Alvilyn, promotora de la salud de MSF, brindando asesoría a personas migrantes venezolanas en Brasil. © Mariana Abdalla / MSF

Te contamos qué actividades realizamos desde Médicos Sin Fronteras en Brasil.

En 2021, el lento comienzo de la campaña de vacunación contra la COVID-19 y la falta de una respuesta centralizada y coordinada al brusco aumento de casos se tradujeron en un elevado número de muertes en Brasil.

Cifras destacadas de nuestro trabajo en Brasil

 

  • 5,070 consultas ambulatorias por COVID-19
  • 590 personas hospitalizadas por COVID-19
Mapa de actividades de MSF en Brasil en 2021

La pandemia empeoró en relación con el año anterior. Desde comienzos de enero, un fuerte aumento de casos en el estado de Amazonas (en el norte) disparó la demanda de oxígeno. No había suministros locales suficientes para cubrir todas las necesidades y en muchos centros de salud se agotó rápidamente. Como resultado, decenas de pacientes murieron.

En la capital de Amazonas, Manaos, el sistema de salud colapsó. Al ser el único lugar del estado con camas de cuidados intensivos, la población de las zonas rurales se quedó sin asistencia.

Los pacientes que recibían la atención de los equipos de Médicos Sin Fronteras en otras zonas del estado inmediatamente sintieron las repercusiones de los problemas que vivía la capital. Al no haber camas en Manaos, no pudimos derivar a algunos de los pacientes en estado más grave ingresados en el hospital de Tefé (una zona remota donde trabajamos durante varios meses en la segunda ola); en consecuencia, estas personas fallecieron.

A pesar de la escasez de personal y de las dificultades logísticas, nuestro personal hizo todo lo posible por aumentar la capacidad local de atención y ayudó a administrar el muy limitado suministro de oxígeno del centro.

Mientras se desarrollaba la catástrofe en Manaos, enviamos equipos para brindar apoyo y capacitación a los centros que inicialmente, aun teniendo escasez de personal y suministros, habían ofrecido atención básica. Estos centros ahora se estaban convirtiendo rápidamente en unidades de cuidados intensivos, para cubrir la vertiginosa demanda de atención médica más compleja. Llegaron profesionales de salud mental para asistir a un personal que estaba física y mentalmente agotado, por lidiar todos los días con la muerte de muchos pacientes.

El desastre se vio agravado por la falta de coordinación del gobierno federal. Eso también tuvo un efecto negativo en la vacunación, que comenzó lentamente en enero, después de que, inicialmente, los funcionarios federales cuestionaran la eficacia y seguridad de las vacunas y demoraran las compras.

Además, algunas autoridades incluso promovieron medicamentos ineficaces y rechazaron las medidas de prevención y control de infecciones, como el uso de mascarillas y la distancia física. Algunas personas a las que atendimos estaban convencidas de estar “protegidas” con estos medicamentos y quedaron expuestas al virus, con lo que se agravó la propagación de la enfermedad.

El resultado fue que, a fines de 2021, Brasil alcanzó la impactante cifra de 620,000 muertes por COVID-19 oficialmente registradas, muchas de las cuales se podrían haber evitado. Es uno de los pocos países del mundo con una sanidad universal que había respondido eficazmente en anteriores crisis de salud.

En el transcurso de un año tan difícil, intentamos responder a tanta información errónea o falsa mediante nuestros equipos de promoción de la salud –en contacto directo con pacientes y comunidades– y en nuestras redes sociales. Convertimos la promoción de la salud en una prioridad, adaptando la forma en que nos comunicábamos con las comunidades vulnerables. Cuando fue posible, contratamos a personas de las comunidades en las que trabajábamos y, cuando fue necesario, comunicamos los mensajes en sus respectivos idiomas.

En respuesta a una mayor demanda de atención médica donde el sistema de salud era frágil, ampliamos actividades en los estados de Rondonia y Pará, en el norte de Brasil, y en partes del noreste, como las zonas urbanas del estado de Ceará y las comunidades remotas en Paraíba y Bahía. Nuestro objetivo era diagnosticar la enfermedad en las primeras etapas, para que los pacientes tuvieran menos probabilidades de necesitar una cama de uci que, probablemente, no iba a estar disponible.

Muchos de nuestros proyectos también se centraron en ofrecer capacitación a personal de la salud, con el que compartimos nuestra experiencia de epidemias anteriores, especialmente en las medidas de prevención y control de infecciones. Nuestra meta era hacer que los equipos locales estuvieran mejor preparados para seguir brindando asistencia a sus comunidades cuando ya no estuviéramos allí.

Para finales de año, nuestros equipos habían trabajado en ocho estados brasileños. La magnitud de nuestra intervención de respuesta a la COVID-19, en términos de recursos tanto humanos como materiales, no ha tenido precedentes en los 30 años de historia de MSF en Brasil.

 

Asistencia a personas migrantes y comunidades vulnerables

Hacia finales de 2021, al reducirse los casos de COVID-19 y los fallecimientos a medida que avanzaba la vacunación, se levantaron algunas de las restricciones de movimiento en las fronteras de Brasil. Las personas a las que se había impedido buscar mejores condiciones de vida en el lado brasileño finalmente pudieron cruzar la frontera y entrar en Roraima; desde finales de 2018, colaboramos con la sanidad de este estado para abordar las necesidades de las personas migrantes procedentes de Venezuela

Al aumentar la llegada de personas al municipio fronterizo de Pacaraima, ampliamos nuestros servicios; asistimos principalmente a personas sin hogar mediante clínicas móviles y promoción de la salud en puntos críticos. También seguimos ofreciendo asistencia en la capital del estado, Boa Vista, donde trabajamos en centros de atención básica y en refugios tanto oficiales como informales.

En estos lugares, brindamos servicios de salud mental y de atención médica, y examinamos a personas con sospecha de COVID-19. Los equipos itinerantes también ofrecieron servicios básicos de salud en varios municipios del estado. Hacia finales de 2021, ampliamos estas actividades para atender a las comunidades indígenas en la zona de Pacaraima.

 

 

Nº de trabajadores en 2021*: 53 | Gasto: 3,9 millones € | MSF trabajó por primera vez en este país en: 1991 | msf.org/brazil

* La cifra de personal equivale al total de puestos a tiempo completo o FTE (del inglés full-time equivalent). Por ejemplo, dos personas a media jornada equivalen a un FTE. 

 

Importante: Este artículo ofrece una visión general de nuestro trabajo en este país entre enero y diciembre de 2021; es un resumen que no puede considerarse exhaustivo.

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