de maternidad del hospital de Metche con un bebé reciénnacido y su madre.
Sophie Kirobo, Mbata, en la sala de maternidad, con un bebé nacido horas antes en el hospital de MSF en Metche, en el este de Chad. © Finbarr O’Reilly/VII Photo.

Más de medio millón de refugiados sudaneses se han asentado en el este de Chad desde que estalló la guerra en abril de 2023. La mayoría ha llegado desde El Geneina, capital de Darfur Occidental. La coordinadora del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) Myriam Laroussi comparte sus impresiones sobre la difícil situación de la gente allí, tras concluir una misión de siete meses en Metche, uno de los varios campos de la zona.

 

Mujeres refugiadas sudanesas sentadas fuera de una tienda de campaña de alimentación terapéutica de niños con desnutrición en el hospital de MSF en Metche, Chad.
Mujeres refugiadas sudanesas sentadas fuera de una tienda de campaña en el hospital de MSF en Metche, Chad. © Finbarr O’Reilly/VII Photo.

 

Metche es una zona pequeña y remota al sur de la ciudad fronteriza de Adré, donde se asientan en un primer momento la mayoría de las personas refugiadas que huyen de Sudán. Se necesitan dos horas para llegar desde Adré a través de un terreno complicado y muy accidentado. Apenas había un par de aldeas antes de que se creara el campo de refugiados a finales de 2023. Fue como señalar con un dedo en medio del desierto y decir “vamos allí”.

Se trata de una zona con temperaturas extremas de hasta 50 grados durante el día y noches frías. Durante las tormentas, el viento te hace tragar arena día y noche, y la estación lluviosa, que tiene lugar ahora, trae lluvias torrenciales.

Alrededor de 50,000 refugiados sudaneses viven aquí ahora. Cuando MSF empezó a trabajar en Metche el año pasado, primero improvisamos una clínica para consultas básicas con tiendas de campaña. A medida que llegaba más gente, creamos un hospital desde cero. Instalamos el sistema de drenaje, construimos plataformas de hormigón para poner tiendas de campaña más resistentes, preparamos todo el sistema eléctrico…

Fue un reto: a menudo muchas cosas no funcionaron como esperábamos y conseguir suministros requiere mucha planificación logística porque las carreteras no permiten un paso fácil. Seguimos avanzando y aprendimos mucho en poco tiempo. En algún momento, todos los que vivían en el campo de refugiados de Metche participaron en la construcción del hospital. Incluyendo a miles de jornaleros y los más de 500 trabajadores locales e internacionales de MSF.

Un hospital de MSF construido desde cero para refugiados sudaneses en el este de Chad
Vista general del hospital de MSF en Metche, en el este de Chad. El campo de Metche acoge a unos 40,000 refugiados sudaneses que han huido de la violencia en Darfur. © Finbarr O’Reilly/VII Photo.

 

Realizamos todas las actividades clásicas de un hospital: desde el triaje hasta la sala de urgencias y observación, pasando por pediatría, neonatología, medicina interna, maternidad, un laboratorio y un centro de nutrición terapéutica para pacientes hospitalizados, que actualmente es el servicio con más actividad de todos y sigue registrando nuevos ingresos de niños y niñas con desnutrición. En agosto, inauguramos el quirófano y comenzamos las actividades quirúrgicas.

 

Llegadas tardías, falta de agua y recuerdos difíciles

Este hospital de 115 camas es el principal centro de atención sanitaria secundaria para unas 200,000 personas, entre las que se incluyen refugiados de Metche y de las comunidades locales, así como personas de los campos cercanos, como Allacha y Arkoum.

Sin embargo, el acceso de los pacientes a las instalaciones resulta complicado debido a un sistema de derivación deficiente. Solo hay tres ambulancias disponibles para toda la provincia de Ouaddaï, lo que hace que algunos lleguen tarde e incluso mueran antes de llegar al hospital. Por eso, el trabajo de sensibilización con la comunidad ha sido crucial. A través de actividades de promoción de la salud y salud mental, logramos una comprensión más profunda de las necesidades de la población.

Al principio de la respuesta de emergencia, transportamos mucha agua en camiones, aunque otras organizaciones comenzaron más tarde a construir la red de agua. No obstante, los refugiados reciben un máximo de 14 litros de agua potable por persona y día, muy por debajo del estándar mínimo en una situación de emergencia, que se considera de 20 litros.

 

Sena Mahoobg, de 16 años, llega con su madre, y un conductor que las transportó a la sala de emergencia del hospital de MSF en Metche, en el este de Chad.
El Hospital de Metche es el principal centro de atención sanitaria secundaria para refugiados sudaneses en Metche y  comunidades locales. © Finbarr O’Reilly/VII Photo.

 

La población pasa horas tratando de conseguir agua, y los miembros de la familia se dividen para ir a buscarla a diferentes puntos. Recuerdo a un paciente, un joven de 22 años que vino acompañado de su familia. Era un hombre muy grande y fuerte, con buena salud, pero contrajo hepatitis E y murió un par de días después de llegar al hospital. Fue totalmente inesperado. Hemos visto casos más duros, pero se deterioró rápidamente.

 

Pensé: “La vida puede ser dura. Ha sobrevivido a lo peor durante la guerra y ahora ha muerto por beber agua sucia”.

 

Las personas refugiadas en Metche llegaron en su mayoría tras huir de El Geneina, capital del estado de Darfur Occidental, una ciudad golpeada por algunos de los peores episodios de violencia de la guerra, incluyendo ataques por motivos étnicos contra las comunidades masalit por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido y milicias aliadas. La mayoría es originaria de otras áreas de Darfur también, y han experimentado repetidos desplazamientos forzados a lo largo de los años, ya que esta región sudanesa se enfrenta al conflicto desde principios de la década de 2000.

La mayoría son mujeres, niñas y niños, y casi todas las familias han perdido a alguien. Entre ellos se encuentran profesionales calificados que ahora no tienen trabajo; madres que luchan por poner comida en la mesa para sus hijos, e infantes que son huérfanos y están solos.

La gente está haciendo todo lo que puede para compensar lo que la ayuda humanitaria no les proporciona. Algunos venden pequeñas cosas. Otros han comenzado actividades de voluntariado como música, teatro y escuelas informales en los campos. En medio de todos los desafíos, los niños siguen siendo niños y se les ve creando juguetes y jugando. Algunos refugiados han comenzado a regresar brevemente a Sudán, principalmente a El Geneina y pueblos cercanos por ahora, para ver cómo están los familiares que continúan allí, para recoger enseres o ganar algo de dinero, pero luego regresan al campo.

 

Médicas de Médicos SIn Fronteras intentan reanimar a Haidara Atim, de 10 años, que sufría de bronquitis traqueal y shock séptico, en la unidad de cuidados intensivos del hospital de MSF en Metche, en el este de Chad.
Más de medio millón de refugiados sudaneses se han asentado en el este de Chad. © Finbarr O’Reilly/VII Foto

 

Se necesita mucha más ayuda

La resiliencia de estas personas es increíble y también lo es la urgencia de sus necesidades. Dado que MSF es una de las principales organizaciones que trabajan en Metche, a menudo se nos considera como “la madre que lucha por ellos”, y estamos haciendo todo lo que podemos, tanto aquí como en los otros campos de refugiados, pero todavía hay mucho por hacer y, como la guerra continúa sin cesar, la gente sigue llegando de Sudán.

Las autoridades chadianas han hecho un trabajo impresionante al acoger a tanta gente en su territorio. Más allá de este gesto, la realidad es que a nadie le importa realmente esta crisis en el este de Chad. Muchos refugiados se ven obligados a tener solo una comida al día, carecen de un refugio adecuado, agua potable y no tienen suficientes letrinas. Es vergonzoso que la respuesta siga estando muy por debajo de lo que se necesita. Si no se toman medidas para financiar y ampliar la asistencia humanitaria, la crisis se agravará aún más y la población refugiada sufrirá más.

Desde el inicio de las actividades en el hospital en septiembre de 2023 y julio de 2024, los equipos de Médicos Sin Fronteras en Metche han realizado:

  • 5,530 consultas en urgencias,
  • 2,282 pacientes ingresados,
  • tratamiento para 692 niños y niñas con desnutrición aguda
  • asistido a 322 mujeres a dar a luz.

 

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