Meningitis

La meningitis meningocócica es una enfermedad muy contagiosa que causa la inflamación grave de las meninges. Los niños y niñas menores de 5 años son especialmente vulnerables a la enfermedad.

¿Qué es la meningitis?

La meningitis meningocócica es provocada por la bacteria Neisseria meningitidis. Es una enfermedad muy contagiosa que causa la inflamación grave de las meninges y cualquier persona puede resultar infectada, incluyendo menores de edad quienes son especialmente vulnerables.

Se registra principalmente en el África subsahariana, en el llamado “cinturón de la meningitis”, el cual se compone de 26 países que van desde el oeste de Senegal hasta el este de Etiopía, cubriendo una población de unos 300 millones de personas.

La meningitis es una infección de las meninges, que son las membranas que recubren el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal).

Puede causar importantes daños cerebrales y es mortal en el 50% de los casos que no reciben tratamiento.

Las causas más comunes de meningitis son infecciones (virales, bacterianas y por hongos).

Las meningitis de origen viral son generalmente benignas, mientras que las meningitis bacterianas son graves y pueden ser mortales. 

Hay diferentes bacterias que producen meningitis. Neisseria meningitidis, conocida como meningococo, es la que tiene el potencial para causar grandes epidemias.

La enfermedad meningocócica se describió por vez primera en 1805, en un brote que asoló Ginebra (Suiza).

¿Cómo se transmite la meningitis? 

La infección se transmite solamente de persona a persona, a través de gotas de saliva.

Por eso, un clima seco y ventoso fomenta su propagación: la garganta se irrita y deja de actuar como barrera para las bacterias. El hacinamiento, por ejemplo, en asentamientos de personas refugiadas, es otro factor de riesgo.

Una persona puede ser portadora de la bacteria sin presentar síntomas y propagarla al toser o estornudar. En general, una persona puede ser portadora de las bacterias durante un periodo de entre 5 y 15 semanas.

¿Qué síntomas tiene la meningitis?

Los síntomas dependen de la edad de la persona enferma. Los niños y niñas mayores de 1 año y las personas adultas pueden tener fiebre, intensos dolores de cabeza, fotosensibilidad o rigidez de nuca, y en las formas graves, coma, convulsiones o alteraciones neurológicas. 

Los niños menores de 1 año presentan normalmente irritabilidad, fiebre, hipotermia y una alteración del estado general (como vómitos o rechazo de alimentos). La muerte puede sobrevenir a las pocas horas de la aparición de los síntomas y sin tratamiento pueden morir hasta un 50% de las personas infectadas.

¿Cómo se diagnostica la meningitis?

Diagnosticar la meningitis suele resultar difícil, y debe hacerse rápidamente, debido a la fulminante progresión de la enfermedad.

El diagnóstico inicial de la meningitis meningocócica puede establecerse a partir de la exploración física, seguida de una punción lumbar que muestra un líquido cefalorraquídeo (LCR) purulento.

Si hay infección, el líquido es turbio y contiene bacterias que pueden analizarse en el laboratorio para identificar el germen responsable, las bacterias entonces se cultivan para determinar su sensibilidad a los antibióticos disponibles.

Se puede observar la bacteria en el examen microscópico del LCR. El diagnóstico es respaldado o confirmado por el cultivo positivo de la sangre o del LCR, las pruebas de aglutinación o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

¿Cómo se trata la meningitis?

Esta enfermedad es una emergencia médica.

Hay numerosos tratamientos antibióticos que son eficaces, aunque van variando según la edad y estado del paciente.  

En periodo epidémico, el cloranfenicol oleoso o la ceftriaxona en una sola inyección intramuscular es el tratamiento de elección, aunque determinados pacientes (embarazadas, lactantes, menores de 3 meses) tienen pautas diferentes que pueden incluir otros antibióticos, por ejemplo, si un paciente normal requiere 5 días de tratamiento, un infante menor a dos meses requiere 7 días.

No obstante, incluso con tratamiento adecuado, entre el 5 y el 10% de las personas afectadas fallece antes de dos días, y uno de cada cinco sobrevivientes puede sufrir secuelas, que van desde pérdidas de oído hasta problemas de aprendizaje.

La vacunación es el complemento indispensable en periodo epidémico para reducir el número de casos y evitar muertes.

Se estima que las campañas masivas de vacunación reactiva, cuando se ejecutan rápidamente, pueden evitar hasta un 70% de los casos.

Existen diferentes tipos de vacunas disponibles. La respuesta inmunitaria dependerá de cada serotipo y la protección que produzca la vacuna va disminuyendo con el tiempo.

En el cinturón africano de la meningitis, el meningococo del serogrupo A representaba el 80-85% de las epidemias de meningitis antes de la introducción de una vacuna conjugada contra el meningococo A en campañas preventivas masivas (desde 2010) y en los programas de vacunación sistemática (desde 2016) y tanto los polisacáridos del grupo A como los del grupo C tienen una eficacia documentada a corto plazo del 85%-100% en los niños y niñas de dos años o más y en las personas adultas (1).

(1) OMS.

Retos:  

Tiene que haber vigilancia epidemiológica de casos para detectar epidemias y actuar en casos necesarios. Además, hay que proporcionar asistencia rápida, y establecer centros de tratamiento en las zonas donde hay brotes, realizar campañas de vacunación en las zonas afectadas por las epidemias y desarrollar protocolos que se puedan implementar en zonas donde hay brotes para asegurar acceso a poblaciones remotas.

 

¿Puede prevenirse la meningitis?

La vacunación masiva temprana es el medio más eficaz para limitar la propagación de epidemias. La OMS considera que las inmunizaciones masivas contra las diferentes cepas de la meningitis han logrado prevenir hasta el 70% de los casos que podían esperarse en los brotes en África.

Concretamente, la lucha contra la meningitis A ha experimentado grandes avances: la organización sin ánimo de lucro Path y el Instituto Serum de India han desarrollado una nueva vacuna contra esta cepa, MenAfriVac, que protege durante 10 años e impide que los portadores sanos transmitan la enfermedad. Desde 2010, se han llevado a cabo campañas de vacunación masiva preventivas en Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Ghana, Mali, Níger, Nigeria, Senegal, Etiopía y Sudán, que se han traducido en una reducción del número de nuevos casos.

Sin embargo, siguen produciéndose brotes provocados por otras cepas. En Nigeria por ejemplo se han repetido epidemias de meningitis C en 2013, 2014, 2015 y 2016; esos dos últimos años, el brote también se extendió a Níger. Precisamente en este último país es donde se registró el mayor número de casos de meningitis C en 2017, sin que se produjeran grandes epidemias.

La disponibilidad mundial de vacunas conjugadas contra múltiples cepas de la meningitis (ACWY) es escasísima; además, estas vacunas son muy caras. Por todo ello, resulta imposible realizar campañas de vacunación a gran escala. En todo caso, está en desarrollo una nueva vacuna conjugada ACWYX y se espera que esté disponible y a un precio asequible en 2021 o 2022.

 

 

MSF y la meningitis

Nuestra respuesta a un brote de meningitis se basa en el tratamiento y en la vacunación: trabajamos en colaboración con las autoridades locales y nacionales de salud para reforzar o crear un sistema de monitorización epidemiológica, tratar a las personas enfermas y, en caso necesario, organizar campañas de vacunación; estas últimas incluyen actividades de información y sensibilización comunitaria acerca de las ventajas de la inmunización.

Además, en el ámbito internacional, formamos parte del Grupo Internacional de Coordinación de la Provisión de Vacunas para el Control de las Epidemias de Meningitis (ICG), que, partiendo de los análisis epidemiológicos pertinentes, se encarga de garantizar el reparto equitativo de las vacunas.

 

 

La MenAfriVac ha sido administrada a más de 200 millones de personas y ha permitido reducir los brotes de meningitis A, pero otras cepas siguen causando epidemias: la W135 y la C son especialmente letales para los niños y los adultos jóvenes. La lucha contra la meningitis requiere nuevas vacunas, más campañas de inmunización y mejores protocolos de respuesta a brotes y sistemas de vigilancia epidemiológica.

 

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