Josiane Wonzou, enfermera de MSF, estabiliza a un paciente en el hospital Centre Hospitalier Universitaire Communautaire (CHUC) de Bangui, en la República Centroafricana, donde MSF gestiona una unidad de VIH. © Adrienne Surprenant/Collectif Item

República Centroafricana

Te contamos sobre el trabajo que Médicos Sin Fronteras realizamos en República Centroafricana.

En 2021, República Centroafricana (RCA) se vio afectada por una violencia continua, lo que obligó a cientos de miles de personas a huir de sus hogares e influyó gravemente en la provisión de ayuda humanitaria.

 

Cifras destacadas de nuestro trabajo en República Centroafricana

  • 890,100 consultas externas
  • 490,800 casos de malaria tratados
  • 69,800 hospitalizaciones
  • 8,400 cirugías
  • 17,300 partos asistidos
  • 6,110 personas con VIH en tratamiento antirretroviral de primera línea en programas de MSF
  • 6,500 personas atendidas tras sufrir violencia sexual

Mapa de Actividades de Médicos Sin Fronteras en República Centroafricana durante 2021

Aproximadamente 1,5 millones de personas se desplazaron internamente o se refugiaron en países vecinos tras repuntar las hostilidades en el país; es la cifra más elevada desde el pico del conflicto en 2013 y 2014. La violencia generalizada ejerció una mayor presión sobre el frágil sistema de salud, lo que complicó el acceso a tratamiento a las personas con enfermedades crónicas o que necesitaban atención especializada.

El año comenzó con enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y una coalición de grupos armados de la oposición que se había formado en diciembre de 2020, antes de las elecciones que ratificaron a Faustin-Archange Touadéra como presidente. La violencia se propagó rápidamente y continuó durante todo el año. Con frecuencia, la población quedó atrapada en los enfrentamientos y muchas personas resultaron heridas, se vieron forzadas a dejar sus hogares o quedaron aisladas de la atención médica. Con el estado de emergencia afectando ya a la provisión de atención, la elevada inseguridad y la presencia cada vez mayor de grupos armados extranjeros hicieron que fuera extremadamente difícil para MSF y otras organizaciones humanitarias brindar asistencia donde era necesaria, especialmente en las zonas rurales remotas, donde la situación era volátil.

Aunque todo ello afectó a nuestra capacidad de proporcionar asistencia, continuamos dirigiendo trece proyectos de atención médica básica y especializada, que se centraron en la salud materno-infantil, la cirugía, la violencia sexual, el tratamiento del VIH y la tuberculosis (TB), y respondimos a muchos brotes de enfermedad. También llevamos a cabo diversas respuestas de emergencia y ayudamos a personas afectadas por el conflicto; atendimos a 390 pacientes heridos entre mediados de diciembre de 2020 y mediados de marzo de 2021.

A Bangassou –donde colaboramos con el Hospital Universitario Regional– llegaron más de 1,000 personas en busca de refugio tras los ataques perpetrados por grupos armados en enero. Otras 10,000 personas huyeron cruzando el río Mbomou hacia Ndu, en República Democrática del Congo, donde MSF reforzó su apoyo al centro de salud local e instaló sistemas de purificación de agua.

En el mismo mes, 8,000 personas fueron desplazadas cuando la populosa localidad de Bouar se convirtió en el escenario de intensos combates. MSF proporcionamos atención médica básica y servicios de agua y saneamiento a las personas que se habían refugiado en la catedral y en cinco asentamientos improvisados.

El personal médico y humanitario no ha estado a salvo de las partes beligerantes. Nuestros equipos presenciaron cómo estas desvalijaban, dañaban y ocupaban decenas de centros de salud, y sometían a los pacientes a la violencia, al abuso físico, a interrogatorios y al arresto. También fue amenazado y agredido el personal de salud comunitario en áreas rurales.

A principios de junio, redujeron a cenizas un campo que albergaba a unos 8,500 personas desplazadas a las afueras de Bambari y destruyeron un punto de tratamiento de la malaria de MSF en el asentamiento. Algunos días después, fue atacada una moto de MSF que estaba trasladando a una persona a nuestro hospital de Batangafo; murió el cuidador del paciente y otras tres personas resultaron heridas.

La presencia cada vez mayor de minas y otros artefactos explosivos obstaculizó aún más el acceso a los centros de salud, tanto para el personal como para los pacientes. Así ocurrió en zonas como Bocaranga. En el último trimestre de 2021, nuestro equipo de emergencias intervino allí para atender a sobrevivientes de violencia sexual; vacunar contra el sarampión, la difteria, el tétanos, la polio, la fiebre amarilla o la hepatitis B; y mejorar la provisión de agua y saneamiento.

Por su parte, SICA, el hospital quirúrgico y traumatológico de MSF en la capital, Bangui, recibió con frecuencia a pacientes derivados de otras provincias que requerían atención a más largo plazo, como fisioterapia y apoyo de salud mental.

 

Atención comunitaria 

Aunque la mayor parte de las actividades de MSF en República Centroafricana se siguen realizando en hospitales, en los últimos años hemos ampliado nuestros proyectos comunitarios. En 2021, continuamos capacitando a personal de salud voluntario para diagnosticar y tratar, en sus propias comunidades, algunas de las enfermedades de mayor prevalencia, como la malaria y la diarrea. Estas personas reciben de MSF medicamentos y apoyo económico y técnico. En Kabo y Batangafo, nuestros equipos colaboraron con esta red voluntaria para organizar la detección temprana y el tratamiento de la malaria en puntos de tratamiento designados.

También implementamos un modelo comunitario de atención para pacientes que requerían un tratamiento a más largo plazo, como la medicación antirretroviral (ARV) para el VIH. En lugares como Carnot, Bossangoa, Boguila, Bambari y Zémio, los pacientes de una misma comunidad se turnan para recoger los medicamentos de todos, un apoyo entre pares que facilita la adherencia al tratamiento. Debido a que RCA tiene la tasa de VIH más alta de África occidental y central, y que el tratamiento ARV es escaso, esta iniciativa representa un salvavidas para muchas personas.

 

Salud materna y supervivientes de violencia sexual

La planificación familiar y la atención materna y obstétrica también son prioritarias para MSF. RCA presenta una de las tasas más altas de mortalidad materna del mundo y, fuera de los centros apoyados por MSF, son pocas las mujeres que tienen a su disposición una atención de calidad gratuita durante el embarazo y el parto. Mientras manteníamos nuestros servicios de atención materna en Bangui, trabajamos todo el año en la rehabilitación de las unidades neonatal y obstétrica de emergencia de uno de los principales centros de salud públicos de la capital.

La violencia sexual es un problema de salud importante en este país. Aunque una parte considerable de las agresiones sexuales están vinculadas al conflicto, muchas se perpetran dentro de la comunidad. Casi todos los proyectos de MSF, incluidos los de Bambari, Batangafo, Bangassou, Bossangoa, Bria, Carnot y Kabo, cuentan ya con servicios de atención médica y apoyo en salud mental para supervivientes de violencia sexual. En el proyecto Tongolo de Bangui, en 2021, mantuvimos el programa integral de atención médica y psicológica, accesible e inclusivo, con adaptaciones específicas para hombres, para niños y niñas pequeños, y para adolescentes.

Nº de trabajadores y trabajadoras* en 2021: 3,049 | Gasto: 70 millones € | MSF trabajó por primera vez en este país en: 1997 | msf.org/car | blogs.msf.org/car | @MSFWest_Africa

* La cifra de personal equivale al total de puestos a tiempo completo o FTE (del inglés full-time equivalent). Por ejemplo, dos personas a media jornada equivalen a un FTE.

 

Importante: Este artículo ofrece una visión general de nuestro trabajo en este país entre enero y diciembre de 2021; es un resumen que no puede considerarse exhaustivo.

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