Desastres Naturales

MSF distribuye artículos de primera necesidad a familias desplazadas por los terremotos en Siria y Turquía
Una distribución de artículos de primera necesidad realizada por MSF a un centro de recepción que alberga a familias desplazadas como consecuencia del terremoto. ©Omar Haj Kadour

En cuestión de minutos, los desastres naturales como terremotos, tsunamis y huracanes pueden abrumar a una población entera. Miles de personas pueden resultar lesionadas o traumatizadas por la pérdida de familiares, amigos y de sus hogares.

El agua limpia, la atención sanitaria y el transporte también son a menudo víctimas de estos desastres. La respuesta rápida y coordinada para ofrecer atención médica de emergencia son vitales para asistir a las personas sobrevivientes.

Ya sea en las catástrofes de gran envergadura o en las emergencias locales, la red de trabajadores y suministros de Médicos Sin Fronteras en todo el mundo significa que podemos responder rápidamente a los desastres naturales. Por ejemplo, MSF tratamos a nuestros primeros pacientes en el terremoto de Haití tras sólo tres minutos. Con más de 40 años de experiencia, somos expertos en el despliegue de respuestas de emergencia en entornos complejos.

Llevamos personal médico altamente calificado, logistas y expertos en agua y saneamiento en las zonas de desastre. Durante décadas hemos construido un sistema de apoyo logístico y un gran número de personal experimentado que MSF puede movilizar en un corto espacio de tiempo.

Casi el 90% de nuestros fondos se recauda gracias la generosidad de los donantes privados, lo que da MSF un nivel incomparable de la independencia. Debido a esto, podemos responder de inmediato, sin tener que depender de los gobiernos o de donantes institucionales para la ayuda. Sólo hacemos llamados para fondos adicionales si el desastre es muy grande y si realmente necesitamos un apoyo adicional por parte del público.

Respuesta inmediata

El terremoto de 2010 en Haití ha sido nuestra mayor operación de emergencia hasta la fecha. El desastre mató a 220,000 personas, dejó a 1.5 millones de personas sin hogar y destruyó el 60% de las infraestructuras de salud, incluyendo dos de nuestros propios hospitales.

Respondimos mediante la contratación de miles de nuevos trabajadores, en su mayoría haitianos, que trabajaron en 26 centros médicos – incluyendo un hospital de campaña en un campo de fútbol. En 10 meses tratamos a 350,000 pacientes, realizamos 16,000 intervenciones quirúrgicas, y cuando la epidemia de cólera se desató, tratamos al 60 por ciento de los casos en todo el país.

Haití mostró cómo la respuesta a un desastre natural, a menudo va más allá de la crisis inmediata. La fase de emergencia, donde respondió con servicios de cirugía, atención médica, apoyo psicológico, alimentos, refugio y agua, fue relativamente corta.

A largo plazo, fue necesario contener y limitar la propagación de enfermedades infecciosas, restablecer los sistemas de salud y apoyar a las personas que habían perdido sus casas y estaban viviendo en refugios temporales.


Preparación para emergencias

Debido a que contamos con proyectos en más de 70 países de todo el mundo, a menudo ya contamos con los trabajadores humanitarios cerca de la zona cuando ocurre un desastre natural. Estas personas son apoyadas por los “Equipos de Emergencia”, quienes están en estado de alerta permanente en las sedes, y quienes son expertos en hacer evaluaciones rápidas y organizar de respuesta inmediata.

Los suministros médicos y logísticos, en forma de kits pre armados, ​​listos para el despliegue rápido, se almacenan en centrales ubicadas en lugares estratégicos en todo el mundo, y se cuenta con una lista de personal con experiencia que está dispuesto a dejar todo y salir de inmediato a trabajar en un desastre. Todo esto significa que podemos estar ahí donde las personas nos necesitan lo más rápido posible. Los casos médicos urgentes no pueden esperar.


Donación de alimentos, ropa o medicamentos

En MSF no aceptamos donaciones materiales de particulares por problemas de costo, clasificación y almacenamiento, y porque algunos productos pueden ser incompatibles con nuestros programas. Para que la ayuda sea rápida y efectiva, lo compramos todo a través de dos centrales de compras propias que, además de conseguir mejores precios, tienen el material adaptado a nuestras necesidades, preparado para ser enviado con urgencia y llegar en buenas condiciones al lugar de destino.

Otros productos necesarios, como materiales de construcción, comida o combustible, se compran en el terreno, lo que además, ayuda a las economías locales a recuperarse.

Financiación de emergencia

Como organización, nos enorgullece el increíble apoyo de nuestros donantes. Nuestra estructura de financiación se basa en una gran cantidad de donaciones regulares de millones de personas de todo el mundo que nos dan una suma de dinero cada mes. Esto nos da la flexibilidad -y el flujo de efectivo- para responder a las emergencias a medida que ocurren, en lugar de crear ‘ollas’ de financiación individual para cada crisis por separado.

Es raro que en MSF solicitemos fondos del público para una única crisis -y tomamos la decisión de hacerlo de manera colectiva y con mucho cuidado- porque tenemos oficinas en más de 25 países de todo el mundo y buscamos asegurarnos de que, responsablemente, sólo recaudemos lo tendremos que gastar.

En 2004, tras el tsunami del Océano Índico, MSF se encontró muy rápidamente sobre-financiada para el trabajo que teníamos que hacer (la gente había fallecido o no tenían necesidades médicas extensas, y la respuesta pública mundial había sido masivamente generosa).

Este sobre-financiamiento se dio a pesar de que cerramos nuestro llamado luego de pocos días. Por eso, ahora somos muy cautelosos para calcular la financiación «etiquetada» con los presupuestos operativos. Evaluamos muy cuidadosamente la cantidad que necesitaremos para nuestro trabajo y la cantidad que el público nos puede dar.

En casos de emergencias esto es muy difícil de hacer y a veces nos hemos equivocado. Por ejemplo,frente al terremoto de 2010 en Haití, en el que terminamos necesitando y gastando mucho más de lo que nos permitimos recaudar de forma «etiquetada».

Sin embargo, nuestros donantes pueden confiar en que pensamos muy detenidamente sobre la posibilidad de solicitar cualquier apoyo adicional -y que si les pedimos fondos adicionales para una crisis, es porque la magnitud de las necesidades y de nuestra respuesta, realmente lo justifica.

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